Adiós

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Era imposible que fuera gay ¿No? Se habría dado cuenta antes, aparte jamás sintió atracción por un chico ni por una chica. Quizás era asexual, ¡Claro! Eso puede explicar porque jamás se intereso en una chica ni en un chico. Problema resuelto.

—¿Hola? —Robert atendió la llamada de su celular.
—¿Juan Roberto Pablo?
—¿Pancho? ¿Cómo tiene mi número? ¿Qué quiere?
—Hey, calmantes montes, llamo en son de paz. —Menciono Pancho en la otra línea.
—¿Para qué me habla?
—Mi Temonchas, me dijo que no quería que nadie se enterará hasta que se fuera, pero creo que es importante que al menos el Aris lo sepa.
—¿De qué está hablando Pancho?
—Mi Cuauhtémoc se regresa a Toluca. —El tono de voz le había cambiado al pronunciar esas palabras.

—¡Amor! —Robert llegó corriendo a la habitación, donde se encontraba Julieta cambiando a Blanquita.
—¿Qué pasó oppa? —Dijo al terminar de acomodar el vestido de su pequeña hija.
—Por favor, lleva a Ari lo más rápido posible a la terminal de autobuses. Tengo una cirugía programada y no me da tiempo de ir yo.
—¿Paso algo? —Pudo notar algo de desesperación en la voz de su marido y eso la estaba preocupando.
—Temo se regresa a Toluca.


Pero ¿Por qué no podía contener los latidos de su corazon que aparecían cada que recordaba a Temo?

—Temo. —Soltó a manera de suspiro. Llevaba varios días sin verlo, pues no quería regresar a casa hasta que todo se calmara y en la escuela lo habían expulsado por dos semanas. Todo se estaba volviendo un poco difícil de llevar sin su amigo, lo extrañaba tanto.

—Ari, acompáñame por favor. —De la nada salió Julieta, con Blanquita en sus brazos, un tanto alterada.
—¿Qué? ¿A dónde?
—En el camino te explico.

Se subieron al auto con rumbo al departamento, para encargar a Blanquita con su abuela.
Julieta le contó a Ari el porque iban con tanta prisa hacia la terminal de autobuses. Todo el camino fue acompañado de un silencio realmente triste. Por un momento Ari quiso pensar que todo se trataba de una mala broma de Julieta, pero al juzgar por su cara se dió cuenta de que nada era una mentira. No podía permitir que Temo se fuera así porque si, ¿Qué pasaría con ellos? Había hecho tantas cosas por él y lo único que hace es irse.

En cuanto Julieta se estacionó, bajo corriendo hacia la terminal, no sabía exactamente hacia donde ir. Recorrió toda la sala de espero pero nada. Entonces volteó hacia los autobuses, viendo a Temo despedirse de su familia y sin pensarlo un solo segundo corrió hacia allá.
El guardia le pidió su boleto, pero Ari solo lo aventó y siguió. En ese momento solo podía pensar en Temo, en lo mucho que lo quería, en lo mucho que le hacía falta. Aún no sabía bien que pasaba con él, pero si de algo estaba seguro era que no quería perder a Cuauhtémoc.

—¡TEMO! —Gritó.

Temo volteó y al ver a Ari corriendo hacia él, hizo lo mismo, ambos se unieron en un abrazo y por un momento nada más existía a su alrededor.

—Temo, el autobús no va a dejar. —Fue la palabra, dicha por Diego, que los atrajo a la realidad.

Todo un revuelo habían armado, pues hasta que se separaron, se dieron cuenta que atraían todas las miradas de los presentes e incluso el policía, quien Ari había esquivado, se encontraba ahí a unos centímetros, pues iba dispuesto a sacar a Ari pero gracias a que Julieta habló con él, lo dejo.

—¿Por qué? —Ari pregunto con lágrimas en los ojos, no supo ni en qué momento empezó a llorar.
—Ari, yo...
—Temo, en serio nos deja el autobús. —Diego lo interrumpió.

¿Quién era él? ¿Por qué solo se la pasaba interrumpiendo? Ari, lo vio de arriba a abajo, pero al final su atención regreso a Temo cuando escucho hablarle.

—Ari, será una temporada. Sólo, necesito espacio. Necesito estar bien conmigo y aquí no podría conseguir la paz que necesito.
—Es mi familia ¿Verdad? —Aristóteles sollozaba.
—No Ari, no. Te he metido en tantos problemas con ellos, que lo mejor será que hables con la verdad. —Llevo su manos derecha a la mejilla de su amigo. —Ya no estoy dispuesto a que tengas que sufrir por defenderme. Por favor, arregla todo con tu papá, Aristóteles. —Dijo antes de depositar un suave y tierno beso en la mejilla donde antes había posado su mano.

Temo se dió la vuelta, y aún con lágrimas en los ojos, se dirigió al autobús que lo llevaría de regreso a Toluca.
Diego dió una última mirada a Aris. Trataba de adivinar lo que pensaba, lo que sentía. Entendía que Temo se había convertido en un gran amigo de él, pero lloraba como si hubiera perdido para siempre a un amigo de hace años, y ni un año llevaban de conocerse. Se fue junto con Temo, pasando un brazo sobre el hombro de su amigo quien lloraba igual que a quien habían dejado atrás, sólo que la diferencia era que Temo estaba enamorado de aquella persona.

Aristóteles acariciaba su mejilla y su pecho dolía. Vio el autobús partir y sintió como una parte importante de su vida se estaba perdiendo. ¿Qué estaba pasando?










Holaaa... Perdón por apenas actualizar, realmente la novela me ha traído de los nervios agsjahsja. Esta semana estuvo muy intensa y al parecer la que sigue igual. Disfruten del capítulo, actualizaré lo más pronto posible.

Twitter: @/aiharaYucha

ArisTemoWhere stories live. Discover now