Capítulo 4: Soledad

50 3 0
                                    

Lo único que me quedaba en aquel momento era conformarme con él, con mi futuro, e intentar dibujarlo de otro color, luchar para que lo que hiciera de ese momento en adelante me hiciera más fuerte. Decidí que se había acabado el llorar, se había acabado el ser débil, el dejar que todos se rieran de mí. Era mi momento, y tenía que aprender a salir sola de todos mis problemas. Mi madre ya no estaba para protegerme. Ahora me encontraba sola en aquel bosque desconocido, pero que tanta paz me transmitía. Había algo, algo oculto, algo escondido en algún rincón de allí que me llamaba, que quería que llegara a él, pero no sabía qué era, y no podía quedarme siempre allí tirada junto a aquel árbol al cual me había acercado hace rato para sentirlo. Tenía que levantarme, tenía que luchar, tenía que encontrar mi destino y salir adelante. Mis pensamientos ahora eran mi única compañía.

He sido una persona que siempre ha sufrido mucho por los demás. Desde que era pequeña siempre se han reído de mí, por el simple hecho de ser diferente al resto del mundo, por no tener sus mismos propósitos. He sido insultada, humillada, traicionada... Les he dado todo de mí y no he recibido ni la mitad. Siempre esperamos que los demás se comporten con nosotros de la misma forma que nosotros lo haríamos con ellos, pero ya es hora de aprender que eso nunca será así, no puedes confiar en nadie, no puedo confiar en nadie. Siempre que lo he hecho he salido perdiendo. En mi aldea, lo único que he conseguido aprender es que, ahora que no está mi madre, estoy sola. Pero ya está bien de penas. Ya está bien de auto compadecerme. Una sabe cuándo llegar a su límite, y el mío está aquí. No hago más que llorar y llorar, y eso no va a solucionar nada ni hacerme más fuerte, sólo voy a conseguir hundirme yo sola más y más... No puedo permitirlo. No puedo dejar que el mundo me gane. Tengo que levantarme de este suelo, secar estas lágrimas y mirar al cielo. Tengo que jurarme a mí misma que nunca más volveré a sufrir por quien no lo merecía, y tengo que jurarme que seré feliz, para que los que de verdad me aprecian sean felices, para que mi madre, desde donde esté, pueda estar orgullosa de mí.

Ahora sé que no puedo confiar en nadie, que tengo que seguir mi camino sola, sin ayuda, hasta llegar a donde mi destino quiera llevarme. En el camino tropezaré una y mil veces, pero siempre me levantaré, ya está bien de estar tumbada, ya he descansado bastante, ahora toca caminar, correr, saltar... Ahora toca volver a vivir. 

No sé con quién me encontraré en mi camino, no sé si llegaré a confiar en ellos, o si ellos confiarán en mí. No sé si encontraré amigos, si encontraré el amor, o tan sólo será una ilusión con la que todos vivimos. No sé si al fin encontraré aquello que tanto anhelaba de pequeña. No sé si mi vida irá a mejor, o a peor. No sé...

Lo único que tengo claro es que nada me derrotará, que siempre tendré una cuerda a la que sostenerme cuando el mundo tiemble bajo mis pies, que pase lo que pase no me detendré jamás.

Éste es mi camino, y pienso llegar hasta el final. 

Y así, con ese pensamiento, me levanté del suelo, y comencé a caminar por aquel bosque. Ahí empezaba mi aventura, y lo que no sabía, es que esa aventura cambiaría mi vida por completo.

El Bosque Ilusorioحيث تعيش القصص. اكتشف الآن