Capítulo 5

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Era él.
De verdad era él.

Skye apenas pudo pronunciar un "¿puedo tomar su órden?" al ver al chico acercarse a la barra. Quiso moverse pero su cuerpo estaba totalmente congelado, una presión en su pecho se hizo presente y no supo distinguir si estaba emocionada o aterrada.

-Uh.. Buenas noches -repuso con una voz ronca y cansada-. Quisiera un café americano, porfavor.

-Ah.. Claro, café americano -sonrió forzosamente mientras escribía en la caja-. ¿Algo más?

Reconocería esa voz en cualquier lado. Sin embargo, sonaba mucho más grave de lo que recordaba. Maldita pubertad.

La chica tragó saliva antes de hablar-Claro, e.. e-enseguida, ¿algo más? -su voz se rompía cada vez más cada segundo que pasaba. Y no fue hasta que el chico se quitó la capucha de la sudadera que casi se desmorona por completo en ese mismo lugar.

-Una dona de chocolate también.

Parecía como si fuera ayer la última vez que vió ese pelo gris mal cuidado y esa oreja doblada.

Una sonrisa confusa apareció en su rostro al poder ver directamente el rostro de quien alguna vez fue su hermano, pero el chico parecía completamente inmutado. Skye le dió un codazo a su amiga quien salió disparada hacia la cocina a preparar su órden, mientras ella trataba de encontrar las palabras adecuadas; nunca pensó que se reencontraría con Rocky. Mucho menos de esa forma.

Él, por otro lado, simplemente miraba el lugar, sin siquiera mostrar alguna emoción después de ver a la chica tras tantos años sin contacto alguno. Un pequeño silencio incómodo se hizo presente mientras él trataba de ordenar sus propias ideas, pues no había llegado a esa cafetería de casualidad.

-¿Tengo algo en la cara o..? -preguntó el más alto al notar intensa mirada fija de la contraria, quien rápidamente se giró a otro lado. Hubo un corto silencio.

Skye volvió a pasar saliva audiblemente, paseando su mirada por todos lados con nerviosismo.
-Yo...

-Linda noche, ¿no? ya es bastante tarde -la pregunta casual desconcertó aún más a la mayor. ¿Cómo es que se encontraba tan tranquilo? Era casi como si no la reconociera-. Nunca muy tarde para un café.

A pesar del tono animado de sus palabras, Skye podía distinguir perfectamente el cansancio en su voz. Lo conocía como la palma de su mano. Sus ojeras eran demasiado visibles, y aunque su voz siempre fue ronca ahora lo era mucho más, sonaba casi forzada. Se dió cuenta de que incluso estaba más pálido y se preocupó instantáneamente.

Al poco tiempo Liberty volvió con la órden lista; a su falta de charlatanería Skye supuso que ella también seguía shockeada. Entregaron la órden, guardaron el pago, y observaron perplejas al chico irse. Completamente en silencio.

-¿Acabas de... ver lo mismo que yo?

-Vimos lo mismo, Skye -repuso la castaña en un estado de shock.

Su amiga se giró a verla, y la salchicha pudo notar que ésta tenía lágrimas en los ojos. ¿Qué rayos acababa de pasar? ¿Acaso las donas tenían algún tipo de alucinógeno ese día?

-Yo.. es mejor que nos vayamos, necesito pensar algunas cosas -dijo Skye, apurándose a guardar el dinero en la caja para irse. Liberty aún la miraba perpleja, pero a los pocos segundos rreaccionó de igual forma, yendo a recoger su bolso.

-¿Gustas que te acompañe?

-No, gracias -contestó la ojirosa-. Necesito estar sola.

Antes de que su amiga pudiese oponerse, la cockapoo salió de ahí, dejándole a la chica el trabajo de cerrar el local. No quería que su mejor amiga la viese llorar, además, ¿Por qué debería llorar? No es como si le hubiese dolido encontrarse a su supuesto hermano después de años sin verse y que éste la hubiera ignorado por completo.
Para nada.

Lo que el tiempo se llevó  ──  ;   Paw Patrol.Where stories live. Discover now