Falling

Smell of Betrayal

Mikel y sus amigos reían y bailaban, algunos de ellos echando miradas al grupo de chicas que se habían subido al pódium y esperando al mejor momento para entrarles. Sonaba un remix de una de las canciones de reggaeton de moda, y aunque a ella le gustaba perrear, en ese momento sentía que no era suficiente con las dos cervezas que se había tomado en el bar anterior. Ser la única chica en un grupo de amigos— a excepción de Nieves, la nueva novia de Álvaro, que aún no había llegado y era bastante tímida— a veces podía ser un suplicio, y más cuando los chicos decidían que esa noche tenían que ligar sí o sí. Algunos, los más desvergonzados, habían intentado ligar con ella. Luisa acababa de salir de la sala, dispuesta a fumarse un cigarro, cuando uno de ellos aprovechó la estrechez del pasillo para poner su mano en la parte baja de la espalda de la chica.

"Quieto o te corto la mano," le había espetado, mirándole con odio.

"Chavala, que sosa eres."

"¿Sosa? Lo que pasa es que no tengo tan mal gusto como para liarme contigo."

"Juanjo, déjala en paz." dijo una voz femenina, haciendo que ambos se girasen de golpe. Era Carolina, la ex novia de Álvaro y clienta habitual el bar de las hermanas Gómez, que se acercaba a ellos con una sonrisa en la cara. Iba vestida con vestido azul corto, su pelo recogido hacia atrás en un perfecto moño que Luisita sabía que debía de doler. Tanto la chica como su expareja eran de familias con mucho dinero, y a veces Luisita odiaba la prepotencia y superioridad con la que hablaban a los demás. Sin embargo, mientras el chaval se alejaba y se iba a charlar con un chico, la rubia agradeció el tono de la otra. Sacó un mechero y cigarrillos de su bolso mientras la otra llegaba hacia ella. "Ay Luisita, que siempre se te acercan los más pulpos."

"Es una maldición que tengo, aparentemente." la chica sonrió y se dieron dos besos, para luego acercarle la cajetilla a la otra.

"No, gracias. Ya sabes que yo de esto nanai."

"Abstemia, no fumadora y lejos de todo vicio, ¿no?" Luisita la vio asentir. "Así me gusta, que no seas como el gilipollas de tu ex... Que me cae muy bien, pero a veces apesta demasiado a tabaco, y una cosa es ser fumador y otra un cigarrillo andante."

"Bueno, Álvaro tiene sus cosas."

"¿Cuando estabais juntos fumaba así?"

"Que va, si empezó cuando rompimos. Que si una caladita en una fiesta, que si C. Tangana tiene un rollazo que lo flipas, que si Nieves cree que está guapo cuando coge el cigarrillo..."

"Bueno, espérate, que aún no se han presentado, ni él ni Nieves."

"¿Cómo que no se han presentado? ¿Pero no habíamos quedado hace una hora aquí?"

"Sí."

"Qué raro."

"Tu tampoco llegas muy a la hora."

"Tenía que hacer acto de presencia en la fiesta de mi padre, quiere enchufarme en nosequé empresa. Y bueno, al menos yo he avisado de que llegaría tarde."

"¿Has ido a la fiesta así? Buscando un sugar daddy eh...."

"Anda, no seas burra. Y me he cambiado en el coche, que lo sepas. El vestido que llevaba en la otra."

"Qué bonito debe ser tener un chófer que te lleve a todos lados. Yo me sentiría como la prota de Princesa por Sorpresa."

"Anda, no seas tonta, si es como ir en un Uber. ¿Oye, y los demás?"

"Excepto Juanjo, todos dentro. Intentando ligarse a unas guiris, tía."

"Pero si estos tienen un inglés de pacotilla."