xxvi.

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he caminado descalza 
en los prados de anémonas,
y rosas;

he nadado desnuda
entre estanques de lirios,
con ninfas de agua;

he sentido el amor
más lejano
y más delirante

sólo para percatarme,
todas esas veces,
de que mi alma
pertenece a las sombras.

Nadie más que el corazón solitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora