Capítulo 32

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El año nuevo pasó en un abrir y cerrar de ojos, pero este año fue diferente. Le di la bienvenida con un beso de Lauren, fue un beso simple, pero ella trató de darme un beso de verdad cuando estábamos solas.

El tiempo empezó a pasar muy rápido y decidí regresar a California, con planes de abrir una tienda física para mi ropa.
Lauren estaba estudiando mucho, la prueba se acercaba, así que estaba muy nerviosa. Su cumpleaños era mañana, así que pasaría la noche con ella, pasaría el momento de su cumpleaños con ella. Como era sábado, ella no tendría problemas.

-¿Entonces no volverás hoy? - señaló Alexander por tercera vez.

-Hijo, si quieres, me quedaré en casa.

-No mamá, adelante. ¿Puedo al menos llamarte a un Uber?

-Sí, puedes, querido. - Besé su mejilla. - Mañana pasaremos a recogerte antes del mediodía. Si necesita algo, sabes mi número y el de Lauren.

-¿Barbi viene mañana?

-No lo sé, aún no ha confirmado nada, pero la llamaré. - Le di a mi hijo otro beso antes de entrar al auto. - Tienes dinero en la alcancía de emergencia, no abras la puerta a extraños ni a tu padre. - rió entre dientes.

-Lo sé mamá, ahora vete.

Subí al coche, miré hacia atrás para ver si Alexander estaría a salvo. Terminé comprando un apartamento en uno de esos lugares recién construidos. No era tan grande como el anterior, pero era cómodo y era nuestro. Compré los muebles indispensables y el resto los iba comprando poco a poco.

Cuando llegué al apartamento de Lauren, sabía que estaría estudiando, eso es todo lo que ha estado haciendo estos últimos meses. Ahora tenía la llave de su apartamento, al igual que ella tenía la mía. Dan me dio una idea bastante atrevida, e iba a intentarlo.

Abrí la puerta, sin dudarlo, Lauren no estaba en la habitación, caminé hacia el dormitorio, tenía ropa en el piso, fui al baño, Lauren no se baña con la puerta cerrada, no sé cómo lo hace. Entré y allí estaba ella cantando una canción que sonaba en su teléfono celular.

- iBoo! - Golpeé la ducha un poco más fuerte y la vi saltar del susto.

- Amor, que susto. - dijo asustada. - Casi me matas.- Ambas nos reímos.

-Te esperaré aquí.

-No, salgo ahora. - Le entregué la toalla, Lauren ni siquiera se secó bien, solo se la metió en el pelo y salió. - Hace tanto calor. - Lauren dejó escapar un suspiro. Empecé a recoger su ropa sucia del suelo.

-¿Terminaste de estudiar?

-Sí. - Lauren solo vestía bragas y una blusa fina. - ¿Vas a pasar mi cumpleaños conmigo?

-Voy a...  - Vi sus ojos ligeramente llorosos. - Lo menos que se merece mi gran novia.

-Este siempre ha sido un día normal para mí.

-Para mí es un día especial. - Le di un beso rápido.

Rápidamente miré el reloj digital en su mesita de noche, eran alrededor de las ocho de la noche.

-¿Vemos algo?

-Claro.

Dejaría mi sorpresa para más tarde, porque necesitaba que ella no estuviera en la habitación. Nos quedamos en la sala viendo una película y alrededor de las once de la noche, dijo que se daría una ducha y volvería para estar conmigo. Lo preparé todo rápido, puse unos pétalos de rosa en la cama, algo que era muy cliché, pero aún así era algo que quería hacer por ella. Esta noche haría por Lauren todo lo que ella me hizo. Me di una ducha rápida, me puse un corpiño, que dejó mi cuerpo preciado. Hacía mucho tiempo que no me sentía bella, Lauren siempre me elogiaba, dejaba mi autoestima ahí arriba, me hacía sentir más mujer y más bella. Después de salir de la habitación, fui a pedirle que se acostara, o mejor dicho, que comenzara la primera parte de su regalo.

-Amor... - Traté de llamarla sensualmente. Lauren se volvió de repente y noté que su respiración se entrecortaba, su boca se abrió levemente, su mirada bajó por mi cuerpo, me sentí un poco avergonzada, Lauren me miró de una manera tan obscena. - ¿Vamos a la habitación?

Lauren apagó la televisión, sé que estaba tratando de mantener la calma, cuando se detuvo frente a mí, me miro desvergonzadamente de arriba abajo y se mordió el labio inferior. Me tocó la cara brevemente, pasó su pulgar por mis labios, rozándolos ligeramente, hasta que lo abrí y mordí su dedo ligeramente, luego lo chupé mientras no dejaba de mirarla. Se acercó a mí y me besó con fervor, su lengua explorando mi boca de una forma muy voraz. Me inmovilizó contra la pared, metió una de sus piernas entre las mías y sus manos se apretaron en mi cintura. Mis manos se quedaron en la parte posterior de su cuello, ella tenía un moño alto, así que podía rascarle la parte posterior del cuello. La aparté un poco, la besé en el cuello, chupé sin piedad el pulso de su cuello, a Lauren ni siquiera le importaba gemir en voz alta, dijo que le gustaba gemir así.

-Camila. - gimió mi nombre, - Estoy mojada. - Apreté sus pechos por encima, sus pezones rígidos eran visibles a través de la fina tela.

-Tenemos que ir a la habitación. -

- ¿Por qué?

-Tengo una sorpresa para ti...

-¿Otra? - Lauren estaba jadeando. - ¿Vas a bailar sensualmente para mí?

-La próxima vez, quién sabe. -Le mordí el labio inferior y tiré, luego me aparté y tiré de ella de la mano. Paré en la puerta. - Cierra los ojos.

-Cerrados. - Miré por encima del hombro para asegurarme de que tenía los ojos cerrados.

-Sin trampas. - Abrí la puerta y la llevé lentamente a la habitación, que estaba iluminada por velas. - Puede abrirlos.

-Ca-Camila, mi amor, esto es hermoso... - Sus ojos brillaban.

-Quería hacer algo especial para que pudiéramos pasar tu cumpleaños. - La abracé por detrás. Sentí su olor y quería que impregnara cada parte de mí.

-Lo amé. - Se volvió hacia mí y me dio un beso largo. - Estar contigo ya lo hace especial - Nos besamos despacio, de una manera dulce y cariñosa, pero yo quería más, quería a la Lauren de antes, la fogosa, que me mandaba fotos de sensuales en la oficina, que me decía putita y que me llamaba de madrugada solo para contar sueños eróticos y  masturbarse mientras los recuerdaba. Con estos pensamientos cambié el beso de cariño a un beso muy obsceno. Apreté su trasero, pegando nuestros cuerpos.

-Tienes tres deseos. - susurré en sus labios. - Cumpliré todas tus fantasías. - Lauren me miró un poco incrédula, seguro que no esperaba una Camila provocativa.   -Entonces, ¿Cuál es tu primer deseo? - Me lamí los labios. Esta iba ser una noche larga y agradable.







Más que una aventura| CamrenWhere stories live. Discover now