24: Tu novio te ayudará

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Severin

Intento detener a mi hermano de hacer una locura, pero me es imposible, la naturaleza me ha privado de una buena estatura, lo que provoca que evite su accionar. No solo nací bajita, también tengo un cerebro estúpido. ¿Para qué mierda le conté que finjo salir con Renart por culpa de nuestro apellido? Era evidente que iba a reaccionar mal. A veces es muy borde, pero sigo siendo su hermana, me va a defender, incluso aunque le parezca tonta. La verdad, no encontré otra forma para sacarle información, así que todo se me puso en contra y ni siquiera pude sacarle nada.

Jaled camina por la universidad, buscando a Renart, entonces cuando lo visualiza en el pasillo, apresura el paso.

¡¡Patitas, vayan más rápido que no lo alcanzo!!

―¡¿Qué pretendes con mi hermana?! ―le grita, agarrándolo de la ropa, poniéndose muy furioso―. ¡¿Cómo te atreves?!

―¡¡Jaled, por favor!! ―Me pongo en medio y desciendo mi voz―. Nos van a descubrir, baja el volumen.

―Cámbiate de colegio.

―¡No voy a hacerlo otra vez! ―me quejo.

―Un gusto conocerte, cuñado ―habla calmado, Renart.

―Tú, cállate ―lo reprendo.

Se oye mucho barullo en el pasillo, entonces toda la atención que había sobre nosotros, se moviliza para otro lado. Un muchacho rubio de ojos celestes, camina por allí con una sonrisa pegada en el rostro. La verdad, no me interesaría, pero Jaled se ha quedado petrificado y no se mueve al visualizarlo. Asimismo, Renart lo ve, su reacción también me pone alerta, ya que su tranquilidad se esfuma, frunce el ceño.

―Quiero que te vayas ―me pide mi falso novio.

―¿Eh?

―Ahora ―exige―. Es importante.

―Lo... lo haría, pero Jaled...

Suspira.

―Bien, haré una distracción.

―¿Qué?

No me contesta y camina en dirección hasta el chico, pero antes de llegar, hace como si le doliera la rodilla, entonces se agacha en el suelo.

Qué buen actor.

Todos corren a ayudarlo. Hay una mayor multitud ahora, lo que provoca que aquel rubio no pueda seguir avanzando. Dejo de centrarme en ese show, entonces empujo a Jaled, para poder salir del edificio.

No sé qué ocurre, pero alguien va a tener que darme una explicación, y como es mi hermano el que tengo en primera fila, le llegó la hora. Una vez que estamos fuera del edificio, puede reaccionar, entonces lo señalo para tirarle cualquier interrogatorio que se me ocurra en el momento.

―Exijo que me digas, ¿por qué te petrificó ver a ese chico? ¡¿Quién es?!

―Tu noviecito nos ayudó. ―Ignora mi pregunta, mencionando a Renart―. Bien por él, tiene mi voto.

―¡¡No es mi novio!! ―me quejo y grito, indignada―. ¡¿Ya olvidaste por qué viniste aquí en primer lugar?! ¡¡Estabas enfadado con él!!

Bufa.

―Sí, lo sé, pero creo que, si él quisiera ser tu novio, no me quejaría. Ahora cambié de opinión, tiene mi voto ―repite.

―¡¡Jaled, por favor, al menos dime quién es el otro!!

―Bien. ―Bufa de nuevo―. Es Hall Nowell. Por lo que más quieras, no te acerques a ese ser del infierno, es la perdición de cualquiera, ¿de acuerdo?

―¡¿Por qué?! ¡¿Él tiene que ver con el incidente o cómo?!

―Esa es toda mi culpa... ―Hace una pausa―. Olvídate del incidente, dijimos que nunca más lo nombraríamos y me lo sigues recordando, ¿así quieres que progrese?

―No, quiero que vayas a un psicólogo y dejes de estar encerrado en casa, culpándote por algo, que quizás puede solucionarse.

Suspira.

―Déjalo ya. ¿Desde cuándo esto se trató de mí? Vine hasta aquí, para aclararle los puntos a un Nowell, sin embargo, resultó mejor que yo, así que quédate con él y a mí déjame en paz.

Veo que se retira y no le insisto. Solo suspiro, cansada. Me refriego un ojo, a punto de llorar, pero me detengo, ya que visualizo un helado en frente de mi cara. Parpadeo varias veces, dándome cuenta de que Renart me ha traído un cucurucho.

―¿Te gusta la fresa? ―Sonríe.

Aturdida, lo agarro.

―Gracias, supongo. ―Lo miro de refilón―. ¿Cómo escapaste de toda esa multitud?

―Tengo mis métodos ―declara con orgullo.

Enarco una ceja.

―¿Y la verdadera respuesta es...?

―Pasé por al lado de Hall y le puse el pie. Quedó adolorido, así que todos se preocuparon más por él que por mí. Es normal, siempre pasa.

Quedo en shock.

―¿Por qué dices algo triste mientras sonríes?

―Creo que es la costumbre. ―Mantiene la sonrisa.

―Como sea. ―Le doy una probada al helado―. ¿Quién es Hall? ¿Tu hermano?

―Es mi primo, pero si hablamos de él, el postre tendrá mal sabor. ―Pasa un dedo y lo prueba―. Está delicioso.

―Bien, no insistiré, solo porque estoy de malas. ―Suspiro―. ¿Y de dónde salió este helado? Y no me digas por ser Renart Nowell, ya me aburrió ese chiste.

―Vi un kiosco y recordé que te lo debía.

Me río.

―No es cierto, te dije que no quería.

―¡Ah, pero ahora no lo rechazaste! ―expresa con orgullo―. ¡Punto para mí!

―Me lo pusiste en mi cara. ―Refunfuño.

―Imposible rechazar un helado comprado por mí.

Le doy un codazo.

―Ya cállate. ―Vuelvo a reír.

―Al menos no hablé en tercera persona.

―Gracias ―expreso con una sonrisa cálida y llena de alivio.

―¿Por el helado?

―Por ayudar a mi hermano.

―Cuenta conmigo para lo que quieras, Darling.

            ―Cuenta conmigo para lo que quieras, Darling

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Son muy lindos juntos 💖

Saludos, Vivi.

Tu secreto te condenará #ONC2024Where stories live. Discover now