Capítulo 1

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Undía corriente en mi vida es igual que el de cualquier persona, soloque tal vez un poco más lujoso, digamos que se sale de la media. Larazón de ellos es que mi padre es un importante diseñador de moda ymi madre una reconocida decoradora de interiores en todo Londres,ellos se conocieron en su último año de universidad en elIstituto Marangoni London,por supuesto.

Por lo que tengo entendido, mamá volvió loco a papáen cuanto entró por la puerta con su media melena rubia y mamáquedó prendada de él en cuanto vio sus diseños detalladamente.Después de eso se casaron tras cuatro años de noviazgo y dos añosdespués apareció mi hermano mayor en sus vidas. A él lo llamaronThomas y a mi Gabriela, que vine al mundo aproximadamente cuatro añosdespués de que él hiciera su gran aparición y se llevará la granilusión de ser el primer hijo. Se suponía que mis padres no iban atener ningún otro bebé porque habían estado realmente ocupados conel primero y sentían que habían dejado sus trabajos un poco delado, el cambio de planes llegó cuando mi hermano descubrió que noen todas las familias solo hay un niño y se comprometió, a su cortaedad de cuatro años, a convencer a mamá y a papá de que debíantener una bebé para que él pudiera cuidarla.

Y ahí es cuando entro yo. Eva y David Anderson al finaldecidieron tener otro hijo, en parte por el bien de la soledad de suprimogénito y, por otra parte, porque deseaban con toda su almatener una pequeña a la que mimar y poder vestirla con la colecciónde recién nacidos de David.





—Buenos días,cielo.

El olor del café ylas diversas frutas tropicales que solemos desayunar mamá y yo mehacen quedar en evidencia desde bien temprano al provocar que miestómago ruja, ordenando ser alimentado. Lo obedezco, porque notengo ganas de lidiar con un desmayo o una bajada de azúcar dentrode un par de horas en el instituto.

Por fin es mi últimoaño y si, por supuesto que quiero llamar la atención lo máximoposible, pero no creo que la mejor forma sea haciendo que un rumorsobre alguna extraña enfermedad o sobre que sufro de anorexia sea lamejor forma, ya lo he vivido anteriormente y no es divertido. Lo derumores extraños, no lo de padecer algún tipo de desordenalimenticio.

—Que tengáis unbuen día familia, nos vemos esta noche. —se despide David Andersonen cuanto besa a su mujer brevemente en los labios, revuelve el pelode su hijo, el cual aún tiene los ojos completamente pegados, y meda un beso en la frente. Sale por la puerta principal comenzando unanueva conversación, esta vez por el teléfono.

—Tu primer día delo que será tu último curso en el instituto. Dime, ¿cómo sesiente ser por fin del último curso?

Tom me ofrece una desus sonrisas soñolientas mientras toma sus tortitas. Ah, por cierto,yo lo llamo Tom, haciendo una excepción en sus amigos más cercanosy novias, yo soy la única que le llama así, el resto del mundo lollama Thomas o Anderson; con la gente de nuestra clase socialllamarse por el apellido designa tu posición en la pirámide depopularidad, y eso que mi hermano ya no está en el instituto.

—Pues,¿siendo sincera? —le observo asentir y, mientras me meto un pedazode piña en la boca, le respondo— me siento bastante excitada porlo que pueda traer este año. Me tengo que lucir para lasuniversidades, pero también quiero ser reina del baile y disfrutar atope con mis amigas. Espero poder sobrellevarlo todo.

Hazlo por ti - GAPWhere stories live. Discover now