Capítulo 3

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Capitulo 3

Pagan

El día se encontraba nublado; dos nubes grises y espesas opacaban los rayos solares. Una fría brisa acariciaba mi cabello ligeramente. Devolví la cortina de la ventana a su lugar y me volteé dispuesta a darme una ducha. Habían pasado casi dos semanas desde la fiesta y Dank había discutido tanto con Gee que al final tuve que intervenir y él accedió a darle dos semanas para que deliberara sobre su situación con Loose.

Era viernes y Dank estaba haciendo su trabajo. Yo tenía varios días que no hablaba con Gee, quería verla y preguntarle cómo se encontraba. Pero era imposible, cuando la veía siempre me evadía, muchas veces  ni quiera se pasaba en su cuarto y ya solo quedaban cinco días más para que terminara su semana reflexiva y tomara una decisión.

Me agaché para tomar una bola de papel arrugada y la tire a la basura, pero pensándolo mejor limpie un poco el desorden de Miranda; papeles de la Universidad tirados por doquier y algunas piezas de ropa desperdigadas por todo el dormitorio. Era norma que en cada salida con Nathan ella siempre hiciera  sus cambios de vestuarios y peinado dos horas antes de cada cita. No pensaba regresar esta noche, después de ver una película se quedaría con su novio el fin de semana. Cuando me pregunto si estaba bien, le conteste que sí, ya que Dank vendría hoy después de una gira –mentí- ella se fue más tranquila. Debido a la ausencia de Gee, no le gustaba dejarme sola. En definitiva Miranda es una gran amiga, continuamente preocupándose por mí.

Después de haber puesto en una funda todos los desperdicios y ordenado su ropa, el cuarto se notaba mucho más decente. En realidad también lo hice para entrar en calor y hacer tiempo para ver a mi chico favorito; mi hermoso novio. Con una sonrisa impregnada en mi cara cogí una toalla y me dirigí hacia el baño.

Luego de mi muy apreciada ducha, me puse un abrigo rosa y un par de jeans y me dispuse ver un poco de televisión. Eran apenas las siete de la noche y ya comenzaba a aburrirme. Pasé por algunos canales de chismes, de farándula y otros de realitys cuando un pequeño sonido chirriante me alertó. Apagué la tv para oír mejor, era en el cuarto de Gee, era el de una puerta cerrándose despacio, delatándola de inmediato. Esto solo me hizo pensar que Gee se encontraba ahí.

Mis pies tomaron vida propia y se encaminaron hacia el otro lado de su habitación. Quería hablar con ella. Sabía que podría sentirse mal. Aunque ella jamás lo reconocería, pero solo quería ayudar. La apreciaba, y mucho. Mi mano tomó el pomo de la puerta, girándola suavemente, esta cedió y mis ojos no creían lo que estaban viendo.

….

Envolturas plateadas, doradas adornaban el piso; habían cajas en formas triangulares, otras cuadradas,  redondas, pero ninguna de corazón, desparramadas por todo el dormitorio, vacías. Pude contar el menos cinco cajas de chocolate. Mi cerebro apenas podía procesar aquello, parpadee un par de veces, di otro paso alejándome  de la puerta cuando otra envoltura roja fue tirada y el sonido de un papel siendo desenvuelto una vez más resonó en todo el espacio.

-Me siento patética Peggy Ann – dijo Gee con una amargura en la voz

Ella estaba en la cama con el cuerpo ubicado de espalda a mí, su cabeza estaba en una almohada  que consistía en una funda de gomitas de osos, las piernas recogidas y en cabezal de la cama había barras de chicles, y un sin números de dulces que parecía que la nueva dulcería estaba siendo situada en este cuarto de Gee.

-Gee, yo… comencé hablar medio entrecortado

-Lo sé, quieres ayudarme, pero no necesito a nadie –murmuró con terquedad

-Lo que ven mis ojos dicen prácticamente lo contrario, Gee –dije suavemente

-Aunque quisiese entrar en un coma diabético, no puedo. Llevo comiendo dulces desde ayer ¿Y sabes qué es lo único que obtenido de todo esto?

Existence:La Historia de Gee y LooseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora