Segunda parte de:¿Cuando sabes que estás enamorada?
Después de tres años ____ y Tom se vuelven a reencontrar, pero nada es igual que antes. ____ ya tiene su sueño y también una familia. Los dos han cambiado mucho y sus vidas recorren caminos muy dif...
Sam había ido a no sé qué parte de la casa y Tom y yo nos quedamos en lo que se supone que es el salón mientras que yo no puedo dejar de observar todo el lugar.
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— Ven, déjame que te enseñe la casa.—Dice Tom sacándome de mi trance.
— Por favor dime que no es tan grande como parece.— Digo mientras que caminamos por el salón y llegamos a un pequeño comedor que esta junto a la cocina.
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— Mejor no te respondo a eso. — Miro a Tom seriamente. — No es tan grande como te imaginas. — Alzo las cejas.
— Thomas, solo esto es más grande que cualquier lugar en el que he vivido.
— Exagerada. — Dice rodando los ojos. — Solo son 4 habitaciones y 4 baños.
— ¿Solo? Tom que solo vamos a vivir nosotros dos juntos. ¿No?
—Claro. ¿O quieres que alguien más se venga vivir aquí?
Tom me agarra la mano y me enseña una pequeña habitación que se supone que es un cuarto de lavado o algo así, después me lleva hasta la otra punta de la casa.
Hay una habitación con una puerta cerrada que se supone que es la va a usar Sam mientras él encuentra algo para él.
Tom me enseña las otras dos habitaciones que en principio también van a ser para invitados aunque no sé a cuánta gente cree que vamos a llegar a tener en casa.
— Está es nuestra habitación. — Dice mientras me hace un gesto para que entre por una especie de pasillo que es el vestidor.
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Sigo caminando hasta llegar al final del pasillo encontrándome con la cama y al frente de esta, hay un ventanal que lleva hacia una terraza con piscina.
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— Tom no puedo...
— ¿Que ocurre? — Me mira preocupado.
— Esto es demasiado, primero el viaje, ahora está casa y no quiero ni saber cuánto cuesta todo esto. — Digo señalado a mi alrededor. —Porque seguro que si me lo dices me caigo muerta en la alfombra.
— Oye ... — Se coloca delante de mi. — No tienes que preocuparte por nada de eso. Cariño si hago todo es porque quiero y por qué me hace ilusión compartir todo lo que tengo contigo. — Me abraza y después toma mis mejillas haciéndome mirarlo a los ojos. — ¿De acuerdo?
— No sé que tuve que haber hecho para ganarme a alguien como tú.— Tom besa mi frente.
— La verdad es que tienes mucha suerte de tenerme en tu vida. — Me río.
— Tonto. — Digo dándole en pequeño golpe en el abdomen y Tom también se ríe.
— ¿Sabes? Hay algo que me estoy muriendo de ganas de hacer.
— ¿Y que es? Si se puede saber. —Pregunto.
— Esto.— Tom me carga sobre su hombro y empieza a correr para después saltar conmigo a la piscina.
— Retiro lo de tonto. — Me aparto los mechones de pelo que tengo en la cara.— Estas demente.
— ¿Tú crees? — Se acerca a mi y yo rodeo su cuello con mis brazos.
— Estoy totalmente segura. — Tom me besa a lo que yo coloco mis piernas alrededor de sus caderas.— Aunque creo de yo también estoy demente por estar perdidamente enamorada de un demente.
— Si los dos estuviéramos cuerdos esta relación sería muy aburrida. — Sonrío y nos volvimos a besar.
Seguimos un rato más en el agua y después volvemos a entrar en la habitación para ponernos algo de ropa y salir a comprar ya que en la casa no hay ni papel higiénico.
— ____ te están llamando. — Dice Tom mientras me acerca mi teléfono.
— Gracias. — Miro la pantalla. — Es una videollamada de mi madre.— Digo y contesto. — Hola mamá.
— ¡¿Hola mamá?! — Dice lo suficientemente alto para que Tom escuche y se ponga alerta.— Vamos a ver ____ ____. ¿Tú ves normal que me tenga que enterar que mi hija se va a casar a través internet? — Giro a ver a Tom que esta conteniendo la risa. — Por no hablar que ni siquiera me has dicho que has vuelto con Tom.
— Lo siento mamá, es que entre el viaje y todo no había caído en cuenta y pues eso ... Se me a pasado.— Digo y puedo ver como mi madre ponían cara de sorpresa.
— ¿Viaje? ¿Ya no estás en Madrid? — Niego con la cabeza. — ¡¿Y donde narices estás?!
— Me he mudado con Tom a Los Angeles. — Escondo los labios y vuelvo a ver a Tom que sigue aguantadose la risa.
— ¡¿Y cuando pensabas contarme?! ¿En el bautizo de tu segundo hijo? — Me encojo de hombros. — Definitivamente ____ está costumbre que has cogido de ir a tu bola no me gusta nada. Imagínate que te pase algo y yo ni siquiera sé en qué país estás.
— Lo siento mamá. Tienes razón.
— ¿Hay algo más que se te haya olvidado decirme? No sé a lo mejor ahora resulta que estás embarazada de trillizos.
— ¡Hala! — Mi madre se queda mirándome seriamente. — Que yo sepa nada más.
— Bien. — Suspira. — Espero que estes bien, por favor cuídate mucho y llámame más.— Asiento.— Anda, pásame a Tom que sé que está ahí riéndose.
— Tom, mi madre. — Me acerco a él y Tom coge el teléfono fingiendo la mayor seriedad posible.
— Hola. ¿Que tal? — Dice Tom.
— Bueno ignorando el hecho de que ninguno de los dos a tenido la decencia de contarme nada, bien todo bien.
— Lo siento, no volverá a pasar.
— Más vale Thomas, sino me vas a ver de malas. ¿Entendido? —Pregunta mi madre bastante seria.
— Si señora.
— Bien, os dejo que tengo que trabajar.
— Adiós. — Decimos los dos al unísono y mi madre cuelga.
— Por favor dime que si le has dicho algo a tu hermano.— Me dice Tom con cara de súplica.
— ¿Tú se los has dicho a tus padres? —Le pregunto y Tom hace una pequeña mueca.
— Tampoco. — Me río .— Creo que somos algo despistados.
— ¿Tú crees? — Busco el contacto de mi hermano en mi teléfono.— Creo que voy a llamarle antes de que se me olvide. — Tom asiente y le doy a llamar.
— ¿Diga?
— Hola Mat. ¿Que tal todo?
— Bien todo bien. ¿A que se debe este milagro? ¿No necesitaras dinero, verdad?
— No como crees.Verás, tengo algo que contarte.— Digo y tomo una bocanada de aire.— Me voy a casar.
— ¿Con Ben? — Tom me mira extrañado y alejo el teléfono.
— Es que hace mucho que no hablamos. — Susurro para que mi hermano no escuchara.— Esto no, con Tom.
— ¿Con Tom? — Pregunta mi hermano confundido.—¿Que Tom?
— Holland, el hijo de Dom.
— Ah, el langaruto.— Dice Mat y yo me río mientras Tom pone cara de indignación.
— Si ese ... Y también me he ido a vivir con él a los Angeles.
— Vale ... ¿Tú estas bien?
— Si, muy bien.
— Me alegro ____, por favor cuídate y llama más seguido.
— Si Mat. — Acabo de despedirme y después cuelgo. — Bueno pues ya estaría. Ya solo faltan tus padres.