| 𝑞𝑢𝑎𝑡𝑟𝑒 |

3 1 1
                                    

CAPÍTULO CUATRO
La misión

CAPÍTULO CUATROLa misión

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Perspectiva de Iván:

Ya eran casi la una y media de la madrugada cuando menina rascaba la ventana en señal de que quería entrar, me levanté de la cama con todos mis huesos crujiendo y le abrí. El aire ya no era invernal, pero tenia ese dejo fresco y húmedo típico en Paris, también podías sentir el aroma primaveral de las flores de la vecina e inundaba la habitación el fuerte olor de las flores del jacaranda, el árbol del patio trasero. Era un árbol viejo, el cual mi madre había plantado mientras estaba embarazada de mi. Amaba pasar horas apreciándolo, en cierta forma, cuando todo me abrumaba y necesitaba aislarme del mundo, subía a la rama más alta y pintaba, o bueno, aún me suelo quedar dormido intentando contar la cantidad de estrellas que podemos encontrar en la galaxia.

Mi madre era una mujer sumamente agradable, nada comparado con mi padre, un hombre reacio con el corazón de hielo. Recuerdo que ella se enfermó cuando tenía cuatro años y murió poco después de que cumplí los cinco. Ella era baja y delgada, con una contextura física muy similar a la mía, tenía ojos azules que me hacían sentir como que estaba viendo el océano, tenía el cabello rubio platinado, largo hasta cintura y lacio y una sonrisa que podía alegrar hasta el día mas penumbroso. Alrededor suyo siempre parecía haber un aura amarilla y natural, derrochaba optimismo y desbordaba bondad, un ser sensible al odio y la injusticia. A veces solo me pregunto porqué no puedo ser mas como ella, pero creo que a estas alturas el rencor y el miedo me terminaran convirtiendo en alguien como mi padre.

fue cuando pensé en la pequeña discusión con Lea en la tarde, realmente no quería ir allí de nuevo, no quería más problemas de los que ya tenía y si bien ella me decía que si yo no la acompañaba ella igual iría, en el fondo ella también sabía que yo no era capaz de dejarla sola y menos en un lugar así. Así que por más que vaya en contra de mi voluntad, iba a ir porque no pensaba abandonarla por miedo, porque de esa forma, solo estaría un paso mas cerca de convertirme en mi padre, y abandonar a quienes amo, no es algo que yo hago. No lo dude, abrí nuestro chat y le escribí:

________________________________________________________________

yo: Mañana a las 10 am es la primera exposición, paso a las 9:30 por vos.
yo: Se puntual
yo: Me caes mal 🖤

________________________________________________________________

Luego de nuestra pequeña conversación, apagué el celular, agarre a mi osito, Peach, y me dormí.

La alarma sonó a las ocho y media, la apagué y como es de costumbre en mi rutina; me mentalice y traté de encontrar algo positivo. Luego de estar diez minutos procrastinando, decidí levantarme e ir al baño para cepillarme los dientes y enjuagarme la cara, y si bien no suelo peinarme, esta era una ocasión especial por lo que aplaste un poco mi cabello alborotado y lo peine como pude. Me vestí lo más formal que podía, habíamos pactado con anticipación que iríamos dispuestos a camuflarnos con la alta sociedad de Francia, por lo que agarre una camisa negra, un pantalón de igual tono y una de las corbatas de mi padre (porque la única corbata que yo tengo es la de Ravenclaw, y si bien por orgullo desearía llevarla, si quiero disimular, con esa corbata no lo estaría haciendo), baje las escaleras corriendo, me dirigí al patio, tomé mi bicicleta y partí rumbo a la casa de Lea. Nueve y media clavada estaba en la puerta de su casa, como es habitual, tirándole ramas y piedras pequeñas en su ventana para que baje; y como también es habitual, se asomó por la ventana para decirme que "ya casi estaba".

Cuando Lea bajó estaba usando un traje negro con una camisa blanca la cual le quedaba perfecta, también llevaba unos altos tacones los cual parecía que le pertenecían a su madre, ya que de por sí no tiene equilibrio para caminar sin tacos, mucho menos para hacerlo con unos muy altos.

Eran menos veinte, lo que significaba que teníamos veinte minutos para llegar a la exposición y por ende infiltrarnos en ella. Una vez allí, repetimos el anterior plan, solo que esta vez no abrimos la puerta a la fuerza; nos escabullimos por la de emergencias luego de que un guardia, el cual parecía bastante novato en el asunto, la dejo apoyada.

Una vez dentro nos dirigimos directo al pie del escenario, en el cual nos camuflamos con el elegante público Francés, ¿Qué hacíamos ahí si se suponía que íbamos a ver la máquina?
Pues queríamos comprobar que no la expondrían y una vez que comience el evento, podríamos escabullirnos a la habitación blanca.

- Damas y caballeros, permítanme darles la bienvenida a nuestro tercer y último día de la
'Convención de Tecnologías Avanzadas de Francia'- Advirtió el presentador - Es un honor para nosotros poder enseñarles todos nuestros avances tecnológicos, sin duda son un gran paso para cambiar nuestra realidad- Exclamó haciendo una extraña énfasis en realidad.

Me giré mirando a Lea, estaba mirando con total entusiasmo el escenario, como si fuese una niña que mira su programa favorito; sus ojos reflejaban ese mismo sentimiento de emoción y un brillo intrigante. Salí de mi pensamiento cuando el presentador expresó:

-Hablando de otras realidades, permítanme presentarles la última tecnología mundial- Presentó señalando aquella máquina que habían visto con anterioridad, solo que ahora, en el escenario, con cientos de reflectores apuntándola, se veía inmensa e intimidante. Al voltearse, comprobó que Lea se encontraba con la boca abierta, tratando de tomar fotos y capturar todos los detalles de la misma.

Algo en Ivan le decía que no debía acercarse, algo en él no quería hacerlo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 11 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

| ℐ𝓃𝒻𝒾𝓃𝒾𝓉𝒶𝓂ℯ𝓃𝓉ℯ  ℯ𝓈𝒸𝒶𝓈ℴ𝓈 |Where stories live. Discover now