Nada tiene sentido.

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Capítulo 17. 

Los golpes en la puerta retumbaban en mis oídos. Podía sentir mi mejilla aplastada y un poco de baba debajo de mi boca abierta, pero tenía demasiado sueño como para dignarme a abrir la puerta. Sin embargo, los insistentes golpes hicieron que me levantara a regañadientes. Me mareé apenas estuve sentada. Me sostuve del cojín del sofá parpadeando, intentando incorporarme. Estaba en mi casa. Mis ojos se agrandaron con las sienes palpitantes. ¿Cómo diablos había llegado a mi casa?

—¡Aish! —me quejé, lanzándome una mano a la frente, sintiéndome frustrada. Otra vez me había embriagado hasta perder la consciencia.

La puerta siguió sonando, así que fui al baño a lavarme la boca. Mientras me miraba al espejo cepillando mis dientes, caí en cuenta de que no traía puesto el traje de baño. En cambio, tenía un sostén y bragas comunes debajo de mi pijama de tirantes y short. Me detuve, estupefacta. Pero... ¿Cómo...? ¿Qué...? ¡Aj!, ¡maldición!

Escupí, molesta. No estaba segura de por qué, pero de alguna manera me sentía igual de avergonzada que la mañana pasada cuando había despertado con Andrew. ¿Cómo había llegado a casa? ¿Y cómo había terminado en el sofá, con mi pijama puesto? Tan bochornoso...

Los golpes en la puerta siguieron insistentes, así que terminé de enjuagarme la boca y salí bruscamente del baño.

—¡Ya voy!—refunfuñé caminando a zancadas a la puerta. Abrí abruptamente, y me sorprendí al ver a Andrew parado en mi puerta. Alzó el puño haciendo un mohín.

—Ahora te tocará darme muchos besitos en mis nudillos —se miró la mano e hizo una mueca—. Auch.

Abrí la boca, atónita, incapaz de procesar lo que sucedía...

—Buen día, pájaro loco —sonrió. Y yo sólo pude quedarme mirándolo, anonadada. Porque no entendía... No podía entender...

Exhalé, y cerré los ojos por un momento y sacudí un poco la cabeza antes de volver a mirarlo.

—Tú... —titubeé— ¿qué haces aquí?

—Vine a verte —dijo, encogiéndose de hombros—. He pospuesto mi vuelo... por ti.

Mi mano flaqueó en el pomo de la puerta. Tragué saliva y mi garganta tembló, así que tuve que abrir la boca... pero ninguna palabra salió. La cerré bruscamente pensando en algo qué decir.

—Vete —dije al fin.

Andrew no se inmutó. Me miró por un momento, y parpadeó lentamente con seducción antes de sonreír.

—Sé que no es lo que quieres que haga —dio un paso adelante. Mi respiración se cortó y mi mano se resbaló del pomo. Andrew entrecerró los ojos—. Quieres que me quede.

—Vete —repetí, intentando mantenerme regia. Pero mi corazón precipitado me hacía titubear.

Andrew cerró la puerta detrás de él, sin dejar de mirarme con intensa seducción.

—Vale —susurró con voz aterciopelada acercándose un poco más—. Me iré —se acercó más, tan cerca que su cuerpo rozó el mío. Así que intenté retroceder... Pero Andrew me sostuvo por la espalda, deteniéndome, y luego atrayéndome hacia él. Solté una respiración ahogada, mirándolo inmóvil. Él me miraba con dominio total en sus hermosos ojos—. Pero debo hacer algo antes de eso.

Respiré entrecortadamente y sacudí la cabeza..., deseando que no lo hiciera. Porque entonces no estaba segura de poder resistir... Y tal vez él lo sabía. Que tenía el control sobre mí. Porque rozó mi espalda por debajo del pijama con sus dedos, haciéndome estremecer hasta el alma. Volteé a un lado, con los ojos cerrados, intentando mantenerme fuerte.

El Príncipe que yo quiera [Completa ✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora