»Epílogo«

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Como todo chico de su edad, las ansias del último día de clase habían estado presentes. Sin embargo, no se debían tan solo porque ya no tendría estudios pesados ni exámenes.
Más bien, era porque volvería a aquel lugar maravilloso.
Porque sí. Ya no era horrible. Ahora era maravilloso.
Y más si Akira estaba allí.
El fin de semana, se aseguró de contar con todo lo necesario para aquel viaje. Marcando una diferencia con la vez anterior, su manera de pensar y ver las cosas había cambiado.
Seguía siendo el mismo enano malhumorado que amaba arreglarse. Pero su estadía en la granja de sus abuelos le había ayudado a ver cosas que antes no.
Y al llegar, tras horas de un agotador viaje, su corazón latía con fuerza. Estaba listo para ver al chico que había sido dueño de sus sueños en incontables ocasiones.
No fue al primero que vio. Sus abuelos sí le recibieron.
Había preguntado, sin vacilar, por Akira.
Estaba trabajando en los establos con los caballos.
Intentando disimular su ansiedad se dirigió allí. Y al verlo exclamó su nombre con una sonrisa.
El rubio se sorprendió al verle, sonriendo, dejando de inmediato su labor al ver al pequeño pelinegro, de nuevo, correr hacia él.
Lo alzó, haciéndole girar en vilo, causando risas encantadoras por parte del menor.
—Me esperaste...
—Lo prometí, princesita.
Matsumoto le dio un pequeño golpe en la cabeza al rubio que le sostenía.
Y al notar que las manos de Akira estaban en su cintura, no pudo más que ruborizarse.
—Tonto...
—Me recibes a golpes, que cruel eres...
Takanori negó con la cabeza y cruzó sus brazos en el cuello del mayor, fundiéndose en un beso cargado de pasión, intentando transmitir la añoranza que ambos habían sentido a lo largo de esos infinitos meses...
La diferencia de ese año, fue que Takanori pudo visitar con regularidad a Akira.
Ya era mayor de edad, por lo que viajar sólo le resultó una ventaja.
No olvidaría lo paranoico que se ponía Akira por ello.
Pasaron los años, y por ende el contrato de trabajo de Suzuki con el abuelo de Takanori ya llegaba a su fin.
Lo que Matsumoto no esperaba es que su amado rubio le pidiera que viviviesen juntos.
Aceptó sin dudas. Sabiendo que amaría pasar los días con aquel chico.
Las preocupaciones económicas fueron zanjadas con facilidad.
Además, Matsumoto venía de una familia prominente.
Su destino fue la ciudad. Vivirían como compañeros de piso a la vista de sus padres.
Hasta que ambos tomaran el valor de hacerles saber de su relación.
Por el momento no estaban mal con ello. Ambos se amaban, y se lo demostraban mutuamente.
Dificultades probablemente habría. Pero en un voto silencioso se habían propuesto afrontarlas en equipo.
Tendrían  diferencias, pero eso era natural.
Y a sus veintitantos años, estaban plenamente dispuestos a formar su vida junto a la persona que amaban.
Con esos pensamientos en mente es que bajaban las cajas del camión de mudanza. Ya tan sólo un par.
Takanori iba de allá para acá, inspeccionando el lugar y viendo la mejor manera de acomodar todo.
Habían cosas que no cambiaban, pensaba Akira.
Se sentían un poco intimidados por aquel nuevo inicio, sobre todo el pequeño pelinegro.
Pero la seguridad que le brindaban los brazos de su amado... No había cosa que le transmitiera más paz...
Esa noche se entregaron mutuamente, con el mas sincero cariño.
Prometiéndose cosas desde lo mas profundo de sus corazones.
Porque ese era simplemente el inicio...
Inicio de una vida nueva junto a alguien, con quien aún quedaban Maravillas por descubrir...

Fin...

Me sentí Ruki con lo de fin (?)
Okno uwu
Ya :3 espero lo hayan disfrutado >w< y ese es el final definitivo owo)/
Sin más, adiós~

Maravilla [RxR]Where stories live. Discover now