El monstruo

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Entonces le vio claramente.

Ese era el monstruo que lo había perseguido tantos años, aquel ser perturbador con el que a ciegas había luchado.

Y lo recordó.

Recordó el día en el que no sabía de su existencia, se acordó de aquellos días llenos de inocencia.

Y lo supo.

Supo que tenía que jugarse la vida, que ya no aguantaría la desesperación de todos los días.

Volvió a desenvainar la espada como lo había hecho tantas veces, pero esta vez, la empuñó más fuerte.
Y la colocó en dirección al sol, y vio esa luz que le enviaba su Dios.

Sin dudar se acercó al monstruo; batió, golpeó, hasta que finalmente el luchador derribó al dolor.

RelatosWhere stories live. Discover now