Capítulo 2 Generaciones de Santiaguistas

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Durante generaciones hasta llegar a mi abuela que se caso con un alto cargo de los santiaguistas, eso le congratulo para poder continuar viviendo donde una vez vivieron sus antepasados, así pues el castillo de papa lo pudieron mantener y proteger de otras manos, pasando a ser propiedad de mi madre, lo cual hizo que mi padre lo adquiriera al casarse con ella. Sus gentes son sencillas, sus tradiciones me han inundado de cultura y sazón, adopte sus costumbres convirtiéndome en otra mujer, inclusive vestía con ropas occidentales, consumía comidas suyas, venerábamos a la Cruz, es lo que había conocido desde que nací, y eso me mantuvo en la fortaleza bien resguardada y protegida de todo, y de todos.

Sigue soplando el viento, no me deja dormir, me asomo a la almena más alta del castillo, y sólo veo oscuridad, cacharros que se mueven al son del fuerte y atronador viento, choque de huracanes contra el Alcázar, ese es mi recuerdo más inmediato, y al despertar me doy cuenta que estoy en libertad, que ya no vivo entre esa inmensa muralla, que a pesar de su gran tamaño se me hacia pequeña al paso, nací esclava de un hombre por mi condición de mujer de descendencia almohade. Ese hombre tan cercano y lejano a la vez, el que me dio la vida, el que me vio crecer, el que me dio una educación exquisita en un mundo de hombres, ese hombre que me dejo marchar a su muerte, y entonces creí ser libre, pero la vida me llevo a una sujeción más alta en la cual me convertí en una esclava para satisfacer lo más bajos instintos del hombre.

Cuando tan solo era una niña, mi padre me dio el nombre de Abida, como se había llamado una antecesora de hace ya unos doscientos años, significa la que adora, en una época que tuvo que sufrir la guerra entre moros y cristianos, ella permaneció soltera por siempre, lo que la conduciría a una vida llena de conocimientos que a lo largo de los años hemos ido heredando, su sabiduría, inteligencia, belleza, creatividad, su amor por la escritura, pintura y música se ha ido pasando de generación en generación. Mi antepasada Abida, era una princesa de un califato situado en Caravaca, habían venido desde el Sahara, y se habían asentado en estas tierras, hasta que llegaron los cristianos y ganaron la batalla, después los sustituyeron diversas órdenes como los templarios, y finalmente se asentaron durante más tiempo los santiaguistas, desde el año 1344. Ellos eran los encargados de velar por la seguridad de la reliquia más venerada en Caravaca, como era y sigue siendo la Santísima Vera Cruz. Abida mi antepasada, se quedo soltera, pero eso no significa que no tuviera hijos, los tuvo, de lo contrario yo no existiría, ni tampoco mi padre, ni mi abuela, sólo que no quiso un hombre a su lado, quiso ser libre.

Siendo niña, y a la muerte de mi madre como he comentado antes, mi padre que venía de descendencia del Califato de Murcia, me educo como si de un hombre se tratara, yo era hija única por tanto el suplió sus ganas de tener varones con la educación que me inculco, me enseño a leer, escribir, interpretar poemas, componer música, pintar, bailar, conocimiento de varios idiomas, incluso me enseño a tratar y saber hablar a los hombres. Eso junto a mi belleza, hacia que mi padre tuviera varios pretendientes cada día pidiendo mi mano, pero para mi padre era demasiado valiosa para dejarme en manos de cualquiera, sabiendo que veníamos de una extirpe de grandes reyes, no quiso que cualquiera se casara conmigo sin una buena dote. Así, que finalmente mi padre falleció, yo me quede soltera, y libre; y digo esto de libre, porque aunque de cierta forma lo era, no llevaba el velo, podía salir a la calle a pasear, incluso me codee con eruditos de la poesía, incluso tuve algún que otro romance a escondidas, los cuales nunca llegaron a más, porque yo quería seguir siendo libre, el casarme hubiera hecho que dada mi condición de mujer almohade, ponerme el velo, no salir sin compañía de un familiar, reclutamiento en compañía de mis fieles damas de la corte y de sus lenguas viperinas, no poder escribir, ni componer poesía o música, y eso me mataría el alma y la mente, ¡me moriría por dentro si no pudiera hacer esto!  

LA CONVERSIÓN DE ABIDANơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