21. ¿Creíste que...?

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"Siempre serás mi estrella favorita aunque ilumines otros cielos"


Apenas sus labios se despegan de los míos, paso el antebrazo por mi boca, acabo de ser tocada por quien sabe qué demonios besaron esos labios.

—¡Cameron, que asco!—exclamo con una mueca de disgusto. Lo oigo reír—. ¿¡Por qué me besaste?!

El moreno se alza de hombros.— Me gusta dar besos —que motivo.

Cameron no está nada mal, pero ¿besarme? Eso es cruzar líneas. Incluso si fue algo tan fugaz como eso. A mí me gusta Travis. Y eso, créeme que eso no será fácil de cambiar.

Le doy una mirada a Kath. Se encuentra con la mirada perdida en la calle, justo pasamos por la playa. Luce algo decaída. Como si de repente todo el subidón que vivimos se haya esfumado en un chasquido de dedos.

—¿Kath?—pongo mi mano en su hombro con delicadeza—. ¿Estás bien?

La pelirroja se gira a verme y fuerza una sonrisa. Lo sé porque esa sonrisa no llega a sus ojos.

—Perfectamente —me responde. Miente.

Comienzo a unir los hilos. Llevo mi mirada Cameron, el cual se encuentra sumido a en su celular. Observo a Katherine y su repentino cambio de humor. Oh, no. Joder, no. No me digas que... ¡Este chico se toma todo en juego! Mi amiga es una chica... grandiosa, genial, alegre, hermosa... Cameron no se merece a alguien como Kath. Ella merece mucho más, sin demasiados ánimos de ofender a mi amigo, pero es la verdad.

—Kath... ¿Hablamos luego?

Asiente, entendiendo a que me refiero.

Después de un rato andando en silencio, Shane se digna a disminuir la velocidad a medida que nos acercamos a la casa.

Una vez en el interior de la casa, tiro del brazo a mi amiga escaleras arriba. No protesta.

—¿Me dejas darme una ducha primero?—me pregunta antes de que entremos a mi cuarto. Esto es urgente. Sin embargo, asiento ya que al igual que yo, esta bañada en aceite. Le indico que toallas usar y que me saque ropa para usar luego. Apenas se encierra en uno de los baños, giro sobre mis talones y voy directo a la habitación de Cameron. Tenemos que hablar. Y ya.

—Cameron —lo llamo, más que nada para avisar que estoy entrando.

Nunca estuve aquí antes. Su cama es grande con un lindo acolchado azul marino. Las paredes negras, dos mesitas de luz en cada lado color negro. Muy simple, un escritorio con libros de la escuela y su laptop, cosas que nunca debe tocar.

—Hey, Alex—saluda el moreno desde la cama. Esta acostado y hasta unos segundos, usando su celular. Palmea su lado vacío dos veces para indicar que me acerque. Eso hago, y me siento al borde de la cama.

—Necesito hablar contigo —aviso aunque ya es obvio.

—¿Qué? ¿Es sobre el beso?—frunce el ceño con diversión—. No fue nada.

—Ya lo sé. Solo... Nunca más lo vuelvas a repetir o nadie podrá encontrarte al día siguiente—advierto sin sonreír. Aclaro mi garganta—. Es sobre Kath.

—Así que... ¿Ya admitió que le gusto?—esboza una sonrisa arrogante. Tiene el ego del tamaño de Islandia.

—No idiota, no lo admitió pero creo que sí le gustas. Y necesito saber que quieres de ella. Kath... Katherine es como una princesa risueña que espera su príncipe azul. Si un idiota como tú se cruza en su camino... —ladeo mi cabeza con tan solo imaginarlo.

Una Casa 7 Problemas (COMPLETA)Where stories live. Discover now