121. ¡Eres Muy Distraído!

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Ya con el balón inflado y mi primo contento nos pusimos a jugar en el patio.

—Yo portereo —dijo Yael tomando unas piedras que habían en el patio para armar su portería.

—Sí, está bien. Entonces seríamos 2 contra dos, yo y mi primo y tú con Nath.

—Pero si Yael va porterear, ¿cómo va a jugar? —preguntó, confundido.

—Pues de la misma manera, no se va a quedar en la portería, también entrará a jugar —le respondí mientras iba por las piedras para mí lado de la portería.

—Oh, bueno. Está bien.

Empezamos a jugar, pateabamos el balón y nos divertíamos. Varias veces Yael se distrajo y mi primo le metió gol. Llevábamos la ventaja con 3 a 0 pues Nath cada vez que trataba de meterme gol no lo lograba.

—Yael mejor presta atención al juego y yo portereo —le dijo Nath con tono de disgusto, cansado y sudando—. Nos van ganar ellos dos.

—Pero yo quiero seguir portereando —replicó Yael.

—Entra a jugar, además tú no te mueves solo te quedas ahí y por eso nos meten goles. 

—Está bien... si tú lo dices.

Nath fué a la portería y Yael entró al juego.

Ahora sí se había complicado, Nath era más atento como portero y a la vez que entraba a jugar. Mi primo no podía contra ambos y tenía que ayudarlo de todas las formas. 

Ya iba a meter un nuevo gol a la portería, Nath estaba cubriendo aténtamente cuando de repente Pau se asomó por la puerta del patio. Nath dirigió la mirada hacia ella, se distrajo y accidentalmente le pegue un balonazo en la cara.

Pau vió semejante golpe e hizo unas muecas de dolor, se dió la vuelta y entró nuevamente a la casa.

Nath se sentó en el suelo.

—Ups, lo siento —le dije acercándome a él.

—Ya, ya… está bien —respondió Nath con la mano en el rostro.

—Eso sí dolió —le dijo Yael con una ligera carcajada.

—No mucho, pero siento algo rara la cara.

—Desde luego, y eso que no estamos jugando de verdad porque ahí si patearía con fuerza y si te hubiera dolido más.

—¿Y te imaginas que hubiera sido así? —le preguntó Yael.

—Hmm… no, pero mejor sigamos jugando —Nath dirigió la mirada hacia la puerta de la casa.

—¿A quién buscas? —le pregunté mirando hacia el mismo lado.

—A nadie.

—Primo, ya tengo sueño —dijo Roger, soltando un breve bostezo.

—Jugamos un rato más y luego entramos a la casa ¿Si?

—Ya no quiero, primo Emi.

—¿Entonces dejamos el juego aquí?

—Sí, quiero ir a dormir un rato.

—Está bien entonces, entremos para que duermas.

—¿Y vamos por agua? —preguntó Yael—. Tengo sed y quiero ir al baño.

Nath se levantó del suelo.

—Igual yo tengo sed, ya me cansé de estar jugando —añadió

—Si, vayamos.

Entramos los cuatro a la casa, mi primo Roger fué a su cuarto para dormír, Yael se fue al baño y ya cuándo regresó nos fuimos los tres a la cocina a beber agua.

Íbamos camino a nuestro cuarto, pasamos por el de Ximena y Paula, la puerta estaba abierta y vimos a Pau acomodando sus cosas. 

Yael y yo ya estábamos por entrar a nuestro cuarto cuando nos dimos cuenta que Nath se quedó en el de Pau y entró.

Regresamos con él y entramos detrás.

—¿Ya acabaron de jugar? —preguntó Pau al vernos entrar.

—Sí, es que mi primo se cansó y se fué a dormir.

—¿Y tú Nath, cómo está tu cara con el balonazo? —le preguntó con una ligera carcajada, se acercó a él y le acarició la mejilla.

—Hmm… bi-bien —le respondió, nervioso y sorprendido al sentir la caricia de Pau—. ¿Lo viste?

—Claro que si, salí a ver a dónde estaban y lo ví —Pau sonrió—. Pero si tienes algo raro aquí —tomó de la barbilla a Nath y revisaba minuciosamente su cara.

—¿Qué es? 

—¡Ay no, que horrible! Casi se te desfiguró el rostro.

—¿Qué? —respondió Nath, preocupado—. ¿De verdad?

—Claro que no, estoy jugando —Pau soltó una ligera carcajada y regresó a sus cosas.

Nath volteó a vernos tocándose su mejilla suavemente.

—No tienes nada, era sólo un chiste.

—Si, se ve que sabes jugar muy bien fútbol —le dijo Pau con algo de sarcasmo.

—Es que estaba jugando bien y no me di cuenta cuando venía el balón —replicó Nath.

—Es que Nath es muy distraído —dijo Yael con una carcajada.

—Como le dije; suerte que no estábamos jugando fút de verdad o si le hubiera dolido más.

Nath nos miró con algo de disgusto y luego volvió la mirada a Paula.

—¿Y tú Pau? ¿Qué estás haciendo? —le preguntó con una sonrisa.

—Estoy acomodando mi ropa y mis cosas —explicó con una pequeña sonrisa mientras doblaba una blusa suya y la metía a su cajón.

—Genial, ¿y tú sabes jugar algún deporte?

—Hmm… a veces en la escuela para la clase de deportes practicamos vóleibol y también fútbol.

—¡Wow! Yo igual sé jugar vóleibol —le dijo Yael con emoción.

—Hay que jugar un dia de estos entonces, y espero que te prepares para perder.

—Claro que si Pau, y no creo que pierda, al contrario, yo sé jugar más eso que el fút…

—Pero yo si sé jugar fútbol —interrumpió Nath—. Y me encantaría que vinieras a jugar con nosotros.

—Ahora no, estoy acomodando mis cosas. Tal vez al rato o mañana —le respondió Pau negando con la cabeza.

—Está bien, ¿necesitas ayuda en algo?

—Estoy bien, Nath. Gracias.

—Oigan vamos a jugar otro rato más —sugirió Yael, emocionado.

—Sí, ya que mi primo está durmiendo ahora sí podemos jugar fútbol de verdad.

—Vayan ustedes, me quedaré aquí un rato a platicar —explicó Nath, entusiasta

—Esta bien, pero luego que digas que juguemos ya no lo haremos.

—Anda con tus amigos Nath, ya estoy terminando aquí y después me dijo la mamá de Emi que vaya a ayudarla con algo en la cocina.

—Pero quería quedarme contigo a platicar —replicó.

—Vamos Nath, no es lo mismo jugar solo nosotros.

—Sí, luego Emi me gana solo a mí —agregó Yael.

Nath nos miró y luego dirigió la mirada hacia Pau, ella le sonrió.

—Está bien... vamos —respondió con poco entusiasmo.

Ibamos saliendo por la puerta pero algo extraño dentro del cuarto captó toda su atención.

Amigos Inesperados 1 & 2 (Version Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora