Capítulo 1

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Un estruendo contra la ventana despertó a Enlai. Sobresaltado levantó la cabeza de la cama del hospital donde Brielle se recuperaba y desorientado intentó ubicar la fuente del golpe. Aturdido se levantó mientras se frotaba los ojos; en su mente aún estaba el reciente sueño: la noche de luna de sangre en el que su pueblo fue masacrado.

Otro golpe le hizo mirar a la ventana. Solo había sido una rama, contempló al acercarse. Hacía dos días que vivían bajo los azotes de un fuerte temporal de viento que había traído más nieve. Tras localizar la fuente de los golpes, volvió junto a Brielle. No estaba solo; Shun y Erin dormían en el sofá, cubiertos con una manta, mientras él reposaba junto a la joven.

Habían pasado diez días desde que Bruce la hiciera saltar por los aires desde su motocicleta. Aún no había despertado, aunque los médicos le aseguraban que no corría peligro.

Angustiado tomó asiento junto a ella y entrelazó su mano izquierda con la de ella. El estado actual de la chica le había impedido enfrentarse a las consecuencias de sus acciones tras el encuentro con Bruce, donde le declaró la guerra. Desde ese momento el hechicero se había mantenido al margen; no había vuelto a visitar a Brielle, todo lo contrario a Londra. La cazadora seguía con su trabajo, centrándose en Erin y comprobar que no había recuperado su magia, hecho que llevó acabo al atarla al cilindro de metal. Tanto él como Shun estuvieron presentes mientras era envuelta por el fuego azul durante unos segundos, que a ambos, se les hicieron eternos. Era horrible ver a la chica en las llamas, aunque la bruja le aseguró que mientras no tuviera magia, el fuego no le haría daño.

Una vez la cazadora quedó complacida, se dirigió a él, asegurándole que coincidía con su prometido Bruce y sabía que Brielle había recuperado su magia. ¿Cómo lo había hecho y qué hacía para librarse de ella? Lo ignoraban, pero acabarían encontrando la respuesta y condenando a la bruja por el incumplimiento de las normas.

—Hmm...—susurró Brielle, llamando la atención de Enlai.

El joven fue a su cama y observó sus ojos parpadear. Angustiado tomó su mano.

—Brielle...Bri... —susurró con la voz rota y entonces abrió los ojos e intercambiaron miradas—. ¡Por fin despiertas! —confesó, apretando su mano y agachando la cabeza—. ¡Enfermera! —gritó para de inmediato pulsar continuamente el botón que avisaba al puesto de emergencias.

El chillo de Enlai despertó a Shun y Erin, que sorprendidos salieron del sofá y se dirigieron a la cama de la chica.

—Ah...—se quejó Brielle, llevando su mano izquierda a su cuello, donde un collarín le impedía moverse.

—Apartaos, tengo que examinarla —ordenó Vera, la doctora que se había encargado de ella durante su estancia. La mujer, como Brielle, era una bruja exiliada que abandonó el Reino de las Brujas veinte años atrás. Se instaló en Cethin y comenzó a estudiar medicina—. Brielle, mira la luz, intenta seguirla —le pidió, moviendo de izquierda a derecha una pequeña linterna—. Bien, lo has hecho bien. Ahora, dime, ¿cuántos dedos ves?

—Dos —respondió, obteniendo un asentimiento por parte de Vera que cambió el número de dedos levantados por su mano—. Cuatro. Yo... ¿qué ha pasado?

—Vamos poco a poco. Dime, ¿cómo te llamas?

—Brielle Johnson —respondió y lanzó una mirada a Enlai, de pie a su izquierda, nervioso y un torrente de pensamientos sacudió su cabeza. Sabía que era Rebecca Shipton y todo lo que vivió en el Reino de las Brujas. Tras suspirar y cerrar los ojos, siguió hablando—. Soy Rebecca Shipton, ex princesa del Reino de las Brujas, deshereda por el asesinato de los padres de mi ex prometido Bruce...creen que fui yo quien los mató.

Protectores 2. La rotura de los portalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora