Los chismes viajan más rápido que el sonido - P1

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PRINCIPIO BÁSICO PARA MANDARLO TODO A LA MIERDA 1: no creas ni hagas caso de todo lo que te dice este principio.


Escritor de Un beso bajo la lluvia pierde los estribos en grupo de apoyo —leo en voz alta, como buen miércoles por la mañana en la cafetería de la universidad, la primera plana del diario La Quinta Expuesta, el cual evidentemente expone su urgencia de noticias trágicas y se ha resignado a dar noticias faranduleras o sobre chismes que poca importancia tienen ya—. El escritor célebre del libro Un beso bajo la lluvia, Felix Frederick...

—Él es tan ardiente... Es como... serio, indiferente, lleno de misterios y extremadamente guapo.

Y como todo buen miércoles en la cafetería, mi amiga Katrina debe interrumpir mi lectura en voz alta para lanzar al aire cualquier clase de comentario. Ah, pero pobre del humano que interrumpe su lectura, vivo no queda.

Esta vez le toca lanzar flores al sujeto que a mi aparente juicio no lo merece, por lo que no escatimo en refugiar mis más hórridos pensamientos en su contra.

—Sí, y al parecer lo que tiene de guapo lo tiene de pesado. He escuchado que nunca ha hecho una firma de libros, nunca se saca fotos con nadie, no ha querido responder pregunta alguna sobre lo que escribió y ahora, al parecer, se volvió loco en el supuesto grupo de apoyo al que asiste para superar a su novia muerta.

—Pobrecillo —continua mi amiga, compadeciéndose de él con una voz aniñada—, quizás qué cosa fea le preguntaron.

—Apuesto a que nada. Eso de su novia fallecida y el libro basado en una historia real me parece pura publicidad. Y una de mal gusto. Pretender que tu historia es real... ja, ja.

—Lo es. ¿Recuerdas a la novia de Amir?

—¿Cuál de todas? —Me encojo de hombros ante su mirada aburrida.

—La más reciente.

—¿La de orejas grandes?

—Sí; ella enseñó una foto en el grupo de WhatsApp de la lápida.

¿Fotos de la lápida? ¿Qué clase de persona enferma y morbosa hace eso?

—Qué turbia esa chica, quedó cucú desde que Amir la dejó.

Una mirada recelosa me es lanzada. Katrina adora demasiado a su hermanastro como para admitir que el chico tiene problemas serios de guapura extrema y encantos que lo hacen extremadamente atractivo y que, por consiguiente, lo tienen con un ego que provoca el término de cada relación porque —según él— merece más.

Es un idiota, pero más idiotas son las chicas que terminan rogándole volver. Lo peor es que Katrina, tonta niña boba y enganchada a su hermanastro, lo tiene en un altar y todo lo que él hace lo ve bien. Bueno, Amir soltero significa un puesto más para alcanzar la relación fantasiosa y prohibida de libro que a ella tanto gustan.

De manera brusca, Katrina me arrebata el periódico de las manos y comienza a leer. Cuando sus ojos se agrandaron sé que ha encontrado la bajada de la noticia. Coloca su dedo sobre la plana y alza las cejas de manera involuntaria.

El joven escritor estalló en cólera este 24 de octubre tras el ofrecimiento del terapeuta. Felix Frederick, que tras meses de asistencia jamás optó por compartir sus experiencias, se destapó en razones por las que el grupo de apoyo le parece una total aberración y por las que jamás esperaría obtener ayuda alguna de él. —Se detiene y reflexiona. Yo prefiero no darle muchas vueltas a lo recién escuchado y beber de mi café—. Meses sin hablar. O sea, el pobre se estuvo conteniendo todo este tiempo lo que siente.

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Dejo el café sobre la mesa como si fuera el martillo de un juez pretendiendo hacer el orden.

—¿Por qué lo justificas, Kat?

—Es que me pongo en su lugar, empatizo con su pérdida.

—¿También lo hiciste cuando te conté que soy "la huerfanita"? —Enrojece porque sabe que no es así. Cuando le conté sobre mi terrible apodo de niña se echó a reír—. Sentir lástima por el tipejo ese es una ridiculez; mejor siente lástima por mí, si no lleno la cuota de este mes probablemente me matarán.

Los grises ojos de Katrina se achinan bajo su flequillo castaño y graso. Parece que ve a una víbora, y tal vez muy diferente no me veo, porque este día visto de verde y traigo botas de cuero sintético de serpiente.

—Eres tan fría...

Su acusación es certera, sí, pero me niego a creerla.

—Soy realista: de mi nadie se compadece, de él se deben compadecer miles. Además, es horrible. Sus dientes son de conejo, tiene cara de drogadicto, le faltan unos kilos y ese tatuaje... Puaj.

—Tú estás molesta con él porque...

—Nop. Cállate. No sé de qué hablas. Ese momento en mi vida estará sepultado y dijimos... No, prometimos jamás hablar de él.

Mi amiga solo forma una sonrisa disimulada y continúa leyendo la noticia. Yo, en mi silencio de sepulcro y fingiendo saborear del café, comienzo a recordar aquel terrible día en que mi odio rotundo y enemistad surgió en contra de Felix Frederick.

El chico en cuestión asistía a clases de Literatura tras haber sacado su primer libro y muchos se acercaban a él para pedirle alguna firma. Katrina no quiso ser la excepción, pero no se atrevía ni a mirarlo, así que decidí ir yo —dado a que coincidíamos en clase de Gramática— a pedirle que firmara su libro. Todo bien hasta que su personalidad de mierda se estrelló en mi humilde gesto de buena amiga. Su rechazo se dio frente a muchos compañeros, fue una humillación que llevó a mi enemistad jurada. Y como mi reputación entre sus seguidoras babosas no es la mejor, se encargaron de exagerar todo transformando lo sucedido a un «La perra de periodismo intentó ligar con Felix Frederick y él la rechazó. ¡Tómala ya, perra rubia de buenas curvas a la que culpamos de que nuestros novios volteen a verte!».

—En parte es mi culpa —hablo en un tono bajo tras disipar los recuerdos brumosos surgidos en mis pensamientos—. ¿Qué más podía esperar de alguien tan pedante como él? Me alegro mucho de que ya no se vea por aquí.

—Creo que se tiene licencia por una depresión o algo así.

—El karma es bello.

—Claro, amiga, si tú lo dices.

Antes de acabarme el café que ya me sabe a victoria, recibo un mensaje de Mildred Drew, mi compañera de trabajo.

Tengo a un nuevo cliente
Se llama Kyle Randall y no es de la zona
😉
Te interesa?

—Otro pajillero —le comento a Kat.

—¿No habíamos dicho que dejarías los chats sexuales?

—Shh..., baja la voz. —Meneo las manos para hacerla callar. Ella se hace hacia atrás y luego mira alrededor comprobando si alguien la oyó—. No es como si pudiera negarme, haciendo esto gano más dinero que en mis otros dos empleos.

—Consíguete un Sugar Daddy, es mejor y más sensato.

—Prácticamente es lo mismo, nada más que eso sería público y este humilde trabajo de chats es privado.

Vuelvo al celular y escribo:

Me interesa.

Bloqueo la pantalla para continuar bebiendo mi café.

Debería sentirme tranquila y prepararme mentalmente para soportar a otro tarado calenturiento que usará mis fotos para la intimidad. Lamentablemente, mi mente se encuentra intranquila. Puede que sea la permanencia de los recuerdos sobre mi encuentro con Felix Frederick o puede que, por más que intente negarlo, estoy terriblemente enganchada a él.



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¿Masoquismo? ¿Dónde? ¡Pues aquí, señores! Creo que ese será el nombre que les daré a los lectores que esta historia: Los masocas empedernidos. Qué besho <3

En fin, esta es la primera parte del primer capítulo de Felix. La próxima parte será narrada desde el punto de vista de él y sabremos un poco qué pasó en el grupo de apoyo.

Y ya que menciono "apoyo", quiero agradecer a todos los que están leyendo la historia por aquí <3 Gracias por acompañarme en esta nueva historia y, por qué no, nueva aventura. Lo que depare esta historia también (weno en parte :v) en un misterio para mí. Ya veremos qué planes macabros saldrán mujojo

Les dejo un gif del Felix cospleayando a Clark Kent (?

Les dejo un gif del Felix cospleayando a Clark Kent (?

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