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Allí estaba yo, parada en la puerta del instituto esperando a que llegue de una vez Peter, pero tardaba siglos, cosa que me ponía de los nervios, bueno más aún. Así que saqué de mi mochila un cigarrillo y lo encendí mientras por los auriculares flotaba Video Games de Lana Del Rey. Solté el humo y miré de nuevo el lugar esperando a que mi mejor amigo diera señales de vida pero sólo me encontré con la misma gentuza de siempre; chicas queriendo ser populares, chicas enseñando sus escotes por una simple sonrisa, los idiotas de turno metiéndose con los raritos, la gente que es como yo que prefiere evitarse problemas y sólo mira con resentimiento el panorama. Seguí con mi cigarrillo sin prisa, iba a tocar ya la campana y el inútil de Peter no aparecía. No podía dejarme la primera hora sola me moriría de aburrimiento. La gente empezó a meterse dentro del recinto dejándome sola con algún chico más que estaba fumando al igual que yo. Por suerte Peter llegó nada más tocar la campana, así que tiré mi cigarrillo y lo apagué para después saludarle de mala gana:

-Buenos días idiota.

-Buenos días a ti también Hailey.

-Ugh, cada día tardas más en llegar.-dije mientras me quitaba los auriculares de las orejas.

-No es mi culpa que viva en una casa con tres hermanos y sólo dos baños.

-Deberías madrugar, yo creo que es una muy buena idea.

-Ja Ja Ja, que graciosa estás hoy.

-Lo sé, mi vena sarcástica está con ganas de fiesta.

-Hablando de fiesta ¿vas a venir esta noche al club?-preguntó mi mejor recostándose en la columna que se encontraba al lado de mi taquilla.

-Realmente no tengo ni idea. No he recibido ninguna llamada del trabajo aun así que ni idea.

-Por favor Hai. No me dejes solo con Alysson.

Cerré mi taquilla y le miré sonriente:

-Debería dejarte solo con ella por tardón pero ya veré que hago esta noche.-suspiré cansada.

-¡Gracias! ¡Gracias! Eres la mejor amiga del mundo.

-Sí bueno tranquilo. Pero me debes una.

-Si te compro todas las temporadas de American Horror Story en DVD y tu helado favorito ¿me perdonas?

-Sabes cómo comprarme Toods.

-Te conozco enana.-dijo sonriendo con autosuficiencia.

-Eres lo peor y por tu culpa me estoy perdiendo gimnasia.

-En realidad me lo agradeces.

-Ugh no, hoy hay partido y el entrenador no iba a venir a clase así que habría hora libre.

-Se siente muñeca.-dijo soltando un beso.

Le di un suave empujón entre risas y me alejé de mi mejor amigo para acabar en las gradas del campo de fútbol americano, donde supuestamente los hombretones populares y guapos de este lugar estaban entrenando para el partido del sábado, es decir, de mañana por noche. El entrenador estaba con ellos, ah sí, el entrenador era mi padre así que no me diría nada por estar aquí, bueno, tal vez que no distraiga a sus nenas pero nada más, cansada tiré la mochila a mi lado al mismo tiempo que sacaba mi móvil y observaba si tenía alguna llamada, pero seguía sin tener nada. Lo que significaba que esa noche no tendría trabajo, soy canguro, y varios viernes los padres de este pequeño pueblo me suelen llamar para que cuide de sus adorables mocosos. Pero parece que hoy no, ya que desde primera hora recibo llamadas pero hoy no he recibido ninguna. Acto seguido volví a bloquear mi móvil y miré aburrida a los niños mimados de mi padre mientras éste último me hacía señas para que me acerque, así que me levanté de mala gana de las gradas y caminé hacia mi padre que me miraba con mala cara y dije cansada:

-¿Qué?

-¿No tienes clase jovencita?

-Supuestamente estoy en tu clase, ¿no ves que estoy contigo?

-Sin pasarte listilla.

-Oh no sea usted tan aburrido entrenador Taylor.

-Hailey, haz algo de provecho y no me entretengas a los muchachos.

-No tengo nada que hacer.-me quejé.- Sólo puedo esperar a que suene el timbre e irme a una aburrida clase de latín.

-Está bien, puedes quedarte pero no me alborotes al personal.

Asentí rápidamente y me giré y justo empezaron los comentarios malsonantes, puse los ojos en blanco y me senté de nuevo, bueno más bien me tumbé en la grada y conecté mis auriculares de nuevo haciendo que la música fluyera por mis oídos alejándome del mundo un rato.

Supuestamente me quedé dormida en las gradas y me encontraba en el lavabo del baño de chicas intentando no matar a nadie. Bien, me desperté con la mitad del equipo de chicos mirando mis pechos e intentando tocarlos. Cómo comprenderéis, alguno acabó estéril. Así que sí, me salté latín y matemáticas ha sido una hora mortal. Acababa de tocar la campana y he salido disparada al baño en un intento de tranquilizarme nulo. Así salí del lugar con mi cara de mal humor puesta en ella. En la puerta estaba Peter con una sonrisa burlesca en su cara y le amenacé con el dedo:

-Ni una jodida palabra al respecto.

-¿Sobre qué?

-Si ya lo sabes mierda, no me hagas repetirlo.

-Cariño no es novedad que todo el equipo de fútbol quiera sobarte las tetas.

-Eres realmente asqueroso Toods.-me quejé mientras sacaba un cigarrillo de la caja.

-Soy hombre no lo olvides.-dijo encogiéndose de hombros y se sentó en un banco.- Deberías dejar de fumar es malo.

-¿Desde cuándo te has convertido en mi padre?


-Hailey no me gusta nada que fumes, te estás jodiendo a ti misma.

-Te prometo que en tu presencia dejaré de fumar.-dije seria mirándole.

-Está bien, ahora guárdalo en la caja.

-¿Estás de broma o qué?

-No, así que guárdalo ya.

Gruñí a forma de respuesta y le guardé para luego coger el auricular que me ofrecía por donde sonaba Fucked Up World, me recosté en su hombro mientras ambos disfrutábamos de la canción hasta que apareció el insoportable de Calum Hood como siempre para hacer la gracia:

-Hailey Taylor en la hora del descanso sin fumar. Chicos estamos ante un posible caso de enfermedad.

-Enfermedad la que tendrás tú en el pene porque pobrecito no le dejas descansar.-contesté rodando los ojos.

Todos se empezaron a reír de mi comentario, pero él sólo soltó una risa y se acercó a mí y susurró:

-La pena que te da no probarlo.

Lo miré con asco y decidí responder de la forma más educada que se me ocurrió:

-Por favor Hood, no quiero acabar con sida entre mis piernas, así que ahórratelo.

Y sin decir nada más me di la vuelta para volver a clase con una sonrisa en mis labios.


Sólo se me ocurre una palabra para describir este día y todos los días en general: ASCO. Nada más terminar la última hora salí corriendo no aguantaba otro día más allí. Decidí irme a casa sin esperar a Peter, estaba demasiado agotada para ser verdad y además necesitaba una tarde de compras urgentemente ya que no tengo lo que viene a ser ropa para ir de fiesta. Sigo preguntándome porque acepté acompañar al idiota que tengo por mejor amigo. Maldición y sólo maldición.

Hurricane. | c.t.hDonde viven las historias. Descúbrelo ahora