Retardo

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El trasporte colectivo metro, mejor conocido solo como metro. Millones de habitantes usan este servicio de transporte, muchos conformes, pero también muchos inconformes con su calidad. Lo cierto es que la gente tal vez no deba esperar demasiado por 5 pesos como cuota de acceso.

11:05

La tarjeta se coloca frente al sensor que hace brillar una luz verde que indica el acceso al servicio, entrando por los torniquetes es una chica de unos 20 años, cabello negro a la altura de los hombros, piel morena, 1.65 m de altura aproximadamente y con una gran sonrisa. Su nombre es Viridiana, se dirige a recoger ciertas cosas que necesita para el trabajo, vera a un colega al otro lado de la linea B, un recorrido de 40 minutos habitualmente.

11:09

Después de esperar durante cinco minutos, no ha pasado nu un solo tren, sin embargo, nadie se preocupa, es el tiempo habitual que tarda en pasar. Para Viridiana es algo común, ya sea al trabajo o a la universidad, el metro siempre es su mejor opción, además está acostumbrada a esperar unos cuantos minutos.

11:16

El metro definitivamente va retrasado, no ha pasado ni una sola unidad por ninguna de las dos direcciones disponibles. La gente se empieza a acumular en el anden, los que ya llevan un tiempo esperando empiezan a desesperarse, tal es el caso de un hombre al lado de Viridiana murmura –"¡Pinche metro!"– lo hace mientras ve su reloj por decimoquinta vez en cinco minutos. Por su parte Viridiana se mantiene calmada, ahora agradece su buena costumbre de salir con tiempo a todos lados, es en ese momento que llega un mensaje de su compañero, Juan –Hola, oye discúlpame, se me hizo un poco tarde, pero ya voy en chinga.– el mensaje hace reír a Viridiana, que solo contesta –Ok, no te preocupes– y se tranquiliza del retraso del metro.

11:23

Con un retraso de 25 minutos llega al fin el metro, ahora si se puede ver bastante gente en el anden, y aquel hombre de al lado dice –"Hijo de tu pinche madre"– pareciendo no muy contento con el servicio. Por su parte Viridiana tampoco se encuentra feliz, pero tampoco enojada, sin embargo su momento de felicidad termina al entrar al metro como si fuera hora pico, se puede notar que cuando Einstein dijo que dos cuerpos no pueden ocupar in mismo espacio no hizo investigación de campo en el metro de la CDMX.

11:30

El tren iba ligeramente lento, sin embargo había salido justo a los 40 minutos que suele hacer, y con el retraso de Juan, Viridiana parecía tranquila. Tranquila más no cómoda, tomando en cuenta que lleva el brazo de un señor mayor frente a su cara, y que al lado hay una pareja muy acaramelada, no se puede estar cómoda. –Por Dios, ¿que no pueden hacer esto en otro lado?, ¿no se dan cuenta que esto es incomodo para el resto del mundo?– pensaba Viridiana al ver a la pareja, tal vez sería que ellos apenas comenzaban su relación o que Viridiana terminara recientemente una, pero sin duda su caramelosidad era demasiada para la joven que los tenía prácticamente cara a cara.

12:00

Media línea, media maldita línea. –¡¿Cómo carajo avanzó solo media línea en 40 minutos? hasta mi bisabuela con silla de ruedas hubiera llegado antes que este maldito tren!– de acuerdo, ahora Viridiana estaba enojada, afortunadamente la pareja bajo tres estaciones atrás, porque de lo contrario esto sería el colmo.

12:15

–Ya llegue– era el mensaje de Juan, Viridiana admitía que el termino molesta ya no alcanzaba para describirse en ese momento. Aunque... por una parte Juan la había hecho esperar infinidad de veces, un vez que lo hiciera ella no pasaría nada.

12:30

Viridiana bajaba de aquella infernal experiencia, cerca del reloj de la estación estaba Juan esperándola, lo que aquel joven de pelo castaño, cuerpo tonificado, piel clara y ojos azules no sabía eran los pensamientos que invadían a Viridiana –En mi puta vida vuelvo a tomar el metro en época de sembrina, de seguro todos los malditos conductores están crudos de tanto chupar en navidad– la cara de Viridiana no mentía, expresaba su molestia de manera muy clara, pero fue sacada de sus pensamientos al ver a su compañero, que le dijo –Hola Vi, es raro que llegues tarde– habló conociendo bien a Viridiana –Ni me lo recuerdes, el metro hoy es un asco– incluso so tono de voz expresaba su fastidio.

Fue entonces cuando Juan le entrego lo que necesitaba. Viridiana veía su mano y pensaba –Hora y media perdida solo por dos malditas memorias– efectivamente había perdido bastante tiempo, solo por un par de cosas tan pequeñas. Fue sacada de sus pensamientos por unas palabras –Por cierto...– volteo a ver a Juan algo nervioso y preguntó –¿Qé pa...– no pudo terminar de preguntar cuando Juan había clavado un beso en sus labios haciendo que Viridiana se pusiera en extremo roja –Y-y-o-... e-e-h– tartamudeaba de los nervios cuando habló Juan –Ayer ya no pude decírtelo ¡Feliz Navidad!–.

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⏰ Last updated: Dec 27, 2019 ⏰

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Retrato de la CotidianidadWhere stories live. Discover now