fragmentos de estrellas dentro de mí│poesía.

Ángel de Neón

Mujer de sensibilidad infravalorada ante ojos hostiles e ingenuos.
Las más duraderas amistades le fueron otorgadas por sus sentimientos ambivalentes.
Nefelibata de primera, siempre inalcanzable, caminando incesantemente entre astros de un universo ajeno.
Construyó una casa de ladrillos en donde, a escondidas, su compostura se deforma y se desintegra.
Sus lágrimas se desbordan en la oscuridad de la noche, desatando la melancolía con vehemencia.
Lleva consigo una banda sonora en el bolsillo, y los ojos pegados en el apacible manto.
La ansiedad, tortuosa e invulnerable, la persigue como si de su sombra se tratase, golpeando en lo hondo de su estabilidad.
Encierra curiosidad en ella, inmarscesible y siempre hambrienta de todo cuanto entra en su cabeza.
Latente inocencia golpea su puerta cada otoño, y el arrepentimiento se desliza por su piel cada invierno.
El espejo refleja a un ser absorto en un lago de inseguridad, habitado por escurridizos pesares.
La pasión es inextinguible, siempre ardiendo, siempre quemando; incluso cuando el brillo en sus ojos no es más que un deje fantasmal.
La sonrisa en sus labios es siempre sincera, y la risa emitida desde el fondo de su garganta es un goce eterno e inolvidable para su alma.
Deseos no articulados ocupan su mente día y noche, acrecentando sin piedad el tamaño de sus sueños.
Amiga de una soledad perpetua, aún cuando las luces brillan y la habitación rebosa de gente.
La sed de amor originó en su interior un océano de romanticismo cuyas olas chocan violentamente con la costa de un temor dañino.
La dulzura le atrae; tiene el estómago lleno de chocolate, pero el corazón tan vacío que le sofoca hasta sollozar.
La honestidad abunda, fluyendo de sus labios con naturalidad, a veces, sin una pizca de sutileza.

Es complicada, distante, y taciturna.
Es risueña, cálida y habladora.
No desesperes.
Así es el ángel de neón.

- mackenzie osterberg