Capítulo 1: Más Allá De Los Mandatos

282 17 26
                                    

Era una mañana templada en donde las temperaturas que marcaban en la pantalla del televisor en uno de los noticieros matutinos de aquella casa eran temperaturas de unos veinti y cinco grados.

¡¡¡¡¡Ay!!!!! ¡¡¡¡qué calor que hace!!!! ¿y dónde se habrá metido esta mucamita? ¡¡¡¡¡¡Amalia!!!! Amalia!!!! ¡¡¡¡¡¡Amalia!!!!!- Exclamó quejándose una de las reinas más malvadas y más estrictas que su país podría tener.

- Si señora ¿me llamó?- Cuestionó la mucama de la familia real llegando caminando rápidamene hacia la habitación de su jefa, quien la miraba a su jefa con un rostro aflígido y a su vez agobiado.

- ¡Si! Amalia, necesito que vos recojás todos los vestidos de mis hijas para una importante reunión que tengo esta misma noche, quiero que vos lo lavés muy bien, una vez que estén lavados y limpios quiero que vos te encargés de colgarlos en el jardín; y una vez que esas mismas prendas estén bien pero bien secas, se lo dejés a cada una de mis hijas en el probador de cada una ¿entendido?

¡Ah! por cierto me olvidaba y también quiero que vos nos preparés tanto a mi como a mis niñas una comida deliciosa pero que a su vez no sea demasiada tentadora y para los invitados préparales un pequeño bocadillo como plato principal y Luego veré como seguiremos con este tema de la gastronomía jajajajajaja. es todo por ahora de lo que te dije, Ahora ¡¡¡¡¡¡¡ándate!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡vamos!!!!!!! ¡¡¡¡vamos!!!! ¡¡¡¡¡vamos!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡vamos!!!! ¡¡¡¡¡¡¡vamos!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡corré!!!!!!!, ¡¡¡¡¡¡pónete a trabajar!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡vamos!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡vamos!!!!!! ¡¡¡¡¡¡vamos!!!!!!!!!

si yo pudiera tener el poder de hacerla mojerla a mi jefecita, lo juro por mi ex esposo de lo que haría sin dudarlo- Pensó en voz baja mientras se retiraba sosteiendo una falsa sonrisa que se podía notar detrás de su rostro lleno de refunfuños y de quejas.

¿A dónde se dirije Amalia?- Cuestionó mirándola de reojo hacia los ojos una de las hijas de la eina, vestida con un largo vestido rojizo lleno de lentejuelas que le llegaba hasta en los tobillos.

- Me iba al lavadero a llevar los vestidos que su madre me ha encargado llevar y para dejarlos bien lavados y bien secados. ¿por qué me lo pregunta Señorita Cecilia? ¿necesita algo?- Fisgoneó observándola a los ojos con una mirada muy severa.

- usted déme esos vestidos que yo se los llevaré por parte de usted al lavadero, Mientras tanto usted tómese una hora de descanso....

- No no no no, no señorita Cecilia, Discúlpeme pero no puedo dejar de que usted misma lleve las vestimentas qe su madre me obligó a llevar, le agradezco el gesto que usted tuvo conmigo pero.... no quiero y ni siquiera quiero tener problemas con su madre por favor, hágame caso señorita ¿sí? - Además.... a mí, no se me me va a caer ni una uña de mis manos por dejarla ayudarla y por dejarme llevar su trabajo ¿no?

En Esos Precisos Momentos, un silencio absoluto y incómo se produjo en los pasillos reales mientras que la dama mayor sentada sobre uno de los bancos petisos de roble no dejaba d emirarla a aquella señorita casi al punto de emocionarse.

¡Ah! me olvidaba de decirle una cosa más, si mi madre la observa a usted, sentada o sin hacer nada, dígale de por mi parte de que yo la autoricé a que usted pueda descansar por un rato, ya usted Señora Amalia ha trabajado mucho en estos últimos años y lo valoro mucho a su trabajo, a su esfuerzo que usted le pone cada día a su empleo-

¡¡Gracias!! ¡¡Gracias Querida!!! gracias corazón, ojalá que este acto de humildad o de solidaria se los enseñaras y se los mostraras a las distitnas princesas que viven con sus "grandes estilos de vida a lo de reina, a lo de diva". - Díos me la bendiga con muchas bendiciones y amor, usted es un ejemplo a seguir mi querida- 

- n..... n..... n..... no me lo agradezca Amalia, en serio, yo solamente la quiero ayudar a usted para que tenga menos trabajo y para que usted pueda descansar-

En Esos Precisos Minutos, cuando el silencio absoluto de aquella sala se desvanecía vertiginosamente como si algo más peor que estuviera por aproximarse, podría romper aquellla atmósfera tan cálida y tan cariñosa que había en los largos y extensos pasadizos.

¡¡¡¡¡Amalia!!!!!! ¡¡¡¡Amalia!!!!!! ¡¡¡¡Amalia!!!!!! ¡¡¡¡¡Amalia!!!  ¡¡¡¡¡¡venga De Inmediato ahora!!!!!!- Protestó casi a gritos una de las reinas más maleducadas y maléficas quien no dejaba de escandalizar sus intolerables e insufribles gritos.

¿Señorita? ¿Señorita Cecilia? ¿usted me dejaría ponerla en su lugar a su madre?..... Digo, a no usar ni la violencia física ni verbal para hacerla tranquilizar a su madre, Solamente a tener una charla de empleada a patrona- Manifestó la fámula con una cara de perrito mojado hacia una de las hijas mayores del reino.

No Hay Novias Sin CoronasWhere stories live. Discover now