¡вιεvεηι∂@!
Aquí encontrarás una serie de historias sobre parejas CRACK de Demon Slayer :)
(No me hago responsable de traumas (?)
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✔ Kimetsu no Yaiba no pertenece, de lo contrario Inosuke no tuviera cara...
—Lo siento —Interrumpió la albina mientras daba unas palmadas en el hombro al chico que se le acababa de confesar —,intenta el próximo año —Le dirigió una sonrisa y se retiró del lugar, dejando al recién rechazado en una enorme confusión.
Caminando por los pasillos, muchos volteaban a verla, Yumi era una chica popular tanto por su belleza como por.......¿Ya escribí belleza?
En fin, aquella albina de ojos azules era la celebridad del segundo año de secundaria, por malas experiencia había aprendido a diferenciar a la gente que se quería aprovechar de ella y sus verdaderas amistades.
Razón por la cual apreciaba la compañía de Makomo, su mejor amiga que había compartido con ella los buenos y malos momentos.
La azabache la esperaba en las puertas de su salón, era hora del almuerzo y muchos alumnos estaban en los pasillos o áreas verdes. Ellas caminaron el resto del descanso por toda la escuela hablando de cosas triviales hasta que preguntó:
—¿Volviste a rechazar a otro chico? He oído que un alumno de tercero lo encontraron llorando tras unos arbustos —miró de reojo a su amiga mientras se sentaban al borde de las escaleras.
—Ah, ¿es de tercer año? No importa, ya dije que no estoy interesada en nadie, no entiendo por qué insisten —Posó ambas manos alrededor de su rostro y miró un punto fijo en la pared.
De la nada, una sonrisa maliciosa se formó en su rostro y miró a su acompañante que comía con tranquilidad una galleta.
—Ne, Makomo... —Se acercó a la mencionada, estudiando cada pequeño detalle su rostro —...¿A ti nunca se te han declarado?
La chica escupió su galleta.
A pesar de que Makomo era agradable y tenía buenas notas, nunca había demostrado interés en algún chico, al menos, ella nunca había tocado el tema de tener algún crush o cualquier cosa similar.
—Sabía que algún día me preguntarías eso —respondió mientras alejaba con suavidad a su amiga —, así como nunca me he interesado en alguien, nadie lo ha hecho conmigo — Sonrió —¡Eso me ahorra muchos problemas!
Ambas jóvenes rieron a carcajadas, Yumi limpió las lágrimas que bajaban por su cara y le dijo:
—¡Buena frase! Mejor disfruta de tu soltería —Le brindó unas palmadas y en eso el timbre sonó; era hora de regresar al aula.
Se trasladaron hasta el lugar donde reanudarían las clases, pero al pasar por la puerta se sorprendieron de ver a varios chicos de su grupo reunidos en un punto.
—¿Ese no es...
—Mi puesto... —Terminó la azabache mientras se dirigía a su lugar con creciente interés.
Al acercase, pudo apreciar un pequeño chocolate con forma de flor envuelto en una bolsa transparente atada por un pequeño lazo color fucsia.
Sus mejillas no tardaron en teñirse, mientras tomaba con delicadeza aquel detalle y lo revisaba, buscó también en la parte baja de su mesa en busca de alguna nota o algo similar.
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No consiguió nada.
El bullicio que hacían sus compañeros alrededor no la dejaban pensar, recibiendo varias palmadas y otros comentarios que la hacían avergonzarse más.
Observó de reojo la sonrisa burlona de su amiga, un interrogatorio se aproximaba...
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(Temprano, aquel día)
Era una mañana cualquiera para la mayoría de los alumnos, unos se sentaron en sus puestos y hablaban con sus amigos, otros aprovechaban los escasos minutos para dar una siesta, mientras que un dúo en especial...
—Ni minutos antes de una competencia te ponías tan nervioso como ahora —señaló un azabache mientras le daba un mordisco a su sándwich.
El pelirrojo le quitó el pan y se lo terminó de devorar en venganza por lo que había dicho.
—Has acabado con un alma inocente —expresó mientras una lágrima bajaba por su mejilla.
—Al menos tuvo una muerte rápida —Limpió los restos que habían quedado en la comisura de sus labios, tomó su bolso con inusual delicadeza, suspiró y miró a la puerta.
—¿Vas a estar así todo el día? —comunicó el de ojos azules —,solo cálmate, es un simple choco-
—¡Shh!
—Solo es un "detalle" no va a pasar nada malo —susurró
—Es fácil decirlo en tu posición —nervioso, llevó una mano a su nuca, tenía muchas inquietudes en su mente, para él, lo peor sería que lo descubrieran en el primer intento y que, peor aún, aquella azabache lo rechazara en menos de un minuto.
Todo podía destrozarse en cuestión de segundos, incluido su corazón.
El profesor entró al aula, todos los estudiantes se colocaron en sus puestos, incluyendo al nervioso enamorado, debía esperar que la hora de clase terminara y llegara el descanso; el momento de la verdad.
Había pasado una semana desde ese día, Makomo junto a su amiga habían hecho hasta lo imposible para descubrir el autor de dicho detalle.
Se escondieron bajo el escritorio del aula, en espera de que el misterioso romeo se presentara, pero nada,lo esperaron a unos metros de la puerta,luego intentaron atraparlo colocando un teléfono en modo grabadora pero de alguna forma lograba esquivar todas sus trampas.
Preguntaron a todos los alumnos, incluso caminaron por todos los centros comerciales para ver si había alguna dulcería que vendiera los chocolates que éste le dejaba.
