3 CAPITULO.

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—¡Mierda! ¿Podrías haber tocado, no? Se me olvidó poner seguro a la puerta—Jenell se notaba molesta por mi llegada. Y se encontraba acostada con el celular en la mano.

—Hoy empiezan tus clases— observaba alrededor, pero todo se veía como una habitación normal.

—Claro— río— ¿Te podrías ir? Mi mamá ya no está en casa, pero no te preocupes que le diré que me diste las clases— ni siquiera me miró, estaba viendo al celular.

Estaba sorprendida, esta chica tenía carácter y ni siquiera intentó tocarme o mirarme con deseo como pensaba.

—Lo siento, pero necesito darte las clases a fuerzas.

—¿A fuerzas?

—Si.

—Bien, seguiré acostada, tú siéntate por ahí y dame tus clases mientras veo cosas más importantes en mi celular.

—Pero en estas clases no puedes usar el celular.

—Si puedo y lo estoy haciendo.

—¿Te crees muy mala? —me miró desafiante.

—¿Te crees muy buena? Es mejor que te vayas, no te pondré atención.

—¿Te gusta hacer sufrir a tu madre?

—¡¿Hacerla sufrir?! No es mi culpa que no me quiera por querer a alguien más—bajó la mirada, dejó el celular y se paró— Dame las putas clases.

Me indicó que me sentara en la silla de su escritorio, ella fue por otra y después se sentó. Empecé a hablarle de la biblia y  lo malo que decía de la homosexualidad. Casi no me miraba, ni siquiera se puso a pelear conmigo, sólo la notaba triste y muy desanimada.

—¿Te puedo llamar Jenell, verdad?

—Si, como sea.

—Bueno Jenell, veo que no estás tan bien, pero por eso estoy aquí, para ayudarte— tomé su hombro como muestra de mi apoyo.

—No me toques— me miró seria.

—Bien—Quité mi mano de su hombro.

—¿Ya terminaste de dar tus clases?— Al mirarme sus ojos estaban cristalizados.

—Creo que si...—Tuve que asentir por lo mal que se veía.— Oye, entiendo que es difícil saber lo mal qué haces pero...

—Vete—Me interrumpió molesta.

—Pero sólo quería decirte que...

—¡Que te vayas!— me señaló la puerta. Y una vez que salí, la azotó.







—¡¿Enserio eso pasó?!— me contestó Abelard después de contarle lo que había pasado.

—Si, se veía mal.

—Tal vez la hiciste reflexionar y lloró porque se dio cuenta de su error.

—Tal vez.

—Me tengo que ir a clases, amor, te veo al rato— me besó y se fue.

Mientras iba caminando al salón en la escuela, a lo lejos vi a a dos chicas abrazadas, y cuando terminaron de abrazarse vi que era Jenell quien estaba llorando y su novia la estaba consolando.
No podía evitar sentirme mal, sabía que era yo quien la había hecho sentir así, y de tan sólo pensarlo sentía mucha culpa.

Ella me arruinó la vida (TERMINADA)Where stories live. Discover now