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Capitulo 4: La Hasoda

El Sultan Ahmed confeccionaba el anillo que le había prometido a Mahidevran pero sin dejar de pensar en Hasret Hatun

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El Sultan Ahmed confeccionaba el anillo que le había prometido a Mahidevran pero sin dejar de pensar en Hasret Hatun. Se obligó a sacar esos recuerdos de su mente. ¿Cómo podía pensar tanto en alguien que solo había visto una vez?

No, no la había visto solo una vez. Llevaba años viéndola en sus sueños y jamás pensó que en verdad la llegaría a encontrar.

No había pasado un minuto del día en el que no imaginará en cómo sonaría la voz de aquella pelirroja. Se la imaginaba con una voz suave y dulce, como la melodía de una canción de cuna. Pensó en sus ojos, sus hermosos ojos. Esos orbes azules le hacían tanta falta como el oxígeno mismo. Había recorrido muchos lugares, Manisa, Trebisonda, Karamán, y jamás había visto unos ojos como esos.

—¿Desea algo su majestad? —cuestionó Ibrahim.

—Trabajaré un poco más, Ibrahim, ya puedes irte.

—Mañana es la primera reunión del consejo. Todos aguardan con ansiedad sus palabras.

—¿Crees que el mundo está listo para mis decisiones? ¿Los otomanos están listos, Ibrahim? —dijo, el veneciano sonrió e hizo una reverencia para irse.

Se quedó unos segundos observando el anillo. Lo había empezado a construir unos meses antes de convertirse en sultán y se lo prometió a Mahidevran. Pero ahora no podía evitar imaginar aquella esmeralda en el dedo anular de Hasret Hatun.














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—Daye, con respecto a las muchachas en el harén eres la número uno

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—Daye, con respecto a las muchachas en el harén eres la número uno. ¿Qué sucedió con la concubina de Rusia? ¿Ya le enseñaste su lugar? —preguntó Ayşe Hafsa quien estaba en sus aposentos junto a su hija mayor.

—Es inquieta, pero aprende rápido. Tiene una mente afilada —respondió Daye.

—No necesitamos eso. Necesitamos buen comportamiento, ella no debe sentir que te agrada.

—Pero Şah dijo que es una muchacha muy hermosa —dijo Hatice recordando la descripción de su hermana menor sobre la concubina.

—La belleza desaparece. He visto bellezas que ahora viven bajo techos de lodo —concluyó la Valide Sultan haciendo referencia a su antigua rival, Ayşe Hatun. A pesar de que aquella joven jamás le dio un varón a Selim, sí fue la consorte favorita del sultán. Por eso tuvo que verse en la situación de colocarle una trampa y enviarla al Viejo Palacio, donde pasó sus últimos días.



















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𝐃𝐞𝐬𝐭𝐢𝐧𝐲 ©Where stories live. Discover now