Parte III: Ocaso y Amanecer

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Decides adentrarte a pesar de las lenguas ajenas.

-Que sean mis sentidos quienes describan lo que pudiera esconder el bosque.-Dices observando la entrada.

Los árboles, conforme te adentras crecen, sus raíces se entrelazan las unas con las de otros seres que decidieron permanecer inmóviles en el lugar formando una red desde la lejanía.

De algunas plantas emanan tenues luces que instan a descansar, algunas, para tu sorpresa dan vueltas a tu alrededor con suma lentitud, otras mantienen una prudente distancia. Sigues deambulando con la esperanza de poder salir del bosque, acompañada de las tenues luces, logras dejar atrás la arboleda para llegar a lo que parece ser el corazón del bosque, siendo un descampado...

De algunas plantas emanan tenues luces que instan a descansar, cierras los ojos, el andar se endurece, desistes y te acomodas en el árbol más cercano: es momento para el descanso. 

-Levantaros querida, no es momento para holgazanear, aún menos sin pedir permiso al árbol en el que permaneces yacente, ¿dónde quedaron los modales?-Explica una dulce voz.

Te levantas al poco y vistas a una persona, un ser que está sentada sobre la branca de un árbol, sus ojos recuerdan, de una plata que recuerda a la de la luna están fijados en ti.

La espada emite un sonido que recuerda al del cristal vibrando cómo respuesta a sus palabras.

-No la desenvainéis todavía, primero has de escoger qué musa os acompañará, ya habrá momento para explicaciones, vamos, elige.

¿Qué musa será la que te acompañe?

The BardWhere stories live. Discover now