03. La noche que nos conocimos

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La noche que nos conocimos

Ese día era sábado y, debido a que eran las cinco de la tarde, el sol alumbraba en el cielo a pesar de no hacerlo en su punto más alto, ya perdiendo fuerzas. Harry, luego de terminar sus deberes de la universidad, se había sentido demasiado energizado, tanto así que había avisado que sacaría a pasear a Byron, para luego entrar al baño y tomar una ducha.

Byron era un boyero de Berna de seis años de edad que les habían regalado a él y a Sasha para una navidad. El perro se llamaba así porque mi amigo había insistido en nombrarlo en honor de uno de sus poetas favoritos, Lord Byron. Por mi parte, había sugerido que lo nombrasen Brian como el guitarrista de Queen, pero la madre de los chicos se había quejado porque dijo que quería ser la única May de la familia. Admito que su chiste improvisado logró hacerme reír en el momento.

Suspiré, mirando por la ventana y deseando que Harry se tardase con aquella ducha. Podía ver que Mary se encontraba regando las flores que había plantado su padre en su jardín delantero y, si tenía suerte, cuando Harry estuviese listo ella ya habría acabado con su tarea, volviendo al interior de la casa.

Hacía ya tres meses que la familia de Mary se había mudado al vecindario, y parecía ser que desde entonces mi existencia se había complicado significativamente, porque la relación entre Harry y Mary se había vuelto bastante más cercana, logrando un nivel de confianza más alto, aunque el ojiverde seguía notándose un poco incómodo ante el aparente interés de la pelirroja.

Decidí acabar con la manera en la que mi cabeza se estaba consumiendo por los posibles escenarios y salí de la habitación, quedando de esa manera en el pasillo del primer piso. Desde ese lugar podía oír a Sasha cantando una canción de Liam Payne desde su habitación. Sonreí porque probablemente se encontraba bailando la coreografía como siempre hacía. La castaña tenía un gran fanatismo por el cantante, una vez la llevamos a verlo en vivo y conseguimos pases vip para que se tomase una foto con él. El chico se comportó muy bien con ella y estaba segura de que había sido el mejor día de su vida.

Aparentemente me perdí demasiado en mis pensamientos porque, cuando quise acordar, Harry se encontraba saliendo de su habitación con el cabello mojado y con el collar de Byron entre manos. Sólo bastó con que silbase una vez para que el boyero se encontrase coleando frente a él. El ojiverde acarició detrás de sus orejas para luego pasar el collar por su cabeza, atando la cadena en él.

—Vamos a pasear, By —lo entusiasmó, comenzando a guiarlo para bajar las escaleras. 

Pasó por la cocina, tomando una manzana, y finalmente salió de la casa. Quise tirarme por la ventana por la que había estado mirando antes al ver que la chica no sólo no había terminado con su tarea, sino también que se giró a ver a Harry cuando éste salió por la puerta, como si contase con alguna clase de alarma en su cerebro la cual le avisaba que él había entrado en un radio de distancia.

—¡Hola, Harry! —lo saludó, apagando la manguera.

Él le sonrió, cruzando la calle junto a su perro para poder acercarse a ella.

—Hola, Mary —le devolvió el saludo.

—¿Estabas por salir a pasear? —cuestionó, levantando ligeramente su respingada nariz a pesar de que la respuesta fuera evidente.

—Sí, hace un tiempo ya que no salgo con Byron, así que lo consideré apropiado —indicó.

—Claro —murmuró ella—. ¿Puedo unirme a ustedes?

la noche que nos conocimos // larryWhere stories live. Discover now