El comienzo de todo

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Estaba en una gran ladera, verde y amplia, las flores eran muy numerosas y el aire soplaba con la fuerza exacta, todo era perfecto, simplemente era libre. Pero justo entonces suena el despertador, adiós a mi gran sueño,me devuelve a la vida real. Mi mirada seguía borrosa de haberme quedado tanto tiempo limpiando la chimenea de los señores. Ellos eran mis padres, pero no les gustaba  que los llamara papá y mamá. Eran las 6, la hora de levantarme y hacerles el desayuno.Me disponía a salir de mi pequeño cuarto intentando no hacer ni el más mínimo ruido. Mi hermana yacía dormida en su habitación, ayer no llego temprano por lo que supuse que hoy tendría que hacer un doble desayuno, uno ahora y otro casi a medio día para que Estela, mi hermana, no lo tomará demasiado frío. Me podrían castigar gravemente por ello. Llegue a La Cocina, todo estaba impecable justo como lo termine de dejar anoche, me daba hasta un poco de lastima volver a ensuciar aquellos brillantes platos. Hoy era lunes, por lo que yo debía empezar antes algunas tareas de la casa, porque ellos madrugarían para ir a trabajar y no debía de coincidir con los señores, les gustaba la intimidad, no les gustaba comer en presencia de nadie, bueno tal vez dejaran de vez en cuando a Estela desayunar con ellos, era algo así como su favorita, aunque nunca lo entendí, yo hacía todo lo que me pedían pero nunca resultaba ser suficiente.Hoy es uno de esos días que te levantas feliz, puede que sea gracias al maravilloso sueño que he tenido esta noche, bueno no importa por lo que sea. Me estoy esforzando más de lo normal en preparar bien los desayunos para que cuando llegaran se sorprendieran y aunque no me dieran un beso o no me dijeran gracias, aunque eso no lo fuera a escuchar y ver de ellos hacia Ami me gustaría que me dijeran al menos algo. Solo espero simplemente un algo.
-Buenos días señores, hoy os he preparado un desayuno fuera de lo común, no me he limitado a lo de siempre y he añadido tortitas, piezas de fruta y hasta huevos revueltos, como los ingleses.
Se estaban mirando y sin más ni menos empiezan a reírse, esa risa me está destrozando el corazón en dos pequeñitas mitades, se están riendo de lo que yo les había preparado, me siento muy mal. A veces me pregunto el solo hecho de si me querían o no, hoy estoy segura de que no, no me querían.
-Que pena que vayas a tener que tirar todo menos las tostadas de siempre.
-Y que pena que vayas a tener que trabajar hoy más para pagar el gasto de toda esta comida.

De repente mi autoestima comenzó a bajar, aquella que estaba empezando tan bien ese día, en cierto modo estaba sorprendida por lo que me acababan de decir pero de todas formas no es la primera vez, y seguro que no sería la ultima. Bueno tengo 17 años y aunque ellos no lo supieran, pienso "escaparme"en cuanto cumpla los 18, aunque no tenga donde vivir. Estoy harta de sus órdenes, de sus malas contestaciones hacia mi, su propia hija. Actuaban de tal forma que parecía que no me tenían ni un mínimo cariño, es más me hicieron replantearme el hecho de si yo les quiero a ellos después de tanto.
A pesar de todas las veces que lo había hablado con mi mejor amiga, ella siempre buscaba el lado bueno de las cosas y estaba cien por cien Segura de que me querían puesto que era su hija mayor. Pero a estas alturas, yo no creo en nada.Se sentaron a la mesa, una vez ya me había marchado de allí, se pusieron a susurrar entre risas, aunque no era difícil saber sobre que hablaban o porqué se reían, ya lo habían dejado muy claro.
-Claudia, recoge esto.-me gritaron desde la cocina cuando ya habían terminado con el desayuno.
Llegué allí, asustada, asustada por lo que me iban a mandar, asustada por ver sus caras de nuevo después de mofarse de todo mi esfuerzo.
-¿Si?
-Tengo una gran lista de tareas que tienes que completar- me dijo la señora extendiéndome un gran folio escrito por ambas caras.
-Vale...
Aquello eran tareas absurdas era solamente para tenerme ocupada, para fastidiarme.Algún día tendría que aprender a decirles que no, confié en que ese día llegaría. Será el mismo en el que dejare esta casa para siempre e iré en busca de descubrir todas las maravillas del mundo. No es que tenga mucho ahorrado ya que el estado solo me permitía trabajar a partir de los 16 pero es un trabajo honrado en una pequeña cafetería de Madrid y siempre que salgo del instituto voy y echo tres o cuatro horas las suficientes como para que después me de tiempo a seguir estudiando y a preparar la cena. Mi vida era la misma rutina día tras día. Mi mundo se me quedaba pequeño, contaba los días que faltaban para irme y alejarme de todo esto. Había algo en mi interior que quería salir, lo notaba. Puede que fuera una nueva yo o simplemente la mismísima libertad que me pedía a gritos que la dejara salir. Solo quedaban dos semanas, es el último sprint antes de llegar a mi meta soñada.
Enseguida me puse a hacer las tareas que los señores me habían encomendado, que por el tamaño de la letra y viendo que ocupan las dos caras del folio, supe que me iba llevar toda la tarde hacerlas. Tarde cuatro horas aproximadamente en terminar todo, la verdad es que estaba contenta, un nuevo récord personal del que estaba orgullosa, cada vez tardaba menos y menos en terminarlas. La señora, después de haber dado el visto bueno se dispone a salir a hacer sus compras diarias, mi hermana necesitaba aún más ropa así que se la comprara también. Tampoco he mencionado, se que a lo mejor no importa, pero aún no entiendo por qué mis padres se empeñan en ponerme estas molestas lentillas hasta dentro de la mansión. Se que el mundo es injusto, y que yo soy un bicho raro, se que tener los ojos azules teniendo el pelo marrón es grave, tan grave que si se enteraran los ussers miembros de la organización que persigue a todo aquello que no pertenece a las tres razas exclusivas podrían llegar a matarme. Todos pertenecen a la BGB, siglas de blue, green, brown, se escribe en inglés por eso de que es el idioma universal. La verdad es que creo que entiendo a mis padres, el odio que sienten hacia mi, aunque ni si quiera he tenido la oportunidad de probar mis poderes si es que tengo, mi hermana es normal, ella controla el agua, rubia de ojos azules, todos los blues lo hacen, todos tienen las mismas características, al igual que mis padres. Los Greens son morenos de ojos verdes, controlan la tierra, así como el aire además, son los más fuertes. Por últimos los browns que controlan el fuego, una clase social muy fácil de calentar también, son pelirrojos y de ojos marrones. Los que son como yo, suelen ser aniquilados antes de crecer, mis padres dicen que me hicieron el favor de permitirme vivir, pero que si además estorbo no saben por qué lo hicieron. Es muy triste ser marginada hasta el punto de serlo entre los tuyos también. Por eso llevo lentillas. Las semanas fueron transcurriendo, y luego pasaron los meses y por fin ocurrió, por fin llegó mi ansiado cumpleaños. Por fin me iría, aunque claro esto tendría que ser de la forma más silenciosa posible, porque aunque sea surrealista, mis padres me dejan trabajar, me dejan encargarme de todas las tareas domésticas e incluso dejan a mi cargo los deberes de mi hermana pequeña, pero según ellos soy incapaz de independizarme y me lo tienen totalmente prohibido. Pero no puedo más, de verdad llevo esperando esto desde que tengo uso de razón. He relacionado la mayoría de edad con la libertad durante toda mi vida, y en el fondo tengo el presentimiento de que será así.
Cuando llegan las dos de la mañana del día siguiente y espero que todos estén dormidos, y que todos se hubiesen olvidado de que ayer fue mi cumpleaños, al menos no me han felicitado, aunque eso no era muy distinto a otros años, me dispongo a llevar a cabo mi plan de huida. Normalmente tengo prohibido salir de mi habitación a partir de las once de la noche así que no sospecharán sobre esto. Y dado que se despiertan casi siempre sobre las 12 de la mañana los fines de semana, mañana tampoco notarán mi desaparición hasta estar muy lejos. Me gustaría decir que me siento mal por hacer esto, pero creo que es el momento más feliz y esperado que podido llegar a tener. Así que meto en una mochila mis tres camisetas y dos pantalones que me compraron hace tres años más las cosas de aseo y el dinero que tengo ahorrado, y salgo tan silenciosa como he practicado hoy. Pero justo antes de salir por la puerta, justo antes de llegar a mi meta, escucho un leve murmullo que me deja sin aliento y hace que se agudicen todos mis sentidos. Me percato de que no soy la única que está despierta y que hay una sala, concretamente la sala principal que hay al fondo del pasillo de la planta baja con la puerta entreabierta y se escuchan cuatro voces. De pronto distingo todas, todas excepto una.
- Ya es mayor de edad, ¿es necesario que sigamos teniéndola aquí? Su mera presencia me repugna.
- Mi hija tiene razón, no es plato de buen gusto, cuidar durante tantos años y hacerse cargo de esta abominación.- Tras esto no puedo creer lo que estoy escuchando y menos que sea de mi de quien se habla.
- Cariño deja que hable, recuerda que el solo es el mensajero y que el jefe quiere que sigamos como hasta ahora.
- Pero papá ¿y si nos hace daño en algún momento? Por mi subiría ahora mismo a su habitación y usaria su propia saliva que se ahogara con ella.
- He dicho que te calles, es lo que hay, tus poderes no merecen ser usados con ese monstruo.

Se que la conversación siguió pero sinceramente no se que más dijeron, hubo un momento que mis oídos dejaron de funcionar y que las lágrimas cubrieron mis ojos. Sentí miedo, rabia, tristeza y hasta asco. ¿Por qué hablaban así? ¿Qué era yo para ellos? Si no son mis padres, ¿quienes eran? No puedo decir que no supiera que no me querían, pero ¿hasta este punto? Necesitaba aire y salir de allí. No sé cómo pude ser tan tonta, era obvio que me odiaban. ¿Como pude creerme que me estaban protegiendo? ¿Como pude creerme que mi color de ojos resultó ser de una alteración genética? Yo era un experimento y ellos eran los users, su única intención era quitarme de en medio en cuanto supieran cómo funcionaba mi poder. Intentando no perder la compostura y armarme de valor para mantenerme de pie, conseguí llegar hasta la puerta y sin el más mínimo ruido, huir de allí, correr lejos. Y por fin llegué hasta la moto que conseguí comprar a escondidas hará como dos semanas y que llevaba aparcando a dos manzanas de allí durante entonces. Una vez montada arranqué y me fui tan lejos que cuando quise darme cuenta había amanecido y yo todavía, seguía llorando. Mis ojos ardían, pero en ese momento me prometí que no iba a llorar más, tenía que conseguir tiempo y sobrevivir, porque después de este día tenía algo claro, si después de esto me pillaban, no creo que pudiera seguir con vida. Como ellos habían dicho era un monstruo, una aberración, ahora me tocaba demostrar a mi lo equivocados que estaban.

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