Dos Adonis vivientes me persiguen

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  • Dedicated to La Parca que vive debajo de la cama de Ciel
                                    

El despertador suena, extiendo el brazo y empiezo a tirar manotazos hasta que doy con él y lo apago con un golpe. Su ruido es insufrible y pone de mal humor a mi gata, la cual ya está clavándome las uñas en las piernas, desde el otro lado del acolchado, por la que no las siento muy profundas.

– ¡Sólo cinco minutos más! –grito con la boca aplastada en la almohada esponjosa.

Maldita sea. No hay nadie que me diga que sí o que no, solo soy yo… y La Parca, que está debajo de mi cama, succionando el polvillo que hay allí.

Me arrastro por la cama y termino tirada en el suelo.

–Auch –gimo de dolor al sentir mis codos y mis rodillas golpear contra el suelo de madera.

Luce sale corriendo de la cama, que está hecha un bulto de frazadas y sabanas, y la pierdo de vista.  Me levanto y trato de no tropezarme con las sabanas que se encuentran tiradas por todo el suelo de mi habitación. Pero me engancho el pie derecho con una y caigo de cara hacia el suelo. Me siento en el suelo y me froto la frente.

– ¡Ciel! –grita una voz que viene desde mi ventana.

Me doy la vuelta, allí está mi súper vecino.

Análisis Mental:

Jason Gales. 32 años. Divorciado. Escritor de novelas de misterio de gran alcance nacional. Cabello oscuro, con algunas canas. Delgado, alto y lleva gafas pequeñas muy de vez en cuando. Su nariz es larga, pero es su marca personal.

Gustos: le gusta tocar el violín y ver documentales de arqueología.

–Jason –digo mientras me paro y tiro las sabanas a un lado.

Me acerco a la ventana del edificio, hay una brisa matutina que parece congelarme la piel, protegida por mi pijama de conejitos.

Él es mi vecino del edificio del edificio de junto, aunque estamos casi a dos metros y medio de distancia entre una ventana y otra, por lo que nos hablamos muy seguido. Ambas ventanas dan hacia la habitación del otro.

–Ciel… pensé que te habías golpeado –dice un poco más tranquilo.

–Oh no, siempre me pasa –contesto mirando el suelo.

– ¿Hoy viajas, cierto?

¿Eso que veo es un rayo de tristeza en su mirada? ¿Por qué me iba a extrañar?

– ¿Ciel?

– ¿Eh? –pregunto aturdida.

–Si viajas hoy –pregunta nuevamente, con una sonrisa en sus labios. Sus ojos son verdosos y me miran con gracia.

–Ah, sí. Mañana es el cumpleaños de mi tía abuela y en dos días es el casamiento de mi prima y tengo que estar desde hoy hasta la fecha en la mansión de tía ya que estará toda la familia en estos días.

–Mándale saludos de mi parte.

–Gracias –me despido, mientras lo saludo con mi mano y ambos entramos a nuestros respectivos departamentos.

Luce me mira desde abajo, moviendo su cola de un lado al otro, hipnóticamente.

– ¿Qué querías que le diga?

La gata sólo balancea el extremo de su cuerpo como si fuera un péndulo, mientras me mira con sus ojos penetrantes.

–Si vuelvo y me dice que me extrañó, prometo invitarlo a salir. Pero tienes que dejar de mirarme así.

La gata, como si hubiera entendido, se para y se aleja hacia lo que probablemente es la cocina. Me dirijo hacia la cama, me agacho y tomo el diario, que ya está cubierto por una lámina imperceptible de polvo. La soplo y tomo la lapicera con la que había escrito la noche anterior. Abro el diario, dejo unas cinco páginas para poder agrandar la lista a lo largo del año.

Zapatos & Sandías [Pausada hasta Diciembre] ©Where stories live. Discover now