Capítulo 1: En un mundo de Barbies

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8:25am

Día 1

-Mae, ¿estás lista cariño?- papá toca la puerta.

-¿Cómo no estarlo? Me levante a las 6:20am.- contesto guardando mi celular en mi bolsillo, colocándome el bolso y agarrando la maleta.

¿Les comente que ahí viviré?

Abro la puerta y veo a papá sostener una cajita de regalo. Alzo una ceja.

-¿Esto es...?

-Para ti, hija.

Ah, ahora soy su hija.

-Claro.- lo agarro sin emoción -¿Quieres que lo abra ahora o?

-Oh, no, no voy a apresurarte.

-Vaya, es la primera decisión que me dejan tomar.- digo antipáticamente.

-Mae...

-No, no te molestes.- lo interrumpo –Voy a guardarlo para más tarde, si no te importa.

-Para nada.- se hace a un lado y salgo en dirección a la sala.

Apenas me siento en el sofá mamá se asoma desde la cocina.

-¿Quieres llevar algo para el camino?- pregunta contenta.

Desde que está en sus planes enviarme al internado mamá no ha parado de sonreír, debe pensar que finalmente no los estorbare.

-No.- respondo cortante.

Aunque le dije que no quería nada me empaco a "escondidas" cuatros sándwiches de queso mientras estaba en el baño, la vi, pero no quería entrar en discusión con ella, al menos no tan temprano.

-Oye hija, creo que tu chofer está aquí.- avisa papá viendo por la ventana de la sala.

Perfecto, ya es mi momento.

-Tienes razón, Logan.- le sigue mi mamá asomándose por la ventana de la cocina.

-En ese caso, me voy, no me extrañen.- tomo mis cosas y las llevo afuera.

El conductor sale y me ayuda con mi equipaje, por desgracia mis padres se acercan para despedirme y ayudarlo con unas cuantas.

-Esta es la última ¿cierto?- pregunta mamá sacudiendo sus manos.

-Sí; no veo otra por aquí ¿o sí?- papá ríe a mi sarcasmo. Algo que no entiendo.

Digo adiós rápidamente, el chofer me abre la puerta y lo miro con una ceja alzada.

-No es necesario que haga eso.- entro y cierro la puerta levemente.

No mentiré, es lindo, aunque el uniforme hace que se vea mejor. Pero no quiere decir que me voy a desmayar por su caballerosidad. Es sólo un día normal para él seguramente.

Mis padres le dan las gracias, sube al auto y conduce, mientras nos alejamos veo por la ventana como ellos agitan sus manos despidiéndose con una sonrisa, cruzo los brazos y me dejo caer al asiento trasero.

Si me querían lejos me lo hubieran dicho.

-Hola, señorita...

-¿Señorita?- lo interrumpo viéndolo desde el retrovisor con el ceño levemente fruncido –Oye... no sé cuantas han subido a este auto, pero te diré que no soy como ellas, así que podemos ahorrarnos las palabras y continuar con nuestras vidas en silencio. Gracias.- hago una sonrisa falsa.

Lo Mala Que Puedo SerWhere stories live. Discover now