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Nada más llegar a mi humilde morada, me encontré en la puerta a mi vecina gritando a mi hermano menor. Ugh, como odiaba que mañana hubiera partido y mi padre estuviera fuera porque ahora me tocaba cargar a mí con el mocoso , así que me acerqué a la señora Wall con una sonrisa falsa en mi cara y la pregunté:

-¿Qué hace usted aquí?

-¡Cuando no estoy aquí! ¡El demonio de tu hermano estaba intentando hacer sus necesidades en la fuente donde mis pájaros se posan para beber!

Intenté aguantarme la risa, esto es una broma, decidme que sí. No pude aguantar más y solté una enorme carcajada, mi vecina puso una cara de indignación y se fue de mi casa mascullando entre dientes que todos en mi familia éramos unos malditos mal educados. Me giré para mirar a Shawn quien estaba sonriéndome de oreja a oreja y le dije acusadora:

-Oh no enano, porque haya sido gracioso no te libras de que papá se vaya a enterar.

-¡Tienes que estar de broma Hailey!

-Nunca hablo de broma.-dije entrando en casa y soltando mi mochila en el recibidor.

-¿No puedo comprar tu silencio?

-Dudo que tengas 50 dólares para que pueda ir de compras a por unos buenos zapatos.

-Veré que tengo en la cartera.-contestó decidido y subió las escaleras hacia su cuarto.

Solté una risa, me hacía falta el dinero pero tampoco aceptaría el dinero de mi hermano pequeño, es ridículo. Me di cuenta de que estaba parada en medio del recibidor y me fui hacia el salón, me tumbé en el sofá mientras observaba en mi móvil como Peter me insultaba por mensajes por haberle dejado tirado y haberle tocado irse a casa con la loca de Alysson. Solté una risa y dejé de mirar los mensajes de Peter para concentrarme en uno de una chica de mi clase creo que se llamaba Ella, diciendo que en el club hoy había noche de actuaciones y que era muy probable que Hood y sus amigotes salieran a actuar porque viven en un maldito cliché, populares, con tías detrás todos los días, deportistas reputados y con una banda. Son tan típicos y yo tan atípica que me dan ganas de vomitar. Al cabo de los minutos la puerta principal se abrió dejando paso a mi padre hablando por teléfono con el director, parecían estar discutiendo pero nada más llegar al salón cortó la llamada y se sentó a mi lado y me dijo:

-Recuérdame porque no me he retirado aún.

-Porque hay que ahorrar dinero para universidad de Shawn.

-Cierto.-asintió cansado.- ¿Ese pequeño diablo la ha vuelto a liar verdad?

-La señora Wall le ha pillado intentando hacer sus necesidades en su fuente para pájaros.

-Este niño no va a cambiar.

-Tú tampoco lo hiciste a tu edad.-dije mirándole mal.

-Sin pasarse jovencita, yo a su edad solo jugaba a las canicas y ayudaba a tu abuela en casa.

Le miré escéptica y él soltó una risa para después levantarse y darme un poco de dinero, mi padre sólo sonrío:

-No te sorprendas Taylor, gracias a Irwin me he enterado de que hay actuaciones esta noche en el club y me gustaría que salieras allí y lo dieras todo, sé que no lo harás porque eres demasiado cabezona y testaruda que es imposible hacerte razonar pero me gustaría mucho que lo hicieras señorita.

No era ninguna sorpresa para mí que mi padre me dijera eso. Cantaba a todas horas, componía a todas horas (aún lo hago pero menos), llevo participando en musicales y en bolos desde los ochos años pero después de ciertos asuntos que pasaron en el pasado cogí miedo al escenario, a saber que pensaba la gente de mi música y desde entonces solo cantaba escondida en la soledad de mi habitación y componía muy poco, miré al suelo intentando no encararme a mi padre. No quería pelearme con él pero era obvio que él extrañaba que yo cantará, extrañaba a mi antigua yo, pero cantar estaba relacionado con etapas que eran duras y quería olvidar. Me levanté sin decir una palabra y me encaminé hacia mi habitación para coger mi bolso y un paquete de tabaco nuevo ya que se me estaba gastando el otro. Cojo todo en un segundo y salgo de mi habitación en completo silencio mientras oigo a Shawn quejarse mientras mi padre lo regaña. Mi vida es un completo aburrimiento, vivo agotada de ella, no me gusta pensar en que esto podría ser diferente si las cosas no hubieran pasado como pasaron, me voy de mi casa con Wings de Birdy sonando por mis auriculares, como si su voz intentará calmarme de todo lo malo que ocurre a mi alrededor. Decido encender un cigarrillo mientras camino hacia el centro comercial, ya que está un poco lejos y no me viene mal andar y despejarme. Camino un trayecto largo hasta que me paro en una parada de Bus y me subo, leí en un libro el cual no recuerdo su título, que el amigo del protagonista solía tomar una ruta diaria, se subía al autobús y veía a las personas pasar, ir de un lado a otro, intentando ordenar sus pensamientos, a veces lo suelo hacer y lo único que encuentro es la misma respuesta y es que soy un monstruo. Siempre decían que los monstruos solían estar debajo de la cama pero nunca se dieron cuenta que los peores monstruos eran los que estaban debajo de nuestra piel y son aquellos que no se pueden controlar, son aquellos que te hacen ser lo peor. Algo me sorprendió notablemente, era Calum Hood, el portador de toda clase de sidas y virus se estaba subiendo a este autobús con la mirada perdida, muchas veces le había mirado a los ojos mientras discutíamos y creedme era muy a menudo, le solía mirar a los ojos, son marrones oscuros, del color del café recién hecho, siempre suelen brillar de alguna forma, siempre lo hacen, pero en ese momento estaban apagados, sin vida, como si les hubieran chupado ese brillo tan especial que suele tener. Parecía confuso y perdido, y no estaba prestando atención a nada, reconocía esa forma de estar, yo vivía así, constantemente, perdida en mis propios pensamientos y mis propias heridas sin sanar, sabía reconocer a una persona actuando de esa forma con solo mirarle a los ojos. Así que se sentó a mi lado. No me lo creía, ¿tan confundido estaba para sentarse a mi lado? Decidí ignorarle era lo mejor para ambos, no quería empezar a discutir y menos en este estado, aunque él tampoco aparentaba unas tremendas ganas de empezar a pelear hasta que de repente me habló:

Hurricane. | c.t.hWhere stories live. Discover now