El rescate

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Luego de aquel número de 'Bou', miles de solicitudes para llevarla a una recamara aparecieron en la lista de la chica que hablaba por los parlantes. Ella organizaba de manera rápida los turnos, pero Thomas había sido más inteligente que todos, así que puso mucho dinero sobre la mesa pequeña, ni siquiera él mismo se acordaba de dónde había sacado tanto, pero todo sea por salvar a su ex novia.

La mujer que hablaba por los parlantes le sonrió y le tendió una tarjeta dorada, el cual brillaba si una luz le tocaba, era como un pasaje a las puertas del cielo, o del infierno viniendo de que eso te conducía a las profundidades de la lujuria. Kaulitz mayor buscó a su hermano.

— Aquí tengo el pase —Se lo mostró a Bill, y éste observó la tarjeta dorada. —Haremos lo siguiente.

Tomó una bocanada de aire, aún estaba asimilando el hecho de tener a Vanessa sobre él, no podía creerlo, estaba con vida y no había desaparecido del sistema, no aún.

—Yo iré y sacaré a Lauren y a Vanessa.

— ¿Sacaras a las dos? —Preguntó curioso Bill, frunciendo el ceño un tanto sorprendido.

— Por supuesto. No dejaré a Lauren aquí. —Thomas parecía confundido ante la reacción de su hermano, pero luego cayó en la dirección a la cual el rubio apuntaba. —Bill, lo haré, ella es como una hermana para Ness.

— De acuerdo, de acuerdo. ­—Tomó aire. —Ahora dime tu plan.

— Tú me esperaras en el callejón, las llevaré hasta la salida de emergencia que investigamos antes de ingresar aquí, ¿Recuerdas? —Thomas miró a su hermano, el otro asintió. —Bien, me esperaras allí, y saldremos antes de que se den cuenta de que las sacamos.

Terminó de decir estas palabras y se alejó de su hermano; el plan dio riendas.

Thomas tragó saliva mirando aquel inmenso pasillo forrado con tapicería roja, poseía destellos, lentejuelas sobre las paredes para dar iniciación a un mundo en donde podías realizar tus fantasías sexuales.

La muchacha le palmeó la espalda, indicando que ya era el turno de que ingresara.

— Su chica la espera al final del pasillo. —Dijo en un acento francés.

Kaulitz mayor largó un suspiro, pero eran de esos que cargaban muchos nervios, no solo por debutar por primera vez, como estoy ejemplificando ahora, ni tampoco por arriesgar su cuerpo para hacerlo con una joven que apenas había visto, porque en realidad ese no era el caso. Tenía nervios porque no sabía cómo iba a resultar el plan, no podía asegurar de que saliera bien, pero por lo menos lo iba a intentar para averiguarlo.

Caminó por el pasillo, la música ahora se podía escuchar distante, al pasar por las otras puertas, las miraba un segundo; la mayoría tenía unos números impresos en dorado, en algunas podías oír jadeos y gemidos, en otras música o que hablaban. Thomas tragó saliva nuevamente, aquella situación le hacía poner aún más nervioso.

Atravesó todo aquel calvario, y se sintió aliviado de haberlo hecho rápido. Tomó la perilla plateada de su habitación, tomó un poco de aire y la giró.

Allí la vio.

Ella estaba de espaldas, poseía una bata de seda, con flores de loto en ella. Se veía la mitad de su espalda y hombro, el resto estaba cubierto, Vanessa estaba sentada, ni se giró para ver al cliente.

— Usted sabe las reglas, ahora solo relájese. —Soltó de inmediato la joven.

Ella no tenía ni la menor idea de que era Thomas, tal vez, ella pensaba, que solo había sido su imaginación al verlo allí entre todos los pervertidos.

— Ness...

Escuchó, y se quedó quieta, como si hubiera visto un fantasma. La puerta se cerró.

Lentamente, Vanessa movió su cabeza, alcanzando ver por encima de su hombro. No podía creerlo. No podía ser cierto que su ex novio estuviera allí, parado frente a ella, teniendo que haber soportado todo aquel viaje solo para poder verla nuevamente.

Abrió su boca, la misma temblaba, de apoco cobraba movilidad en su cuerpo y comenzó a ponerse de pie, cubriéndose todo el cuerpo con la bata de seda.

Ahora los dos se enfrentaban.

— ¿Thomas? —preguntó, las lágrimas brotaban de sus ojos.

Thomas hizo una mueca, y asintió. Él también iba a llorar, y le importaba poco si eso le hacía ver menos masculino.

La joven tragó saliva, dejó escapar un sollozo, Thomas se acercó a ella rápidamente y la tomó de la cintura. La joven gimió un poco al sentir su cuerpo pegado al del muchacho.

Armstrong comenzó a flaquear, las piernas le temblaban pero eso no le importaba, ahora su amado estaba con ella. Ahora podía sentirse segura en ese lugar porque Kaulitz la tenía en sus brazos.

Los dos se miraron a los ojos, Kaulitz acercó sus labios a los de Vanessa y los besó suavemente. Ella solo se dejó llevar. Thomas la levantó mientras saboreaba la boca de la chica, se besaban con tal pasión y desesperación, un beso que demostraba que no importaba cuántos problemas surgieran entre ellos, porque no iban a permitir que los separasen, por más que la distancia estuviera presente.

Ella lloraba, él la abrazaba. Era una situación que ambos estaban esperando con ansías, con lágrimas y esperanzas.

El beso había sido extenso, pasional y verdadero.

Los dos se separaron, se miraron el uno al otro.

— Eres tú, eres tú Thomas —Le tomó el rostro con sus manos, verificando que no sea un sueño... O una pesadilla.

— Soy yo, cariño —Dijo sonriendo tierno. —Dije que iba a sacarte de aquí.

Vanessa volvió a abrazarlo hundiéndose en el pecho de Thomas, él la abrazaba, sonriendo, sintiendo su aroma, tocando el cabello con sus manos. La había extrañado tanto, y no hacía caso a lo que ella le había dicho con respecto a terminar con él, porque en el fondo sabía, sabía que ella aún le amaba.

— Pero... ¿Cómo conseguiste ser el primero? —Preguntó aún aturdida, sin separarse del contacto.

Thomas tomó un poco de aire, se separaron y se miraron.

— Pasé un poco de dinero a la chica —Soltó él, Ness sonrió. —Mi amor, me importa una mierda si eres mi ex todavía, te sacaré de aquí de todas formas.

— Perdóname Tom, en aquel momento estaba muy... Muy alterada. — Se disculpó y bajó la mirada, apenada.

Thomas tomó la barbilla de la joven e hizo que enfocaran sus ojos, los de él poseían un brillo que lo hacía ver jodidamente perfecto.

— Hablaremos de eso luego, ahora debemos escapar de aquí. —Esquivó notablemente la disculpa de su ex novia, aunque por dentro estaba como un niño de tres años saltando de un lado para el otro y sonriendo como idiota el saber que Vanessa estaba dando un paso adelante para que ellos dos volvieran a estar juntos.

Te protejo, ahora y siempre. [Bill Kaulitz Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora