¿Que es la felicidad?

El Sonido de la Guerra Parte 5

||Las aves toman vuelo y se alejan,
Las flores se marchitan y mueren.
El tiempo avanza y nunca regresa. ||

El susurro del viento chocaba contra las hojas de los árboles, el fuego y los gritos consumían el lugar.

Lan Wangji apenas si podía mantenerse en pie.

Sus pies dolían, sus brazos apenas si tenían la fuerza necesaria para seguir luchando.

Pero tenía que hacerlo, no podía rendirse. No ahora que era la batalla desiciva.

El ejército de Gusu Lan había logrado interceptar la ubicación del campamento Wen, gracias a la información proporcionada por un espía dentro de las filas enemigas.
Y como fue de esperar, una vez que Gusu Lan recibió el reporte, se puso en acción de inmediato y movilizó a todas sus tropas.
La batalla no tardo en empezar una vez que llegaron al lugar.

Sangre y fuego.
Todo se volvió un caos.

No había lugar para distracciones.

Su único pensamiento debía ser matar y ganar, y sólo eso.

Sin embargo Lan Wangji no podía dejar de pensar en esa persona.

Wei Wuxian.

La última vez que lo había visto fue cuando partió con el joven Wen, hacia la torre del imperio enemigo.

"—Si logramos destruir la torre, el enemigo habrá perdido su ventaja y ya no podrá seguir prediciendo nuestros movimientos desde la altura. "

Eso había dicho Wei Wuxian.

"—Por favor, déjenme ir. Se que Wen Ning puede ayudarme a entrar, confío en él."

No tenían opción. Tenían que intentar todo, así que el Clan Lan y el Clan Nie aceptaron a regañadientes la propuesta de Wei Wuxian y lo dejaron partir.

Lan Wangji no estuvo de acuerdo con aquella desicion, pero no encontró la fuerza para hablar y tratar de detener aquella imprudente acción.

“El joven Wen podría traicionarnos, y Wei Ying podría..... "

Lan Wangji suspiro.

Ni siquiera entendía porque se preocupaba todavía por él.

No tenía derecho.

Y así debía ser.

No eran cercanos. El mismo lo había dicho.

¿verdad?

Lo dijo semanas atrás, y Wei Wuxian entendió. Se alejo de Lan Wangji y nunca volvió a cruzar palabras con él, lo evitó como si se tratase de una plaga. Y Lan Wangji por fin obtuvo el silencio y la paz que siempre quizo desde que apareció Wei Wuxian.

Sin embargo no se sintió satisfecho.

Su pecho se hundio en cada ocasión en que fue ignorado.

Y no entendió porque.

Por fin tenía lo que quería, Wei Wuxian ya no lo molestaba. Lo había dejado en paz, como siempre quizo.

¿Entonces, por qué dolía tanto?

Lan Wangji tenía miedo de la respuesta.

No quería saber.

Era mejor así.

Y no obstante, aún así, frente al campo de batalla, enfrentando la muerte, Lan Wangji seguia pensando en Wei Wuxian y sólo en él.

Con cada paso que daba, y conforme más se acercaba a la torre Wen. El miedo aumentaba en él, y su mirada pasaba con urgencia a los cadáveres que yacían debajo suyo, y que no hacian más que aumentar.
Miraba sus rostros, y cuando no encontraba el rostro que tanto quería y no quería ver al mismo tiempo, suspiraba de alivio.