Capítulo 4:Promesa de amor

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Todo el pueblo se había unido a los preparativos

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Todo el pueblo se había unido a los preparativos. 

Habría fiesta en el jardín de la mansión de su familia y la boda se celebraría en la pequeña capilla de la familia. Era la comidilla del pueblo, la gente nos paraba por la calle y nos preguntaba impaciente por los detalles y William salía al paso con ingenio y diversión. Era una persona popular y bastante querida en el pueblo.

—Los tienes hechizados, William...—Le dije riendo una vez.

"Me tienes cautivada...", pensé para mí conteniendo el aliento. Vestía impecablemente en aquella ocasión y me había invitado a cenar en un popular y elegante restaurante de la zona.

—Te va a gustar, ya lo verás.— Me dijo mientras me abría la puerta del  lujoso coche deportivo. Me habría conformado con algo más discreto, pero aquel Lamborghini Diablo VT, color verde esmeralda me volvía loca.

—¿ Queda muy lejos?— Habría preferido cenar en casa pero no quería quitarle la ilusión. El tiempo se nos echaba encima y la emoción, los nervios y los preparativos no me dejaban dormir.

—Quiero que te olvides de la boda y disfrutes conmigo de una cena sabrosa. El lugar estoy seguro que te encantará.

Estaba nerviosísima. 

Sonreí . Él conducía con habilidad, cantando una canción popular escocesa, mientras me miraba de reojo. De vez en cuando, me rozaba las piernas cuando cambiaba las marchas. Luego me miraba intensamente con la promesa escrita en sus azules ojos.

—Te deseo, creo que te he deseado desde nuestra convivencia juntos. Hace ya tantos años...—Dijo suspirando con nostalgia.

—¿Nuestra convivencia?

—Sí, aunque probablemente aún no lo recuerdes. Tú me ayudaste en un momento de mi vida especialmente vulnerable. Apareciste en el lugar preciso para rescatarme. — Dijo mientras volvía sus ojos hacia la carretera. —Pronto llegaremos. 

Mis amigos habían confirmado su asistencia y me moría de ganas de verlos también. La tía Elroy estaba más quisquillosa que de costumbre y me costaba trabajo lidiar con las emociones que fluctuaban desde el entusiasmo hasta el miedo más absoluto. Quería que todo saliera bien. Necesitaba que saliera bien. En teoría ese día tenía que ser el más feliz de mi vida.

El restaurante se llamaba" Ith nas fheàrr"  que en gaélico significaba "Comer mejor" y estaba situado en el paseo de la playa, cerca del puerto.

 Podía oír el rumor de las olas romperse contra el muelle. Había marea alta y la bruma del mar iba cubriendo el pueblo costero, abrazando las casas. Sentí un estremecimiento de frío y me arrimé más a él. El aire estaba cargado del olor a salitre, a yodo y a vida. Era vigorizante, pero a la vez me llenaba de una extraña melancolía pues me parecía escuchar entre las olas el lamento de los ahogados.

Con encanto [Parte II]Where stories live. Discover now