Capítulo 6 - Hacer realidad un sueño

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 Najt avanzaba con todo el sigilo del que, dadas las circunstancias, era capaz por uno de los incontables —al menos él ya había perdido la cuenta— pasillos que conformaban el inmenso sótano. Muy a su pesar hubo de reconocer que Imhotep no exageraba al remarcarles que no se alejaran de las antorchas de los soldados. A su manera le estaba haciendo caso.

En esos momentos se preocupaba tanto de no perder de vista su única referencia luminosa en el laberíntico entorno como de no ser detectado por el portador de la única luz que tenía a la vista. Estaba convencido de que, si aquel soldado se percataba de su presencia, lo obligaría a regresar con el resto de fugitivos a los que conducían a un lugar seguro. Pero a él le proveerían además de una reprimenda—merecida— y de un castigo ejemplar —siempre se había preguntado por qué los denominaban así, ¿acaso no lo eran todos?—.

Intentaba no darle muchas vueltas a cómo se le había ocurrido hacer caso de aquel insensato impulso abandonar a sus amigos y seguir al soldado. Si lo hacía, la confusión y el miedo amenazaban con tomar el control. Además, le daría lo mismo, porque a esas alturas ya no era posible dar marcha atrás.

El soldado había desaparecido no hacía mucho, al doblar una esquina a la que él aún no había llegado, pero, cuando Najt se acurrucó por fin junto a ella, aun sin asomarse, podía observar justo delante el baile de sombras característico que proporcionaban las antorchas en ambientes oscuros. Su presencia indicaba que el soldado no había avanzado tanto como esperaba. Se planteó la posibilidad de que se hubiera detenido. Pero ¿por qué? ¿Acaso había alcanzado su destino? ¿Se encontraba cerca de descubrir la razón que lo había llevado a desobedecer las órdenes de Imhotep? ¿O eran esas las órdenes que el oficial le había dado desde un principio?

Najt sacudió la cabeza ante la interminable lista de interrogantes y posibilidades que le venían. Debían controlar aquella maldita imaginación suya, o terminaría equivocándose y aquella aventura acabaría muy mal.

Tras apartar de su mente especulaciones que no resolvían nada, reunió el valor suficiente para asomar la cabeza lo justo para ver qué ocurría. Pese a que aquella parte del sótano se hallaba casi a oscuras, Najt no quería arriesgarse. «Solo una mirada rápida», se dijo.

Pese a la celeridad con la que ejecutó su acción, esta le proporcionó valiosa información. En primer lugar que el soldado, como sospechaba, se había detenido a poco más de una vara (*) de su posición, a la entrada del pasillo. Pero también se había percatado de que no miraba ni adelante ni atrás, lo cual le pareció muy raro. Eso le llevó a asomarse de nuevo, pero esta vez espió durante un poco más de tiempo.

Su esfuerzo se vio recompensado, aunque no sabía muy bien con qué. El soldado se había detenido —esta vez sí pudo fijarse mejor— frente a una puerta disimulada en la pared, pues ella misma formaba parte de ella. Numerosas inscripciones habían sido labradas en toda su superficie, y era a ellas a las que el espiado dedicaba toda su atención. Najt se olvidó por un instante de su situación y sintió un enorme deseo de saber qué estaba leyendo.

Una especie de zarpa —que en ese momento imaginó de una bestia salvaje sedienta de sangre— cayó sobre su hombro. Najt se sobrecogió tanto que ni siquiera lograba expulsar el aire de sus pulmones en forma de alarido, aunque lo habría hecho de buena gana. Se volvió al instante, como un animal acorralado que no cree posible la huida, pero, al haber estado mirando hacia la luz, tan solo consiguió distinguir los bultos de varias cabezas y poco más.

—¿Se puede saber qué haces aquí? —le preguntó una de las voces en un tono rudo.

Najt, aún no recuperado del todo de la sensación de ser atacado y devorado por alguna clase de monstruo que hubiera hecho de aquellos lóbregos túneles su hogar y su terreno de caza, manoteaba torpemente y con los ojos cerrados, en un absurdo y baldío intento por mantener la distancia con sus captores.

Última noche en la Tierra (PAUSADA)Where stories live. Discover now