Capitulo 51

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Narra Malú

+ La cena viene con postre incluido

Afirma gracioso tendiéndome un chocolate junto al bocadillo y una Coca Cola.

-Mmmm

Paso la lengua por mis labios exagerada y le hago reír

- Adoro el chocolate.

Le miro mientras devora su bocadillo y solo puedo pensar en lo sexy que es comiendo, me recuerda a Brad Pitt en la película de Joe Black. ¿Como puede estar tan bueno joder?, no sé por qué trabaja de médico cuando podría ser modelo perfectamente.

+ ¿Qué me miras?

Me ha pillado, ¡me cagó en mi vida!

- Nada, tenías hambre?

Ruego al cielo que parezca creíble mi pregunta y no se haya dado cuenta que necesitaría un babero en estos momentos.

+ ¡Mucho! – reconoce – ¿y tú no comes?

- Claro

Abro el envoltorio dispuesta a unirme a nuestro pic nic en mi habitación del hospital

- Gaby...

+ M?

Alza la mirada de su bocadillo para posarla en mis ojos.

- Gracias.

El solo estira su brazo y deja una suave caricia en mi cara, cierro los ojos disfrutando del contacto, pero decido quitarme.

+ ¿Qué pasa?

Pregunta contrariado.

- Debiésemos hablar

+ Ya, lo sé, pero..

- Ahora si estamos solos

No quisiera que pase más tiempo, me gusta demasiado y su actitud no deja de confundirme, no quiero luego darme contra una pared.

+ Pueden llamarme en cualquier momento – se excusa – Ahora está todo tranquilo, pero si me llaman no puedo demorarme, estoy trabajando.

- No quiero esperar más, me confundes demasiado.

+ ¿Qué te confunde?

- Tu comportamiento Gaby, a veces me tratas increíble y otras desapareces, me dices que te hago daño sin decirme el por qué. No entiendo nada, pero no quiero que me hagas daño tú a mí.

+ ¡No pequeña!

Pone su mano sobre la mía acariciandola

+ Lo que menos quiero es hacerte daño

- Pero lo haces Gaby

Quito mi mano.

+ Malú.. yo.. joder...

Suspira y se acaricia la cabeza como tantas otras veces

+ Me gustas, mucho

Dice sin ser capaz de mirarme a los ojos.

El destino está empeñado conmigo y su móvil suena interrumpiendo nuestra conversación probablemente en el momento más importante.

+ La Puta madre – farfulla – tengo que irme.

- Vuelve

Le ruego.

+ No sé cuánto voy a tardar.

- No me importa, por favor, vuelve... tu también me gustas mucho

Digo esto último casi en un susurro pero sé que me ha escuchado.

+ Duerme, anda, estabas cansada.

- ¿Vas a volver?

Insisto.

+ Por supuesto

Confirma, casi tan bajito como le he hablado antes yo, se acerca a mi y deja un tierno beso en mi cabeza para salir corriendo y dejarme con una sonrisa de adolescente en la cara.

Solo el amor nos salvará Donde viven las historias. Descúbrelo ahora