8. Las manzanas de Ágatha

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Cuando Génesis despertó a la mañana siguiente sintió una punzada tan grande de decepción que le dolió físicamente en el pecho

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Cuando Génesis despertó a la mañana siguiente sintió una punzada tan grande de decepción que le dolió físicamente en el pecho. Seguía en la casa ¿asignada? por el tropiezo de Támesis; no había regresado.

Se levantó huraña, sorprendida de que Támesis no estuviera a la vista.

Lo encontró rápido. Estaba en el sofá de la sala de estar, dormido. Se quedó mirándolo; era atractivo con su piel ligeramente morena y su cabello negro plagado de rizos guesos. Cualquiera que lo viera no pensaría que era un imbécil que la había hecho viajar al pasado; las apariencias engañan, pensó. Sacudió la cabeza y fue al baño.

El día anterior luego de regresar con Támesis, este le había informado del asunto de su aspecto físico durante el viaje en el tiempo y Génesis había tenido miedo de mirarse al espejo para saber cómo lucía. Pero si ya había enfrentado la pérdida de sus padres, podría con algo tan nimio como su apariencia. De modo que se miró fijamente en el espejo.

Lucía como ella... una versión modificada de ella. Eran pequeños rasgos: los ojos un poco más grandes, la nariz más angosta, las cejas un poco menos pobladas, sus labios más rellenos. Era ella, pero no era ella. Era como si fuera una hermana mayor de sí misma, similares, pero no iguales. Tenía la piel alrededor de los ojos hinchada de llorar, tanto, que le sorprendía poder abrir los ojos en absoluto.

De pronto, escuchó un grito afuera.

—¡Génesis! ¿Génesis?

El instinto la obligó a salir corriendo para saber qué había pasado. Támesis estaba cerca del sofá, sus ojos denotaban pereza pero su mente estaba muy despierta, mirando aterrado.

—¿Qué? ¡Qué!

Támesis la miró y suspiró.

—Ay, que alivio, pensé que me había muerto y estaba en el... ¿a dónde van los muertos?

—Dijiste que los atemporales no pueden morir.

—Sí, pero anoche mis ojos se apagaban contra mi voluntad, mi cuerpo me dolía, la mente se me nubló. Pensé que todo esto era solo una trampa de Cronalis y que me querían muerto, quizás me desaparecerían en este plano mortal y yo tenía tanto miedo e intenté tener los ojos abiertos pero entonces no pude más y no sé qué pasó y...

Génesis arrugó la frente.

—Suena a que simplemente estabas cansado y necesitabas dormir. ¿Los fenómenos de tu plano no se cansan?

Támesis pasó por alto el insulto.

—¡No a ese punto! ¡Mis ojos se apagaban, Génesis, no podía controlarlo!

Pasó lo inesperado: Génesis se rió. Fue una risa sincera y corta que la tomó especialmente a ella por sorpresa. No estaba de buen humor, pero ver al caminante enloquecer por algo tan simple como la necesidad de dormir, ameritaba reírse. Támesis la miró fijamente, fascinado, hasta que ella se sintió cohibida y aclaró la garganta.

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⏰ Last updated: Apr 14 ⏰

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El tropiezo de Cronos: Los latidos del pasadoWhere stories live. Discover now