CARTA A UN ÁNGEL

2 0 0
                                    

Para Iván.

No podías faltar tú entre los caracteres de esta página en blanco. Se me ha hecho tan pequeño el mundo desde que te fuiste, que me voy chocando con las esquinas de mis momentos sin ti.

   Este desolado espacio, donde estoy escribiendo, me pide— me exige— que te describa tal y cómo eras; pero todo adjetivo, por grande que sea, se convierte en palabra de medio pelo con la que nunca podré explicar del todo cómo eras tú.

   Cómo poder revelar al mundo que conocí a un ángel, a un chico joven que rebosaba bondad, como si de sus poros emanara amor para poder ir repartiéndolo a todo el que le tocara.

   Sí, sí, de ti hablo. Deja ya de ser tan humilde, que hasta detrás de estas letras te veo quitando importancia a lo que eras.

  Si escuchaste lo que todos decíamos después de tu partida, seguro que te diste cuenta de que nuestra versión era exactamente la misma: «Yo sentía una conexión especial con él». Qué equivocados estábamos... No éramos nosotros, si no tú; tú eras esa conjunción que unía alientos, eras esa luz que nos inundaba y nos llenaba con solo abrazarte, con solo hablar contigo, eras la fuente de afabilidad de la que todos nos nutríamos; nos sumergíamos en ti y siempre salíamos satisfactoriamente llenos.

  ¡Ay mi pequeño jovenzuelo (palabra muy tuya)! Tenías un don especial que es imposible de retratar: el ángel de mi amiga, tu compañera, y el de todos los que recibimos tu amistad infinita, y esa pureza apabullante tan difícil de distinguir en nadie. Pero a ti, amigo mío, se te veía venir de lejos, porque de tu interior brotaba esa claridad que nos invitaba a sonreír sólo con saberte cerca.

  Me doy por satisfecha pensando que te pude ofrecer un pequeña, pequeñísima, parte de lo que yo recibí de ti.

  Con todo mi amor, para ti, para el ángel que yo conocí.

MI TINTA EN VERSO Where stories live. Discover now