Prólogo

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Costa sudeste de La Española, dominios del mar Caribe, 1715.

"El Fantasma del Galeón" logró perderse de vista debido a la noche que caía, el sol ya se estaba ocultando.

—¡Tierra a la vista capitán! ¡Estamos llegando a tierra! —Gritó uno de los hombres desde su puesto de vigía señalando el horizonte.

El primero al mando sin perder tiempo ajustó su catalejo en la dirección indicada.

—Maldita sea tener el viento en contra y no a nuestro favor. —Mascullaba furioso el contramaestre luego de observar el mapa que tenía en sus manos—. Llevamos días siguiendo a esos perros asquerosos, ¿y ahora se esconden allí?

—No olvide que casi somos iguales señor Duffray. —Le contestó con tranquilidad su capitán.

—Lo que sigo sin entender es desde cuando también nos volvimos bucaneros. —Añadió el teniente Grant, la mano derecha del capitán.

—Todo es parte del oficio señor Grant pero no somos contrabandistas aunque persigamos los mismos intereses, simplemente hacemos transacciones comerciales. —Insistió el hombre de la manera más cortés.

—Por el rey. —Refutó apretando los dientes el contramaestre que parecía no hacerle gracia.

—Nuestra misión era tomar El Fantasma del Galeón y su interesante carga, cosa que de un modo u otro haremos. —Insistió el capitán—. Pero si estos creen que nos han perdido y que este señuelo —señaló el puerto—, nos va a engañar y nos hará desistir, se equivocan. Ese barco aún lleva un curso y ese es Tortuga, así que vamos a seguirlo aunque tengamos que rodear esta tierra.

—¿Y para qué iremos a ese puerto entonces? —Inquirió el contramaestre con desagrado—. Nuestra ruta es Tortuga y luego Virginia.

—Eso lo sé pero si un grupo del Galeón bajó con un propósito para ir a ese lugar por algo lo hizo.

—Para despistar, quieren distraernos. —Expresó el teniente—. Recuerde que también hay otro asunto que perseguir.

—No lo he olvidado como tampoco van a distraernos, capturar a Edward y tomar posesión de La Barbaretta sigue siendo un objetivo del cual no descansaré. Sin embargo creo que merecemos un momento en tierra luego de estar tantos días en el mar, así que entonces hagamos algo de turismo señores. —Le dio su catalejo al hombre dirigiéndose a los tripulantes que lo acompañarían—. Echemos un vistazo a ese lugar, al menos yo todavía no lo conozco... de cerca.

—¿Pero y si hay problemas con los soldados? Recuerde que es dominio español. —Insistió el contramaestre.

—Entonces haremos nuestra entrada como sólo nosotros lo hacemos. —Curvó los labios con malicia—. Además si los otros ya se adelantaron es posible que también hayan limpiado el camino.

—Y quieran limpiarlo también de nosotros. —Repetía el contramaestre en su necedad.

El capitán evitó rodar los ojos. Se prepararon los botes como también un grupo de hombres armados.

—Teniente Grant queda a cargo de la nave. —Ordenó el capitán al mismo tiempo que preparaba sus armas.

—Señor con todo respeto no me parece prudente, ese no es asunto nuestro. —Le dijo el hombre—. Sigamos el rumbo hacia Tortuga, perderemos mucho tiempo varados aquí y los enemigos ya nos llevan demasiada ventaja.

—Sólo será un momento, el tiempo lo podremos reponer. No sé cuánto tiempo nos llevará esto pero si para la media noche no hemos vuelto zarpen y sigan el rumbo entonces.

La EmperatrizWhere stories live. Discover now