Capitulo 1- El robo Parte 1

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Por segunda vez consecutiva en esta noche Cecilia hizo sonar mi teléfono, a esta niña no se cansaba, y a mi se me agotaba la paciencia y la energía.

-Hola...?-Pregunté irónicamente sabiendo quien me contestaría del otro lado de la línea.

-Dal, ya no quiero hacerlo, no quiero, sé que lo necesito, pero no puedo hacerlo, es el más grande de Las Vegas, es mucho riesgo, además tengo un mal presentimiento de mañana.-

-Lo mismo dijiste en el robo anterior Ceci, no te preocupes, acuérdate de cuánto dinero está en ese maldito banco, y para qué lo vas a usar.-Puse mis ojos en blanco y pensé que hice para merecer una compañera tan pesada, e hincha pelotas.

 -Espero que mi abuela con eso se recupere, si no todo este efuerzo seria en vano.-Sonó realmente preocupada.

-Si Ceci, llevamos mas de 5 meses planeando este golpe; tengo que colgar es tarde y mañana tenemos que madrugar.-

-Gracias Dali, por contenerme de nuevo e intentar tranquilizarme, mañana nos vemos.-

-Chau.-Sonè dura pero si no la hacía corta esta llamada  se extendería hasta alta horas de la noche y necesitaba dormir.

Desde ya hacia un tiempo, la abuela de Ceci se sentía mal. Sus dientes habían comenzado a descalcificarse, su pelo a caerse y el peso de los años se hacía cada vez más notable. Suponían que se debía una rara enfermedad que había comenzado quien sabe dónde, pero que estaba afectando la mayor parte de la población africana, y un poco de la europea. Marie, se había tomado unas vacaciones para visitar unos parientes de España, donde pescó esta enfermedad. La mayor parte del botín seria para llevar a cabo su tratamiento en la sede de la O.M.S al sur de los Estados Unidos. El viaje era caro, y el "tratamiento", mucho más, pero esa señora era una de las más dulces que tuve el honor de conocer, claro, aparte de mi abuela.

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La alarma de mi celular sonó sin cesar ni un solo segundo, y un sonido rompe-tímpanos inundó mi pequeña morada; debía levantarme si o si, espero que valga la pena levantarse a las 6 am.

A regañadientes levante mi trasero de la cama y encendí la luz, que inmediatamente me cegó, caminé arrastrando mis pies al baño; luego de ducharme rápidamente y vestirme bajé hipnotizada por el dulce olor del desayuno que había preparado mi abuela.

-Hola Dalila querida, ¿Que tal amaneciste hoy?-Su sonrisa encantadora y su dulce voz apaciguaban mi horrible despertar.

-Hola nona, bien, como siempre, ¿Y vos?-

-Bien- Contestó sonriendo. -¿Irás a la universidad hoy?-Si, iba a la uni y robaba, podía hacer las dos cosas a la vez.

Me senté a comer mientras intentaba responder el cuestionario de mi nona sin atragantarme con estos panqueques.

-No puedo, tengo que ir a comprar el regalo de Leila por su cumpleaños, es mañana.-No estaba mintiendo era su cumpleaños, pero ocultaba gran parte de la verdad.

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