7. Heridas en el pasado

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Pese a saber dónde estaba y por qué, la Génesis invisible que estaba viajando al pasado sonrió al ver a Summer

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Pese a saber dónde estaba y por qué, la Génesis invisible que estaba viajando al pasado sonrió al ver a Summer. Hacía muchos años que no pensaba en ella, y tenerla tan cerca le recordaba lo mucho que la quiso, lo mucho que la amó y lo mucho que su vida cambió en consecuencia a su relación que, si bien no fue demasiado larga, fue demasiado significativa.

Intentó recordar lo que era tener diecisiete años, estar enamorada y sentir que todo era posible. Miró entonces a la Génesis adolescente y sus ojos se llenaron de lágrimas.

Era tan... extraño verse a sí misma. Era una adolescente tan bonita, pensó, pese a que durante todos esos años estuvo llena de inseguridades. Era un poco más bajita de lo que terminó siendo, pero eso sí, más delgada y de piel más lisa. Su cabello era brillante y largo sin necesidad de que lo cuidara demasiado, su sonrisa estaba un poco torcida porque usó ortodoncia solo dos años después, a sus diecinueve años, pero ese brillo de felicidad en los ojos... La Génesis adulta no recordaba haber visto en algún espejo ese brillo después de su temporada con Summer.

Cuando las adolescentes entraron a la casa de Génesis, la presencia invisible entró detrás de ellas y se ubicó en el extremo exterior de la sala de estar, dispuesta a enfrentar ese momento, pero no tan valiente como para entrar más y estar muy cerca de sus padres. De hecho, la Génesis adulta evitaba mirarlos a toda costa; había un límite en su disposición de seguir con esta tortura.

Génesis dejó de pensar con la nostalgia bonita del pasado cuando su representante adolescente habló:

—Ma, pa, quiero contarles algo.

El corazón de la Génesis intrusa se aceleró. Deseó con todas sus fuerzas que las adolescentes la vieran, poder advertirles que se callaran, que era mejor seguir siendo pareja en secreto, que no arruinaran su vida de esa manera. Pero no podía, solo era capaz de observar y padecer cada segundo.

—¿Pasó algo? —preguntó el padre de Génesis, su rostro preocupado.

El contacto físico de Génesis y Summer se acabó cuando la primera dio un paso al frente y dejó a la segunda tras ella, como si muy dentro de sí sintiera que debía protegerla. Sin embargo, Génesis adolescente sonrió.

—Nada malo, pa. Yo... ¿recuerdas que me dijiste una vez que cuando tuviera pareja podía presentarla para que ustedes la conocieran?

Las palabras pasadas de su padre habían sido "cuando tengas novio", pero eran detalles que Génesis quería obviar. Era lo mismo, ¿no? Sus padres, en especial su padre, le decían desde que empezó a crecer que no querían que ella hiciera nada a escondidas, que podía contarle lo que quisiera.

La mamá de Génesis rió con cariño.

—Te dije que iba a enamorarse antes de los dieciocho —le dijo a su padre, palmeando su pecho.

—Pero si ayer le cambiaba los pañales —respondió él.

Los cuatro presentes rieron, disipando en parte la tensión que Génesis adolescente sentía en su corazón. La Génesis adulta ya estaba llorando porque sabía lo que venía.

El tropiezo de Cronos: Los latidos del pasadoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin