CRISTALES

2 - CRISTAL

Me encantaría poder decir que Lightfly volvió a ser joven, encontró a Darkant y lo pulverizó, pero eso no pasará, ya no pasó. Los últimos días han sido los más oscuros de toda mi vida, literalmente, cientos de nubes han ocultado el sol desde el incidente del viernes pasado, pero de estas no ha caído ni la más mínima gota de agua, es como si el planeta quisiera llorar la pérdida de su héroe, sin embargo las lágrimas no salen. Las escuelas y tiendas ya no quieren abrir, la gente tiene miedo de salir a las calles, y lo comprendo, Darkant puede hacer todo lo que quiera sin que nadie lo detenga. Me paro de mi cama lentamente, hace como tres días que no me levanto de esta, ya casi es hora de almorzar así que tomaré una ducha, entro al baño y lo primero que hago es observar mi reflejo en el espejo situado sobre el lavamanos, realmente me veo muy mal. Debo ser sincera, tengo muy claro que soy una chica de lo más normal, a excepción de mis ojos, no obstante hoy me veo realmente horrible, mirada saltona, ojeras, cabello despeinado y además apesto. Me quito el pijama, muevo la cortina de la ducha y entro en esta.

Escuché en las noticias que llevaron a Lightfly a un hospital y aún sigue en cuidados intensivos, es un milagro que esté vivo aún. Quien lo atacó fue un obrero de familia humilde, un hombre que nunca tuvo algún tipo de conducta delictual, él solo trabajaba para mantener a su familia. Es un total misterio como llegó a poseer el denominado Cristal de Edad y también lo son los motivos que lo llevaron a aliarse con Darkant. Giro la perilla del agua, los chorros del frío líquido comienzan a deslizarse por mi rostro, tomo el champú de manzanilla y con este comienzo a masajear mi cabello con mucha calma hasta dejarlo cubierto por completo de espuma, lo siguiente que hago es pasar la barra de jabón por todo mi cuerpo. He pensado cientos de veces en ir al vertedero, voltearlo por completo para dar con el cristal, es como buscar una aguja en un pajar me dice mi mente, además de seguro Darkant ya fue por el. Dejo que el agua se lleve todo el champú y jabón de mi cuerpo, tomo una toalla pequeña para secar mi cabello y con una más grande seco todo lo demás.

-¡Arianza! -grita mi madre desde la primera planta de la casa.

-¿Qué sucede mamá? Estaba tomando una ducha. -le contesto a gritos.

-Axel ha venido a verte, dice que tiene algo importante que decirte. -contesta mi madre. Maldita sea, siempre tiene que ser tan inoportuno.

-Dile que bajo en un par de minutos.

Me seco rápidamente, corro hacia mi habitación y tomo lo único que encuentro en mi armario. No he lavado ropa, así que todo lo presentable tiene que estar en la canasta de la ropa sucia aún, siento que la vida está buscando que me sienta peor de lo que ya me siento. Bastante molesta me pongo la única camiseta limpia que encuentro, es de color celeste y trae la imagen de dos conejitos, me cuesta creer que alguna vez me atreví a usar esto, junto a esta me pongo un short de color canela y un par de botines, creo que este atuendo luce perfecto para actuar de payaso en un circo ambulante. Bajo las escaleras, en la sala de estar me encuentro con Axel, tiene su típica sonrisa en el rostro, es la única persona que podría estar así estos asquerosos días.

-Buenas noches Arianza. -dice bromeando, como usualmente lo hace.

-¿Existe algo bueno actualmente Axel? -le cuestiono mientras intento buscar algo de positivismo en mi interior, no hay, no existe.

-Oye claro que existe, el hecho de estar vivos ya es algo bastante bueno. -me contesta, de pronto se pone a acariciar mi cabello mojado-. Aunque será mucho mejor cuando encontremos ese cristal en el vertedero y te transformes en Súper Ari.

Maldito idiota, ha logrado sacarme una risa.

-Ay Joseph, esa idea ha pasado por mi mente a cada momento. -le digo completamente resignada-. De seguro Darkant ya fue por el cristal.