¿QUIÉN?

34 2 0
                                    

Mattheo Riddle.

Me parecía fascinante la forma en que aquellas palabras salían de su boca tan retadoras e imprudentes, con ese tono de superioridad y egocentrismo. 

Mattheo... -Llamó. 

Aquella mirada bicolor empoderaba mi mente, la forma en que sus labios regordetes se abrían, como su pecho subía y bajaba mientras que ella solo trataba de controlarlo, su nariz respingada, y ese cabello negro que hacía lucir lo blanco de su piel. 

Mattheo para -La escuche suplicar -Me voy a venir. 

Entonces desperté de aquel transé. 

Tome su cabello con fuerza enrollandolo en mi mano y jale nuevamente de ella aumentado más la velocidad sin dejar de entrar con dureza, mi mano libre la azoto dejando una clara marca. Sentía el sudor recorrer mi frente, rodando por mis mejillas hasta que una que otra gota llegaba a mi torso desnudo. Sentí sus paredes contraerse, apretando asi mi miembro, el liquído corrió y no paré.

Cuando cerraba los ojos, solo podía imaginar su maldito rostro, oler únicamente su perfume y desear solamente que ella fuera quien estuviera en cuatro suplicandome porque parará. 

Mi cuerpo se tenso y supe que me vendría, di las últimas embestidas y por fin me liberé.

Creí que no usarías condón -La escuché decir mientras me veía retirando aquel globo de mi zona.

Amelia se encontraba tirada en su cama desnuda por completo, viendome fijo e inspeccionando mi cuerpo, sonreí ante su sinísmo y la mire alzando las cejas por la sorpresa ante su atrevimiento -¿Y por qué creíste eso? 

Amarre aquel desecho y lo puse en la basura -Bueno, yo... pensé que no te gustaba usar los artefactos muggles. 

Camine hacia ella quien retrocedía lentamente sobre su cama, me incline viendo como aquel momento y arranque de seducción y atrevimiento se esfumaba, siendo remplazado por algo que podía percibir a kilómetros. Miedo.

Levantaté -Ordene. 

La vi tragar saliva e intentar ponerse de inmediato de pie, sus piernas temblaban y su aspecto  lucía desastrozo. 

La detuve antes de que cayerá al suelo, tome su mentón y la mire.

No lo negaría, era linda, pero lamentablemente, no era ella. 

Deberías considerar arreglarte un poco -Sonreí -Y tomar una ducha. 

La senté y tome mis boxers que se encontraban tirados en la cama. 

¿No te quedarás? -Me miro con esperanza, lo odiaba. 

No -Dije colocando mis pantalones -Tengo cosas que hacer. 

Pero puedes quedarte un rato más ¿No? -Escuche decir detrás de mi -Hoy no hay clases, es la primera prueba. 

Acomode mi playera gris y la volteé a ver -No supliques, no me gusta. 

Lo lamento... yo -La interrumpí.

Y tampoco pidas disculpas, lo odio aún más -Me acerque a ella tomandola del mentón -Escucha Amelia, lo que tu y yo hacemos, no implica nada ¿De acuerdo? No habrá rosas, ni cenas, o slaidas de cita, tampoc yo durmiendo aquí o tu entrando a mi habitación, puedes salir con quien desees, realemente no me interesa, no me quedaré porque sinceramente tengo cosas más importantes en las que ocuparme que quedarme contigo -Me incliné -No quiero que te ofendas linda, pero... debo ser honesto, no habrá más que sexo y creó que fuí claro desde el principio. 

Pero pensé... llevamos este mes juntos -Vi sus ojos cristalizarse, no otra vez...

¿Haciendo qué? -La limité en seguir -¿Cogiendo? Vamos Amelia... lo hablamos, no te pertenezco ni tu a mi, somos ocasionales y bien lo sabes, no soy exclusivo con nadie, mucho menos contigo. 

GENESISWhere stories live. Discover now