4.10 - El Último Barco

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Ragnar ha desaparecido. Thorhall entrega la noticia a Aslaug y Bjorn de que el asentamiento nórdico en Inglaterra había sido sacrificado, y también que Ragnar tiene un hijo llamado Magnus en Wessex. Bjorn le dice a sus hermanos. Él planea navegar en el Mediterráneo. Ragnar regresa a Kattegat y desafía a sus hijos a que lo maten, si quieren convertirse en el Rey.

...

Subida a un árbol, Seren disfrutaba de una de las pocas oportunidades en las que en Kattegat el abrigo de pieles no era necesario para no morir. La chica recorría con su mirada el puerto, sin expresión alguna y sin motivación específica. El día estaba siendo muy tranquilo, de hecho, todo estaba muy tranquilo desde que Kattegat se convirtió en un sitio de comercio, o eso era lo que ella tendía a pensar. Desde tierra, Bjorn Piel de Hierro distinguió a la joven vikinga, acostumbrado a verla fugazmente subida a sitios inusuales.

— Seren, ¿te interesa pescar o prefieres seguir subida al árbol?

Una sonrisilla de medio lado se formó en el rostro de ella al oír a Bjorn, de un salto bajó de las alturas y empezó a caminar tras él. Una vez descalzos, se metieron en el agua y trataron de conseguir pescar con sus lanzas pero, tras varias capturas exitosas, Aslaug apareció por el puerto para dirigirse a su hijastro.

— Bjorn, deberías venir.

Él miró en dirección de Aslaug el poco rato que esta tardó en desaparecer y luego le dirigió una corta mirada a Seren mientras le indicaba que ella también fuese con su cabeza. La chica tenía más o menos la edad de sus hermanos y, aún así, solo era confidente del mayor. Se calzó tan rápido como pudo y desensartó el último pez que había alcanzado a ensartar, para poder tirarlo al cubo donde tenían la pesca de ambos.

Entró detrás de Bjorn —el cual seguía descalzado— a la sala del trono de la reina para encontrarla a esta frente a un hombre que, según ella, traía una historia. El hombre, llamado Thorhall, miró dudoso al príncipe y a su acompañante.

— Ella puede oírlo, es hija de Freyja.

Aslaug conocía a Seren y la amaba profundamente como si su madre fuese, años atrás, la había hallado con apenas un día de edad en la puerta del salón. A pesar de que Aslaug consideraba que Seren era un regalo de Freyja para ella, eran Helga y Floki quienes habían criado a la niña durante toda su vida pues así lo quiso Ragnar en su momento.

Thorhall, con un último vistazo dudoso a la reina, regresó su mirada a Bjorn y relató la misma historia que instantes antes le había contado a la reina Aslaug. Hacía un año, en Wessex, Thorhall se enteró de que el padre de Bjorn había dado un hijo a la reina de Mercia, niño que actualmente vivía en la corte del rey Ecbert. Un niño de 12 años llamado Magnus.

Mientras Aslaug sostenía una sonrisa irónica y sin gracia, Bjorn empezó a llenarse de ira y a dar vueltas al lugar, parando solo cuando sus ojos llegaron a la mirada preocupada de Seren. Pocas veces Bjorn había visto a la chica preocupada, y todas esas veces algo había salido mal.

— ¿Y estás seguro de que ese Magnus es hijo de mi padre?

— Como iba a saberlo —la burla de la mirada de los ojos de Thorhall ante la ira y confusión de Bjorn era más que obvia— , yo no estaba en su concepción.

— Guarda tus palabras y tus gestos, aquí eres un forastero que está hablando con el príncipe de Kattegat —Seren sostenía el tono calmo en su voz, sabía que así inspiraba más respeto—. Principe que podría matarte con un solo movimiento.

La sonrisa y la expresión socarrona del hombre desaparecieron poco a poco al ver que, mirando a Bjorn, no encontraba una negativa a la amenaza por parte de su amiga.

— ¿Por qué iba a mentir?

La expresión de Bjorn a cada momento era más dura y preocupada, Seren solía notar con facilidad cuando su amigo lo pasaba mal y no dudó en dar un paso hacia él para posar su mano en su hombro. Tan pronto como levantó la mano, la reina Aslaug bajó de su trono y se dirigió de nuevo a Thorhall.

— Los oficiales de Ecbert os contaron alguna cosa más.

