o c h e n t a

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O cuando la brisa se vuelve tormenta.

—Dame tu celular — lo oí decir, y el rubio sin renegar ni un poco se lo entregó quedando a su merced

El castaño revisó el celular buscando en cada orilla, como un maníaco, como un puto desquiciado, tenía ganas de partirle los dientes a la mitad.

El rubio, miraba hacia el suelo, subordinado, como si fuera su obligación, como perro sucio.

Después de revisar su celular unas cincuenta veces, el castaño siempre pronunciaba las mismas palabras.

—Algo has de borrar — y se callaba, y se callaban, no decían nada, no se miraban.

Y el mundo ardía en llamas.

El siguiente día, era igual. El maldito desquiciado lo hacía tantas veces al día.

Sonaba un tono.

Y el castaño revisaba. Era un mensaje de su mamá.

Sonaba otro tono. 

Y el maldito revisaba, era un whatsapp de una amiga.

Y el castaño gritaba, su voz se oía en las 4 esquinas de la tierra, el rubio no decía nada, escuchaba cada insulto.

—¡No quiero que le hables más!

—Esta bien

—¡Seguro le gustas! ¡Seguro fue ella!

—Esta bien

Y así, poco a poco, el rubio fue perdiendo la dignidad y los pocos amigos y amigas que tenía en el planeta.

Pero fue un él, pero fue un él. Yo decía, para mis adentros. Pero fue un él no un ella, y aun así, el castaño dudaba de todos, de todos. Y yo deseaba gritar, para que parara, para que me golpeara lo que me tenía que golpear y dejará a Tom en paz.

Pero no podía. No pude jamás.

—Dame la contraseña de tu facebook — y el rubio se la daba

—Dame la contraseña de tu instagram — y el rubio se la daba

Tom le llevaba flores todos los días, esperando que de alguna forma sonriera, pero él no sonreía.

Ya no se besaban de la misma forma, el castaño le tomaba por los cabellos y le apretujaba, lo toqueteaba, con brusquedad, sin cariño. Le besaba el cuello frente a todos, y Tom no decía nada.

Robert enloqueció, hacía esos actos de agresividad para con él porque creía que si el mundo entero veía que era suyo y nada más, nadie se le acercaría, creía que si el mundo entero podía oler su deseo, nadie se le acercaría más.

Tom cumplió 16, y él tenía sólo 15, yo me preguntaba lo mismo cada vez. ¿Cómo mierda?

El día en que Tom cumplió los 16, todos sus amigos (contados con los dedos), le llevaron un regalo, Tom sonrió tanto ese día pero Robert con ambos dedos aplano esa sonrisa.

Antes de que Tom abriera los regalos, los abrió él. Leyó las cartas antes de que las leyera él, si una no le gustaba de alguna forma, la rompía, y Tom no hacía nada.

Yo me acerque a regalarle algo antes de que Robert volviera del baño.

—No dejes que lo vea — le dije

—Bien — Tom sonrió y tomó el regalo en sus brazos, lo guardó con rapidez en su mochila y luego miro a los lados para asegurarse de que él no lo viera por detrás

—Esto tiene que parar, Thomas

—No pasa nada malo, Eith, vete — decía.

"No pasa nada malo, Eith" ¡Carajos! ¡Claro que si! ¡Por supuesto que si! ¿Porqué? ¿Porqué la gente se deja por amor? ¿Porqué? Y aun peor. ¿Porqué la gente se enamora de personas así?

Lo 

lamento.

NOTA DE AUTOR IMPORTANTE: un lector me pidió que subiera dos o tres capítulos al día, quiero tomar su opinión, ¿les gustaría que subiera un capítulo por la mañana (como siempre) y uno por la noche? O sigo subiendo uno por día, uds digan 💗

Va con b, vurroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora