Capítulo 6: Aquellos ojos.

54 5 4
                                    

     Me fallaron las piernas y caí, caí y hundí las rodillas en el barro que había empezado a formarse. No sé qué me paso, pero al verlo, fue como una fuerza extraña. Él… ¿quién era? Desprendía algo, un poder sobrehumano. Quizás no lo fuera. Sí en apariencia, pero su aura, la energía que desprendía… no, no podía ser humano.

- ¿Quién eres? - grité con el aliento que me quedaba.

- Yo podría hacerte la misma pregunta… - respondió aquel hombre, con una voz más profunda de lo que nadie podría imaginar. Su voz me penetró tan hondo que me estremecí por completo.

     Su voz me daba miedo, no porque pareciera peligroso, sino porque sentía que podría hacer conmigo lo que quisiera, y eso no me gustaba, no quería pasar por todo lo que ya había vivido otra vez. No sabía quién era, y mi mente no dejaba de hacerse preguntas: ¿Quién es? ¿Qué es? No entendía nada, sólo sabía que era incapaz de ponerme en pie, que mi cuerpo no dejaba de temblar, que la voz se había ahogado dentro de mí, y que aquel hombre se estaba acercando poco a poco.

- Lo cierto es que yo sí sé quién eres. Es más, podría decir que te estaba esperando desde hace tiempo - ¿Esperándome? ¿A mí? ¿Quién demonios es? -. Llevaba tiempo esperando a que volvieras a aparecer por aquí, desde aquella noche…

     Mi corazón dio un vuelco cuando escuchó aquellas palabras. Aquella noche… ¿Es posible que fuera él quien me salvó en aquella ocasión? Quizás no fue un sueño como pensaba…

- ¿Qu… quién eres? - Pregunté vacilante, temía oír la respuesta.

- Alguien que hará que no vuelvas a tener miedo. Alguien que te llevará tan lejos del mundo real, que llegarás a dudar de lo irreal. Alguien, que te convertirá en lo que realmente eres - Lo que realmente soy… ¿Qué sabía aquel hombre de mí? -. Quizás no lo sepas, y es posible que no recuerdes nada, pero no eres tan simple como pareces, no eres… tan humana. Escondes más de lo que cualquier ser humano pueda llegar a ver jamás. Yo te enseñaré el camino para conocer la verdad. Tu verdad.

     Mi verdad… En aquel momento no sabía de lo que hablaba. Durante todo ese tiempo, fue acercándose a mí lentamente. Era difícil de describir, pero conforme más cerca lo sentía de mí, más grande era la sensación que tenía de conocerlo. Me transmitía paz… la misma paz que sentía desde que entré en el bosque. La misma que sentí aquella noche, o al menos, la que creía recordar…

     Desde aquella noche no había soñado con otra cosa. Una figura alta, esbelta, con melena morena y unos ojos claros, tan claros, que podías adentrarte en ellos y ver más allá. Esos ojos… eran los que me transmitían esa enorme paz.

     Sin embargo, en aquel momento no me atrevía a mirarlos. Tenía miedo de ver más de lo que fuera capaz de soportar.

- Mírame. No tengas miedo, sólo quiero protegerte - vacilé por un momento, pero seguía siendo incapaz de mirarle a los ojos -. Tienes que ser valiente. Olvida el miedo. Aquí dentro, en este bosque, no  corres peligro. Él te protegerá ante todo, incluso de mí si es necesario. Este bosque te necesita… - ¿El bosque me necesita? No entendía nada, eran tantas preguntas sin respuesta…

     Una descarga, una enorme descarga eléctrica recorrió mi cuerpo cuando me tocó. Me sujetó por la barbilla, obligándome a mirarlo suavemente.

- Nunca agaches la mirada ante nadie.

     Y comprendí que tenía razón. No debía agachar la mirada, tenía que aprender a caminar con la vista al frente. Nadie más me haría daño. No sé qué es o qué tiene este bosque, pero la protección que siento aquí es real. No sé cómo ni por qué, pero este bosque tiene algo mío, formo parte de él igual que él de mí, y debo quedarme para comprender la conexión entre ambos.

     Levanté la mirada, firme, y me vi absorbida por la suya. Aquellos ojos, aquellos ojos verdes, hechizantes, me transmitían la misma tranquilidad que el bosque. Y lo sabía, sabía que aquel hombre que acababa de conocer, aquel hombre del cual aún lo desconocía todo, me protegería, me guiaría por mi camino y me contaría toda la verdad. Algún día

     Porque mirar aquellos ojos, era como mirar dentro del propio bosque, y eso jamás lo olvidaría.

El Bosque IlusorioWhere stories live. Discover now