De nuevo, Bjorn levantó la vista del rostro de Seren para posar sus ojos en los del forastero.

— ¿Y bien?

— Se trata de la colonia que dejasteis en Wessex, preguntamos por ellos y se rieron, dijeron que había sido destruida nada más zarpar tu padre, pero que habían dejado huir a algunos de los colonos para que informaran a tu padre como advertencia.

— Él nunca ha dicho nada.

— Pregúntale.

— No sabemos donde está Ragnar —Aslaug alcanzó a decir esto tras un gesto de dolor por la marcha de su esposo— . Se marchó tras su derrota en París, hace años que no le vemos. Ve a descansar. Has realizado un largo viaje, Thorhall, te agradecemos tu visita.

Una doncella acompañó al hombre fuera sin decir palabra. Cuando quedaron los tres a solas, ninguno tenía nada que preguntar de lo ocurrido y Bjorn quería ir a la cabaña de caza a contarles a sus hermanos lo sucedido así que Seren decidió quedarse haciendo compañía a la reina. Aslaug tenía una sonrisa melancólica dado a que sus pensamientos vagaban entre los recuerdos con su marido, pero trató de apartarlo pidiendo a la niña que se arrodillase delante suyo para poder trenzarla el pelo.

— Anoche te ví en un sueño, Seren.

— ¿Y qué viste?

— Te casabas con uno de mis hijos, siempre supe que lo harías.

— Estoy lejos de tener una relación tan íntima con ninguno de tus hijos, pero, ¿puedo saber con cuál me casaba?

— También a mí me gustaría saberlo.

—————

Unas horas más tarde, Seren recorría las calles de Kattegat observando a los comerciantes extranjeros con curiosidad. Pero esa curiosidad era poco comparada con la sensación que sintió cuando distinguió a Ragnar Lothbrok paseando hacia el centro de la ciudad. Seren salió corriendo con su característica agilidad hasta dar con los Ragnarssons, estos la miraron extrañados, todos se conocían desde muy jóvenes y nunca habían conocido tal expresión de desconcierto en la cara de ella.

— Ragnar, está aquí.

Se miraron entre ellos y se levantaron sin cambiar la expresión de sus caras, pensando que Seren había alcanzado la locura. Aun así la siguieron hasta el centro de la ciudad, donde todos los hombres y mujeres de Kattegat se estaban acumulando alrededor de Ragnar.

Pidieron el paso y llegaron a colocarse frente a su padre. Ubbe, Sigurd, Hvitserk, Ivar y Seren; todos ellos mirando al que un día llego a ser su padre —o como uno— , con sus armas en las manos y la ira en los ojos. Ragnar parecía haber perdido la cordura bajo sus ojos azules y Seren lo notaba. Este se acercó al único de sus hijos que no podía ponerse en pie.

— Hola, Ivar, eres inconfundible. Parece que mi regreso no os es grato. Es obvio que todos pensáis mal de mí, y no os puedo culpar.
>> Bueno, hijos míos, ¿quién lo va a hacer? ¿Quién va a matarme? No me importa, adelante, por favor. ¿Por qué no tu Hvitserk? ¿Te crees un hombre ya? Te desafío. Líbrame de mi sufrimiento. Venga, hazlo, hazlo. Venga. ¡Hazlo!

Los gritos de su padre estaban aterrorizando no solo al propio Hvitserk si no a varios vikingos de los que se encontraban viendo la escena, aún así —salvo las
mujeres que gritaron— ninguno llegó a decir nada.

— Mira mi pueblo, ya no me apoya. Mirad. ¿Por qué hacerlo? Soy vuestro líder y os abandoné, ¿qué clase de líder hace eso, eh? ¿Qué clase de rey abandona a su pueblo? ¿Qué clase de padre abandona a sus hijos?

Mientras que las miradas de los cuatro Ragnarssons seguía puesta en su padre, llenándose cada vez de más dolor y decepción, Seren giró su cabeza y vió a los chicos con los que había crecido con la mayor expresión de dolor que habían mostrado desde que su padre se fue.

— ¿Quién quiere ser rey? Ya sabéis como va esto, si alguien quiere ser rey, debe matarme. ¿Nadie? ¿¡Quién quiere ser rey!?

𝐒𝐄𝐑𝐄𝐍 - 𝖵𝖨𝖪𝖨𝖭𝖦𝖲 // PAUSAWhere stories live. Discover now