31: Tu indirecta te condenará

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Severin

Quizás Hall es solo malvado y ya, no debería dar tantas vueltas. ¡¡Cómo no debería tardar en decirle a Renart lo mucho que me gusta!! Mi falso novio está en frente de mí y no puedo ni decir A. ¡¡Es solo una letra!!

―¿Van bien las clases de yoga? Te ves nerviosa ―acota mientras estamos en la entrada de la facultad―. ¿Acaso quieres pegarme? ¿Por qué me miras así? ―Se ríe.

―Yo... yo... ¿Sabías que Hall y mi hermano...? ―Hago un gesto obsceno con las manos―. Fue una sorpresa enorme para mí, creí que lo odiaba.

Se queda un poco callado al yo lanzarle la bomba.

―Ah, ¿sí? ―No parece sorprendido―. ¿Por qué me cuentas eso de repente?

―Hace unos días vino a casa y lo aclaró.

―¿Y me lo dices ahora? ―Enarca una ceja.

―¡Sí! ―expreso en alto―. ¡Qué gracioso!

Es que no quiero gritar mis sentimientos, prefiero revelar otras cosas que pueden explotarme en la cara, pero no serán tan vergonzosas como admitir que me gusta.

―No es gracioso, te dije que te mantuvieras alejada de él.

―¡¿Qué quieres?! Es el amante de mi hermano. ―Hago una pausa―. Bueno, no, pero tú me entiendes.

―La verdad que no.

―¡¡Creí que eras inteligente!! ―chillo.

―Siento que me hablas en clave morse o que me quieres decir otra cosa, pero evades el tema.

¡¡Ah!! ¡¿Cómo lo supo?!

―¡¿Lees mentes?!

Se ríe.

―Viste que soy inteligente. ―Mueve las cejas.

―¡¡Ay, no!! ―Intento correr, pero me detiene, agarrando mi remera―. ¡¡Suéltame, estoy escapando!!

―Lo noté. ―Tironea de la ropa, entonces mi espalda choca con su torso y de repente me abraza, así que me sonrojo, más cuando siento su boca en mi oreja―. Te atrapé ―susurra.

Ay, qué no se dé cuenta.

―Yo... yo...

―Te llevaré a casa ―aclara.

―¿Qué? ―Me confundo.

―¡¡Sí, ya vino mi chófer!! ―Señala el auto.

Mierda, me imaginé cosas, parezco tonta.

Nos subimos al vehículo, entonces me lleva a mi casa. Una vez allí, como el atrevido que es, entra sin avisar y sin permiso. Termino haciendo un poco de café y, ya que mi hermano está, le ofrezco también.

―Hola, cuñado. ―Se sienta Renart, frente a él―. Oí que Hall es tu amigo.

―No es mi amigo ―le responde Jaled.

Me siento al lado de mi falso novio y pongo mis manos alrededor de mi taza calentita, sintiendo el calor del vapor.

―Delicioso. ―Sonrío luego de sorber un poco.

Jaled me mira un momento, luego a Renart.

―¿Ya sé van a casar o qué? ―consulta.

Mi falso novio se ríe y yo me sonrojo.

―¡¡Claro que no, es todo mentira!! ―me defiendo.

―Bueno, como me sigue llamando cuñado...

―Ojalá, cuñado, ojalá ―contesta Renart―. Ya sabes lo difícil que es de convencer tu hermana.

―Totalmente ―dice continuando con ese gesto de muerto que lleva siempre―. Espero que lo hagan pronto y te la lleves, es un dolor de cabeza.

Refunfuño.

―Tú eres un dolor de cabeza, no me molestes ―me quejo.

―Déjalo ―aclara Renart―. Eso hacen los hermanos, ¿no?

―¡¿Y tú de qué lado estás?!

―Del que te secuestro en mi torre de dragón para no regresarte nunca.

―Te juntas mucho con Normie ―me burlo.

Se ríe.

―Quizás.

―¿Y está guapo el Normie? ―pregunta Jaled.

―Le encanto, así que no creo que tengas oportunidad. ―Mueve sus cabellos negros hacia atrás―. Se muere sin mí, el pobre.

―Dejen de llevarse tan bien. ―Tomo otro sorbo de mi café―. Y beban sus tazas que se les van a enfriar.

―Lo que usted diga, jefa. ―Me guiña, así que me sonrojo, luego comienza a tomar el líquido.

Dios, no puedo con Renart y sus intentos de conquistarme. Lo peor es que ya me conquistó, así que no sé cómo reaccionar.

¿Y si le tiro una indirecta?

Una vez que Jaled se va a su cuarto con su notebook como siempre y me quedo a solas con Renart, decido abalanzarme hacia la aventura.

―Ya es tarde. ―Mis mejillas queman, deben estar muy rojas―. ¿Te quieres quedar a dormir?

 ¿Te quieres quedar a dormir?

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Tu secreto te condenará #ONC2024Where stories live. Discover now