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Capítulo 9 |Parte 1|

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Esa noche trató de llamar cientos de veces al número desconocido que le escribió aquel texto. Envió incontables mensajes y al final el número demostraba estar fuera de línea. Todo era demasiado extraño así que optó por bloquearlo y tratar de olvidarlo, pero eso fue absurdo. No podía pasar por alto aquel suceso. No lo entendía, la confusión se había vuelto su mejor aliado. ¿Por qué Artie la estaría espiando? Se supone que no la recuerda... ¿Y qué tal si ha descubierto que es la chica del bosque? Puede que se haya enterado de que ha hablado con la policía. Por todos los cielos... esto se está volviendo peor de lo que esperaba y puede que se le esté saliendo de las manos. Intentó calmarse, después de todo eran solo hipótesis para nada comprobadas.

Mitad de semana. Miércoles. Cada vez su cita con Craig está más próxima. Por fin tendrá la oportunidad de pasar tiempo con el chico de sus sueños. Solo es cuestión de perseverancia y paciencia. Hoy después de clases, Flo ha decidido retomar sus sesiones fotográficas. Esta vez su objetivo será captar momentos aleatorios en la Plaza de St. Louis Park en un día de semana ajetreado cuando cientos de vidas transitan por esas calles. Aquella era una dinámica que se le había ocurrido hace unas semanas atrás y hoy la pondría en práctica. Tomar fotos de vidas y momentos desconocidos y tratar de darle alguna explicación con ayuda de su imaginación pues así podrá ejercitar su creatividad.

Ella llega a la Plaza y se ubica cerca de la fuente principal, el centro de todo ese parque. Se sienta en unas de las bancas que hay próximas a las cercas que rodean los árboles. Deja su mochila a un lado y saca su cámara. Empieza a enfocarla y a configurarla a manera de que las fotos salgan perfectas. Mira su reloj de mano, cinco y media. Hora pico y el sol está muy cerca de ocultarse. Las personas transitan por las calles, afanados. Flo se lleva el visor hasta el ojo y comienza a buscar momentos peculiares y curiosos.

Hay una anciana dormida del otro lado de la Plaza en una banca con un bastón entre las piernas. Presiona el disparador. Un hombre tropieza con una mujer y su maletín se cae provocando que varios documentos se dispersen por el suelo. Presiona el disparador. Hay un puesto de helados en una esquina y un niño de unos seis años se acerca con un dólar y una gran sonrisa en el rostro. Presiona el disparador. Los minutos se le escurren entre ese juego con el botón disparador y las vidas desconocidas. Antes de que se dé cuenta la punta de su dedo índice empieza a doler por lo que obliga a detenerse.

Se sienta en el borde de la fuente, apoya sus manos sobre el cemento y deja que el aparato cuelgue de su cuello. Ella observa sus jeans rasgados y sus zapatillas desgastadas mientras piensa en todas las escenas que ha capturado. Se lleva una mano al bolsillo trasero, saca un cigarro y un encendedor. Juega con ambos objetos durante unos minutos mientras los recuerdos cruzan por su cabeza en diapositivas. Es cierto que todos tenemos un pasado oscuro, y Flo no es la excepción.

A los catorce años Flo se encontraba en una crisis existencial, en dónde no sabía quién ser y estaba en una constante lucha consigo misma. Su autoestima era pésima y se dejaba influenciar mucho por los demás hasta tal punto que empezó a fumar por moda, pues había un grupo de críos que también lo hacían y se veían geniales. El cigarro empezó a gustarle y lo hizo durante casi un año hasta que su padre la descubrió. La hizo dejarlo y la llevo a grupos de ayuda y tales. Se dio cuenta de que estaba haciéndose daño y se propuso dejarlo por su bien. Hoy en la mañana encontró uno de sus viejos cigarros y un encendedor en un cajón de su mueble. Se los guardó en el bolsillo y ahora los tiene entre sus manos.

Ella escucha a lo lejos el sonido de un violín, es un eco que lleva el viento y a su mente solo puede llegar el recuerdo del chico rubio. La melodía se cuela entre las hojas de los árboles y se pasea entre los oídos de las personas. El ambiente se vuelve relajante, pero Flo solo puede pensar en los objetos que está sosteniendo. Después de tantos rodeos deja el cigarro entre sus labios y con su mano crea un escudo mientras que con la otra hace que el mechero encienda la punta del cilindro. La pequeña llama le da vida a su vieja adicción, puede sentir cómo el humo se cuela por su garganta y envenena sus pulmones... pero en alguna parte la nicotina empieza a masajear sus músculos provocando ligereza en su cuerpo. Flo expulsa el humo por su boca y continúa observando el paisaje, el sonido del violín se escucha cada vez más lejos, sin embargo, las notas son cómo gritos a sus oídos. El sol amenaza en esconderse, el azul del cielo empieza a tornarse anaranjado proclamando que muy pronto la oscuridad se hará dueña de las calles.

Los Planes De Flo.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora