Encierro

588 54 7
                                    

Los cuatro ingresaron a un Restaurante caro, el más caro según Lauren, ella les decía que ese lugar lo visitaba todas las noches, le fascinaba la comida que servían allí.

El mozo les había indicado una mesa lejos de todo el ruido, en la sección VIP, donde todo era armonía y relajación.

—Aquí les traigo el menú. —El mozo comenzó a repartir las cartillas y se despidió con una sonrisa.

—Necesito ir al toilet. —Leah se puso de pie, todos asintieron. Lauren le indicó donde se encontraba y ella le agradeció amablemente.

Continuaron mirando la cartilla, al final, todos pidieron lo mismo; el mozo regresó unos diez minutos después para ver sus pedidos, Leah aún no había salido del baño.

—Creo que iré a fijarme si está todo en orden. —Comentó Lauren, se levantó de la silla y caminó un tanto observadora. Vio que los baños se encontraban sobre un pasillo, se metió y divisó dos puertas, fue hacia la que contenía un letrero que decía 'Damas', quiso empujar pero parecía que estaba trabada.

— ¿Leah, Leah estás ahí? —Preguntó apoyando sus manos.

— ¡Lauren! —Chilló la otra detrás de la puerta. —Al fin, pensé que me quedaría encerrada aquí para siempre.

La rubia abrió los ojos y se alejó.

— ¿Estás encerrada? —Frunció el ceño. — ¿Cómo sucedió?

—No lo sé. —Respondió la joven, se giró mirando a su alrededor y suspiró. —Sácame de aquí, en cualquier momento empezaré a entrar en pánico.

La rubia se mordió las uñas, mirando hacia todos lados.

—Está bien, tú espera aquí —Miró la puerta como si la joven pudiera verla. —Traeré a Bill para que pueda sacarte de allí. No te muevas.

Salió corriendo, Leah oyó los pasos de la rubia. Movió sus cejas, recalculando lo que la otra le había dicho, entonces se echó a reír, pero era una risa nerviosa.

Mientras se reía miraba a todos lados en el cuarto de baño, la cosa se ponía tensa y ella se aferró a la puerta observando todo lo que había a su alcance.

— ¡Bill, Bill! —Corría como si tuviera un palo en el culo.

En cuanto depositó sus manos sobre la mesa, los ojos de los gemelos estaban postrados en ella.

— ¿Qué sucede? —Preguntó confundido el rubio.

—Es Leah, está encerrada en el baño.

Inmediatamente Kaulitz se levantó y caminó a pasos agigantados por la sección VIP hasta llegar al pasillo, en donde vio el sanitario de damas y tocó dos veces con sus nudillos.

— ¿Leah? —Preguntó al sentir una respiración muy agitada. — ¿Leah, estás bien?

— ¡Sácame de aquí, Bill! —Gritó con todo lo que pudo, golpeando sus puños contra la madera barnizada.

—Tranquila —Intentó calmarla hablando mirando el suelo. —Aléjate de la puerta.

Kaulitz siempre, antes de pensar, actuaba de la manera menos civilizada posible. Él no era de ir con palabras o modales, él directamente iba a la acción y a los puñetazos.

Adelantó su hombro derecho, apretó sus manos para convertirlos en puños, y con el dicho hombro corrió hasta golpearse contra la puerta, Leah chilló observando desde el otro lado. Se aflojó un poco pero aún no era suficiente.

En ese instante, a Swanson le venía como un ahogo, como que le faltaba el aire, y era que no le gustaba permanecer encerrada por mucho tiempo y menos si se encontraba sola.

Te protejo, ahora y siempre. [Bill Kaulitz Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora